Lily

Lily


Capítulo 10

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Capítulo Diez

Lily cogió su morral, se echó la manta al brazo y salió por la puerta de la habitación, luego bajó las escaleras hasta el vestíbulo para tomar un desayuno antes de emprender el viaje. Al pie de la escalera inspiró profundamente y se dirigió a la mesa.

Escuchó unas cuantas exclamaciones y vio que dos personas se llevaban las manos a la boca, casi todos la miraban con los ojos muy abiertos.

—Buenos días, hija. —Quade entornó los ojos, pero no hizo ningún comentario sobre su cambio—. ¿Estás lista para comenzar tu viaje?

—Sí. Y gracias por enviarme, papá. Estoy segura de que será estupendo.

Se reprendió a sí misma de inmediato. Otra mentira. Al menos Tilly no estaba allí para presenciarlo.

—Te agradezco que seas tan complaciente. Esperaba que te presentaras en mi habitación anoche para insistir en quedarte en casa.

—No. Reconozco tu sabiduría, papá.

Hizo lo posible por no fruncir el ceño, pero sabía que tenía que mentir para no herir los sentimientos de su padre.

—Lily, ¿hay algo que quieras decirnos antes de irte? —preguntó su madre.

—No, todo está bien.

Mentira número tres.

—¡Estás estupenda! —comentó su tía Gwyneth.

—Gracias, tía. Es una mañana muy bonita para iniciar un viaje —dijo Lily mientras comía sus gachas.

—El cielo está gris, pero no llueve ni nieva, por lo que es un buen día para nosotros.

Logan se acercó a la puerta para asomarse al exterior.

—Lily, te veré en los establos en unos momentos. Molly, Sorcha, es hora de despedirse.

Lily esperó a que los demás se adelantaran antes de ir a despedir a sus padres. Su madre la besó y le susurró al oído:

—Sabes que siempre te querré y te apoyaré, muchacha. Echaremos de menos tu sonrisa, el clan estará hundido sin ti.

Su padre la tomó de las manos.

—Te quiero, Lily, pase lo que pase. Este será un viaje maravilloso para ti. Por favor, intenta disfrutarlo.

Ella le dedicó su mejor sonrisa haciendo lo posible por no llorar y respondió:

—Lo sé, papá. Ya debo irme.

Logan se había llevado su morral, con lo que se acomodó la manta dejando la capucha caída. Inspiró profundamente una vez más, abrió la puerta y salió.

Todo parecía diferente aquel día. Nadie le dirigió la palabra mientras avanzaba por el patio, pero todos salían a curiosear. Las miradas no se apartaban de ella mientras saludaba y sonreía a sus compañeros de clan.

Si alguien le habló, no se dio cuenta, estaba demasiado inmersa en sus propios pensamientos y en el temor a lo que se avecinaba. En cuanto llegó a los establos, entró por la puerta y echó a correr directamente hacia Tilly. Abrazó a su querida yegua y dejó que las lágrimas fluyeran.

—Tilly, lo siento mucho, pero no puedo llevarte conmigo. Papá ha decidido que el viaje sería demasiado duro para ti. —Tilly relinchó y dio patadas en el suelo—. Yo también te echaré de menos, pero no quiero hacer que te esfuerces más de la cuenta. Volveré pronto. Quizá, cuando estemos en Edimburgo, pueda conseguir algunas bonitas cintas para ti.

Tilly se le acercó para acariciarse en el cuello de Lily.

—Lo sé, Tilly. Me he cortado el pelo, pero no demasiado, casi me llega a los hombros. Ha tenido el efecto que esperaba, ningún muchacho me juró su amor de camino hacia aquí, y quería asegurarme de que ninguno en Edimburgo lo hiciera tampoco. Me preocupa que el objetivo de papá al enviarme lejos sea que encuentre a otro, y tú sabes que nunca amaré a nadie que no sea Kyle. ¡Oh, Tilly! ¡Estoy tan desgarrada! No sé qué hacer.

Una voz áspera la interrumpió desde atrás.

—Me gusta tu pelo, sobrina.

Lily se giró para encontrar a su tío apoyado en la jamba de la puerta con los brazos cruzados al frente.

—¡Vaya! Muchas gracias, tío Logan.

—Es tan distintivo y único como tú, pero no era necesario que lo hicieras.

—¿A qué te refieres?

—Escuché lo que dijiste hace un momento. Nadie conseguirá burlar a Kyle, matará a cualquiera que se atreva a mirarte mal. Ahora despídete de tu yegua y únete a nosotros. He escogido un buen caballo para ti. Rayo de... Tilly estará aquí cuando regreses.

Le dio un beso más a Tilly y la yegua dio tres golpes en el suelo. Apenada, Lilly resopló con indignación.

—Lo sé, Tilly. ¿Pero tú también tienes que llevar la cuenta? Y, además, ¿cómo puedes saber que he contado tres mentiras hoy? Ni siquiera estabas allí para oírlas.

Logan bufó mientras avanzaba por el pasillo.

—Una conjetura afortunada. Últimamente has estado contando unas cuantas.

Lily se apresuró para seguir a su tío, pero, en cuanto lo alcanzó, él se giró y la miró a los ojos.

—No esperes que Kyle diga nada sobre tu cabello, los muchachos no se fijan en esas cosas.

—Pero todos los muchachos me miraban de camino hacia aquí.

Logan le gritó por encima del hombro.

—¡Los muchachos enamorados no se fijan en esas cosas!

Lily se detuvo en seco. ¿Kyle la amaba? Ese pensamiento nubló tanto su mente que apenas prestó atención a lo que la rodeaba mientras saludaba al caballo que iba a montar en el viaje. Frotó el cuello de la hermosa bestia dándole la oportunidad de acostumbrarse a ella y le susurró palabras dulces antes de entregarle la manzana que había llevado consigo.

Kyle se acercó por detrás.

—Buenos días, Lily. ¿Estás lista? Si es así, te ayudaré a montar.

Lily lo miró fijamente intentando evaluar su reacción ante su nuevo peinado, pero él apenas la vio.

—Sí, estoy lista cuando tú lo estés.

La sujetó por la cintura y la subió a su caballo, sobre el que aterrizó con un ¡uf!

—¡Kyle! Podrías haberme puesto las manos para apoyar mi pie.

—No, así es más fácil. Recuerda que debes permanecer a mi lado en todo momento, ¿entendido?

Ni siquiera la miró una sola vez mientras le hablaba. Aquello le reveló todo lo que necesitaba saber sobre sus sentimientos hacia ella y hacia su cabello.

Estaba fea como una vieja bruja.

Cuando Torrian le informó sus instrucciones, Kyle supuso que él vendría también y asumió aquel viaje como algo propio de su cargo. Pero Torrian no iría, y, como segundo del jefe, su deber era permanecer a su lado y protegerlo. ¿Cómo iba a hacerlo si estaba en Edimburgo? Se tranquilizó después de hablar con su madre, quien le recordó que no había mayor honor que el de proteger a la esposa o a la hija de un jefe. Ella lo convenció de que la mejor manera de enorgullecer a su clan era cumplir con su deber sin protestar.

Torrian también le dijo algo más que lo persuadió de hacer el viaje.

—Si deseas rechazar esta asignación como guardia de Lily, cosa que no te aconsejo, ¿a quién me recomiendas que envíe en tu lugar? ¿Qué guerrero la cuidaría mejor y sin intimar demasiado con ella?

En efecto… ¿Quién? Kyle no podía confiarle la muchacha que amaba a ningún otro. Nadie sería lo suficientemente bueno y estaría preocupado por su seguridad todo el tiempo que estuviera fuera. De hecho, sabía que estaba tan prendado de Lily que habría seguido al grupo en menos de dos o tres días. Descuidar o abandonar sus deberes habría sido mucho peor que aceptar la petición del laird, y ahora iban de camino a Edimburgo.

Logan había elegido veinte guardias para que los acompañaran. Seamus viajaba con ellos, pero Mungo se había quedado para proteger al castillo junto con el resto de los hombres. Kyle estaba un poco ansioso por aquel viaje, temía que Logan Ramsay descubriera lo mucho que Lily podía distraerlo. Ya había rezado diez oraciones para que el Señor lo ayudara a concentrarse en sus deberes e ignorar las tentaciones que lo acompañarían. Una vez montados, él y Lily cabalgaron en el centro del grupo, con diez guardias al frente y diez en la retaguardia.

A Kyle le habían dicho que el viaje podría durar una semana, lo que significaba que durante siete noches completas se vería torturado por la cercanía de Lily sin poder tocarla. Procurando controlar su atracción, apenas le dirigía la palabra, pero se dio cuenta de que su actitud estaba siendo demasiado sombría. Pasado un tiempo ya no pudo ignorar su deseo de hablar con ella e intentar animarla. Trató de hacerlo en dos ocasiones mientras viajaban por el bosque, pero ella lo ignoró, aparentemente sumida en sus pensamientos. Habían dejado a Rayo de Sol en casa porque el viaje era demasiado largo para un animal tan pequeño. A Kyle le desilusionó escuchar a Lily referirse a su amada yegua como Tilly mientras conversaba con una de sus primas. Su Lily todavía no era la de siempre.

Diablos... Sacudió la cabeza para apartar de su mente esos pensamientos tan desconcertantes. La muchacha lo tenía trastornado. Al final del día escogieron un claro para descansar y Kyle fue a ayudar a Lily a desmontar.

Siguiendo las instrucciones de Logan, los demás guardias registraron la zona en busca de animales salvajes y merodeadores y luego se repartieron los puestos alrededor del campamento. El de Kyle estaba claro, sería al lado de Lily, aunque dudaba de que ella estuviera a gusto con eso, dada la tensión que había entre ambos.

Tan pronto como sus pies tocaron el suelo, ella lo apartó.

—Debo atender mis necesidades. Por favor, sé respetuoso, Kyle.

—Lo seré, pero no tardes mucho o iré a buscarte.

¡Maldición! Ahí estaba de nuevo ese aroma a flores y a naturaleza. ¿Por qué aquella muchacha invadía de aquel modo sus sentidos?

Lily se encogió de hombros antes de encaminarse hacia el arroyo sin esperar a que sus primas o su tía se unieran a ella.

Kyle la siguió pero se mantuvo a distancia. Después de ocuparse de sus propias necesidades, se acercó al arroyo para lavarse las manos y la cara. Cuando acabó buscó por los alrededores, pero Lily no aparecía por ningún lado. Ya empezaba a entrar en pánico cuando escuchó unos sollozos provenientes de un bosquecillo cercano, un sitio bien apartado de los demás.

—Lily, ¿estás ahí? ¿Necesitas ayuda?

Kyle esperaba una respuesta brusca, pero incluso una muestra de su ira sería preferible a su tristeza.

—No, no necesito ayuda.

Su voz era tan débil que Kyle supo con certeza que debía estar llorando.

Se dirigió en dirección a los árboles.

—Lily, voy a entrar. Cúbrete.

—Estoy vestida y ya he acabado —respondió Lily.

En cuanto entró en el pequeño claro la vio apoyada sobre un árbol junto al arroyo, arrancaba hojas de las ramas y las arrojaba al agua.

—¿Qué ocurre, Lily?

Se aproximó a ella, aunque sabía que era un error. Cada vez que se acercaba demasiado, el impulso de besarla y estrecharla entre sus brazos lo volvía loco.

—Nada —susurró Lily mirando el puñado de hojas que tenía en la mano sin levantar la mirada.

—No eres la Lily que estoy acostumbrado a ver. —Se acercó un poco más.

Ella dejó caer las hojas. Incluso después de haber viajado todo el día se veía absolutamente hermosa. Su cabello estaba suelto y enmarcaba su rostro con suaves ondas, tenía las pestañas más largas que él había visto en ninguna muchacha y sus labios eran rosados, exuberantes y deliciosos. Lo sabía por experiencia.

—Lily… —insistió para que le hablara. Este no iba a ser un buen viaje si ni siquiera iban a dirigirse la palabra.

—Kyle, no te has fijado en mi pelo. Debo verme como una bruja fea, seguro.

—¿Qué pasa con tu pelo? Me gusta.

¿Qué podría tener de malo? Siempre lo mantenía limpio y brillante.

Ella le mostró las puntas para que lo viera.

—¿No te has dado cuenta de que me lo he cortado? —Frunció el ceño.

—¡Oh, sí que lo has hecho! Eso a mí no me importa...

Sus miradas se encontraron y él y se adelantó un paso más.

—Kyle, yo te quiero. Siempre te he querido.

Él se quedó mirándola un momento sin poder decir nada. ¿Cuánto tiempo había esperado para escuchar aquellas palabras de sus labios? Sí, se lo había dicho cuando era una niña, pero nunca como mujer. No pudo contenerse, avanzó hasta su lado con dos grandes zancadas, pero ella levantó las manos y apoyó las palmas sobre su pecho.

—No, ahora no.

La voz de Kyle fue profunda y ronca:

—Sí, ahora. Te amo y tú me amas. ¿Qué más debemos saber?

En ese momento le parecía tan sencillo... La asió por los hombros y la atrajo hacia él cubriendo sus labios con los suyos, deslizando su lengua dentro de su dulce boca hasta que ella gimió y se estrechó contra su cuerpo aferrándose a su manta.

Ya se había torturado bastante observando su bonito trasero en el caballo frente a él durante todo el día. Le rodeó la cintura con un brazo y la apretó más. La deseaba. No, la necesitaba, como siempre lo había hecho. Pero aquella vez era diferente, aquella vez lo necesitaba todo de Lily.

La besó hasta que ella se quedó sin aliento y lo apartó un poco, lo miraba con una expresión al mismo tiempo de sorpresa y de placer. Entusiasmado, él trazó un camino de pequeños besos a través de su cuello y sobre el delicado hueso debajo de su barbilla mientras saboreaba sus curvas con su lengua. Todo su ser luchaba contra el impulso primario de tumbarla sobre el musgo junto al arroyo y hundirse en su interior hasta que ella suplicara más, el impulso de hacerla suya.

La amaba más de lo que había creído posible. Por una vez, deseaba olvidarse de las responsabilidades y dejar de ocultar lo que sentía. Él y Lily estaban destinados a estar juntos. A veces pensaba en llevarla consigo y huir lejos solo para poder vivir solos en la montaña, en lo profundo de las Highlands.

—Kyle… —susurró ella—. Bésame otra vez.

Él la miró a los ojos, su expresión lo instó a hacer lo que le pedía. La mordisqueó fugazmente en el labio inferior hasta que ella emitió un gemido y entonces devoró su boca. La sensación de su cuerpo pegado al suyo, la presión de sus pechos contra él hasta que sus pezones tensos estuvieron a punto de atravesar la tela lo impulsaron a seguir adelante. Metió la mano bajo la manta y tomó uno de sus senos a través de la fina tela del vestido. Ella se arqueó hacia él para darle más.

Su pasión lo estimulaba y soltó su pecho más allá de los lazos que lo sujetaban. Lo besó por uno de los lados y frotó su tierno pezón con el dedo pulgar; después lo tomó en su boca hasta que escuchó los tenues sonidos de su rendición.

Un crujido no muy lejano lo detuvo. ¿¡En qué demonios estaba pensando!? Interrumpió su acometida y la apartó mientras acomodaba la parte delantera de su vestido. Ella lo miraba fijamente con un gesto de confusión en el rostro.

—¿Kyle? —Él no respondió—. Kyle, ¿es por mi pelo?

Kyle le dirigió una mirada irritada.

—Lily, no amo a tu cabello, te amo a ti. Haz lo que quieras con él.

La expresión de la muchacha lo desarmaba. ¡Por todos los diablos! Parecía tan vulnerable que no podía ni hablarle. Los bajos impulsos rugían por sus venas pidiéndole que hiciera lo que ella deseaba, lo que ambos deseaban, pero luchó contra ellos con todas sus fuerzas. Una voz lejana interrumpió sus pensamientos.

—¡Lily!

Era la voz de Molly.

—¡Está bien! —respondió Kyle—. ¡Estoy con ella, Molly! ¡Ahora mismo vamos!

Contuvo la respiración hasta que escuchó que los pasos se alejaban y acabó de atar los lazos del vestido.

—Lo siento, Lily.

—¿Por qué? —El tono de su voz reflejaba todo el dolor del rechazo.

—Porque esto no debería haber ocurrido.

Le arregló el cabello lo mejor que pudo antes de tomar su mano y salir del grupo de árboles en el que se encontraban.

—¿Por qué dices algo así? ¿No te gusto? Por esto me rompes el corazón, Kyle. Me besas y luego actúas como si desearas no haberme tocado nunca. ¿Acaso mi sabor no es agradable para ti?

Kyle respiró profundamente implorando paciencia. Debía cumplir con su deber y con su trabajo, lo que significaba que tenía que refrenar la sangre que lo golpeaba por dentro y el dolor de su entrepierna.

—Lily, ya te he dicho lo que siento. No, estás muy lejos de ser desagradable, el problema es que eres demasiado apetecible. Pero esto no debería haber ocurrido, me he aprovechado de ti.

Tiró de Lily. Ella corría entre los arbustos para seguirle el paso.

—¿Por qué no, Kyle? Si a los dos nos gusta, ¿por qué está mal? No entiendo el término aprovecharse. Siempre te enfadas después de besarme. ¿Es que no te gustan mis besos?

Finalmente, Kyle se detuvo y giró sobre sus talones echando un vistazo alrededor primero para asegurarse de que no los oyeran.

—Sí, Lily, me gustan tus besos. Tú me haces sentir cosas que nunca antes había sentido. Pero esto está mal, no estamos casados. Tu padre me designó como tu protector para este viaje, no debería aprovecharme de la situación.

Una voz diminuta le susurró:

—Pero Kyle… Yo te amo y tú me amas.

—¡Maule! ¿Dónde diablos está mi sobrina? — ladró Logan.

Kyle la miró y tiró de ella para que siguiera avanzando.

—¿Ahora lo comprendes? Tu tío me desollaría vivo si nos ve juntos.

Lily parecía más perpleja que nunca, pero ¿qué más podía decirle?

Cuando finalmente llegaron a Edimburgo Lily tuvo que admitir que se alegró. Kyle apenas le había dirigido la palabra después de su encuentro en el bosque. Había disfrutado cada instante con él, pero, aunque entonces él le declaró su amor, se mantuvo distante desde el momento en que se reunieron con los demás. Es cierto que seguía ayudándola a desmontar y la cuidaba con abnegación, pero no hizo nada más que lo que se esperaba de él como guardia.

Ya no sabía qué pensar.

Lily estaba de pie en el jardín junto al castillo real, contemplaba las vistas cuando Molly se acercó a ella y la tomó de las manos.

—¿No es esto hermoso, prima? Las hojas están cambiando de color y se pueden ver todos los árboles desde aquí arriba. Es como si estuviéramos en el cielo observando el mundo. ¡Me encanta Edimburgo! Sobre todo la forma en que la torre se asienta majestuosamente en la cima de esta colina. ¿No te sientes feliz de estar aquí?

Sorcha se unió a ellas.

—¡Sí, es maravilloso, Molly! No puedo esperar a conocer a todos los muchachos de Edimburgo.

Sus risas se interrumpieron cuando Kyle se les acercó. Se paró al lado de Lily y todos se quedaron allí esperando a que Logan y Gwyneth volvieran del castillo. Lily detestaba que él estuviera tan cerca y percibir su aroma. ¿Por qué tenía que torturarla de aquel modo? ¿Cómo podía besarla como si fuera la única mujer en el mundo y luego actuar como si no hubiera sucedido nada?

Logan y Gwyneth aparecieron poco después y los hicieron pasar al interior. En cuanto entraron en una criada los recibió.

—Ella nos mostrará nuestras habitaciones, muchachas —dijo Gwyneth—. Kyle, puedes esperar fuera mientras desempacamos. Logan, volveremos enseguida, desempacaremos mientras tú te reúnes con el rey Alexander.

Lily arrastró los pies y siguió a sus primas escaleras arriba. Ellas parloteaban alegremente como dos pajarillos; Kyle y Lily no se dirigían la palabra. Lo miró de reojo una vez, pero él tenía la vista clavada al frente.

Cuando llegaron a la habitación, sus primas entraron y se quedaron sin aliento.

—Lily… ¡Es hermoso!, ¿no lo crees? —Sorcha giraba sobre sí misma para observarlo todo.

La cama que había en el centro de la habitación era lo suficientemente grande para las tres y estaba decorada con montones de almohadas y pieles, y tenía una mesilla a cada lado. Las paredes estaban adornadas con hermosos tapices y había una gran chimenea con cuatro sillas y una mesa frente a ella.

Kyle se acercó a Lily y le dijo:

—Te espero en la puerta.

En cuanto salió, Sorcha le agarró la mano y le preguntó:

—¿Qué te ocurre, Lily? Nunca te había visto tan triste.

Lily no respondió y se puso a desempacar.

Gwyneth apoyó la mano en el hombro de su hija y le explicó:

—Lily no tenía deseos de venir como tú, Sorcha. Debemos ser pacientes con ella.

—Y Kyle se está comportando como un tonto. Casi ni le habla —resopló Molly mientras se daba la vuelta para dejar algunas de sus cosas en una de las mesillas.

Lily acabó de acomodar sus pertenencias y se sentó en una de las sillas frente a la chimenea para disfrutar del calor del fuego. Estuvo allí un buen tiempo contemplando el crepitar de las llamas mientras su familia ultimaba sus quehaceres. Aunque esperaba encontrar alguna respuesta sobre Kyle, la paz que ansiaba nunca llegó, solo más preguntas. Un rato después todos bajaron al gran salón para tomar una comida ligera.

Sus primas hicieron todo lo posible por animarla, pero fue en vano. Por mucho que lo intentara, no podía reírse y actuar como si la situación no la afectara. Su rey había insistido en que se quedaran en el castillo real con todas sus comodidades, pero ella no tardó en escabullirse para atender a su caballo. Quería estar sola y se las arregló para escapar mientras Kyle hablaba con Logan. Echaba mucho de menos a Tilly.

—Milady, he acicalado a vuestro bonito caballo para vos —dijo el mozo de cuadra haciendo una pequeña reverencia.

Ella le sonrió alegremente.

—Gracias por tu amabilidad.

Has hecho un gran trabajo, está muy guapo.

Pasó junto al muchacho y se dirigió al puesto de su caballo, luego cerró la puerta para que nadie oyera su conversación con el animal. Lo envolvió con sus brazos y le susurró:

—¿Por qué no hace lo que dice? Afirma que me quiere, pero actúa como si no sintiera nada.

Una voz potente resonó en el pasillo.

—¡Lily! ¿¡Quieres dejar de intentar evadirme!? —Kyle abrió la puerta de golpe y la miró con dureza—. ¿Por qué tienes que hacer eso?

Lily frunció los labios y se giró para mirarlo.

—Porque mi corazón no canta cuando estoy contigo, Kyle Maule.

Él se pasó la mano por la cara. Un abanico de emociones lo recorrió antes de abrir la boca, pero ella nunca llegó a saber lo que le iba a decir, fue interrumpido por su tío, que llegó detrás de Kyle.

—Lily, vamos a ir a la feria del pueblo. ¿Te gustaría acompañarnos? —preguntó Logan.

—Sí, me encantaría ir con vosotros a la feria. —Se volteó hacia Kyle—. No hace falta que vengas, estoy segura de que Torrian me confiaría a mis tíos para que me hicieran compañía. Tal vez debas pasar un tiempo a solas y despejar tu mente de todo lo que la abarrota. Creo que te ayudaría a conocerte mejor a ti mismo. —No pudo evitar apoyar su mano en el fuerte antebrazo de Kyle mientras pasaba por delante de él para seguir a su tío por el pasillo.

Kyle la alcanzó.

—No permitiré que te vayas sin mí.

Ella le habló por encima del hombro sin detenerse.

—Me parece que te gusta disfrutar de tu libertad, de modo que te la concedo. Ahora estarás libre de mí por un tiempo.

Kyle continuó andando.

—El único que puede relevarme de mis obligaciones es tu jefe y hermano, y, como él no está aquí, continuaré con la tarea que me asignó.

El hombre la seguía tan de cerca que podía sentir su calor. ¿Qué diablos tenía que hacer para que mantuviera la distancia? ¿Acaso no sabía que su presencia la atormentaba? Cerró los ojos con frustración. El mero hecho de mirarlo la lastimaba, sentía pequeños nudos por todas partes: en la garganta, en el corazón, en el vientre, en la cabeza... ¡Cuánto deseaba que la dejara en paz! Si él no quería hacer nada con los sentimientos que tenían el uno por el otro, entonces debía darle su espacio.

—Tío Logan, ¿podrías tú relevar a Kyle de sus obligaciones?

Cuando salieron de los establos, Logan se detuvo y esperó a que Lily y Kyle lo alcanzaran.

—No, no haré tal cosa. Su trabajo es protegerte, lo que significa que irá a donde tú vayas. Y si alguna vez lo veo lejos de ti tendrá que responder ante mí. Debe venir con nosotros.

—Tío Logan, por favor… Se merece un tiempo para sí mismo.

Logan ladeó la cabeza y apoyó las manos sobre las caderas.

—¿Desde cuándo lloriquea tanto mi sobrina? No te había oído quejarte así antes. ¿Qué provoca este comportamiento?

—No sé de qué hablas, tío, no estoy lloriqueando. —Lily cruzó los brazos dándole la espalda a Kyle—. Estoy muy feliz de ir a la feria contigo.

Logan entornó los ojos.

—Bien, mejor que así sea. Temía que alguien hubiera cambiado a mi sobrina por un pequeño gremlin. Y quienquiera que piense en hacer algo tan horrible tendrá que vérselas conmigo. Quiero a mi Lily, a la feliz, dulce y sonriente Lily, no a la triste y quejumbrosa. —Su tío se acercó y la abrazó tan fuerte que casi no la dejaba respirar—. ¡Mi dulce sobrina! Perdóname. Sé que es un momento difícil para ti, especialmente desde que tu padre te obligó a hacer este viaje. Pero debemos sacarle provecho, encontraré la manera de devolverte esa hermosa sonrisa. Sé que no estás feliz de estar aquí, pero yo estoy encantado de tenerte.

—Lo siento, tío. Me esforzaré todo lo posible. —Lily dibujó una sonrisa en su rostro y se comprometió a no borrarla. Aunque, dado que Kyle estaría a su lado, aquello sería un verdadero reto—. Por favor, ¿podemos irnos ya?

Se dirigieron al frente del castillo donde se encontraron con Sorcha, Molly y Gwyneth. Lily se tomó un momento para contemplar una vez más la vista que tenía delante. El castillo de Edimburgo estaba situado en lo alto de una colina tan alta que se podían ver casi todos los edificios del burgo. La profusión de colores y el dulce aroma de los pinos la impulsaron a levantar el rostro hacia el viento para absorber todo aquel esplendor de la naturaleza.

—Lo que más me gusta es esta vista. ¿No estáis de acuerdo?

Molly se acercó a su lado.

—A mí me encanta Edimburgo. Siento que no te guste estar aquí, pero yo podría ser feliz viviendo en este sitio. Maggie, en cambio, lo detesta y ha jurado que no volverá jamás.

Unos instantes después, Gwyneth se les unió.

—¡Es un día precioso para dar un paseo! ¿No te parece, Lily?

Apretando un poco más su sonrisa forzada, Lily contestó:

—¡Por supuesto! Es un día glorioso y estoy deseando ver la feria. ¿Podremos detenernos en los puestos de los comerciantes?

—¿Qué te gustaría ver? —preguntó Molly.

—Tía Gwyneth, ¿podrías llevarnos donde venden aquella preciosa colección de cintas, por favor?

Se encaminaron hacia el centro del pueblo. A Lily le pareció que su estado de ánimo mejoraba mientras pasaban por la primera de las bulliciosas tiendas. El espectáculo de todos aquellos vendedores y la gente del pueblo le hicieron olvidar los confusos sentimientos que tenía por el muchacho que iba a su lado.

Gwyneth se entretuvo viendo un conjunto de dagas que parecían muy afiladas y luego paró en un puesto con las botas más bonitas que Lily había visto nunca. Logan se adelantó y eligió un par para su mujer y para sus dos hijas, y no olvidó coger también unas para Maggie.

—Lily, ¿no te gustaría comprar un par de botas?

—No, no son de mi estilo, tío, pero gracias por pensar en mí.

Cuantas más banderas y estandartes coloridos veía, mejor se sentía. Se puso a canturrear una melodía que solía tararear a su yegua mientras iba de vendedor en vendedor para examinar todas las mercancías. Observó a los jóvenes enamorados junto al puesto de las flores, a los hombres que elegían ramos para sus amadas y se deleitaban con las sonrisas que les devolvían a cambio. Había sedas de colores ondeando en el viento, tejidos de lana para confeccionar vestidos, hilos para bordar... Logan se apresuró a comprar una bufanda para Gwyneth y ella lo besó cuando se la entregó.

—El verde me recuerda al bosque, tu lugar favorito, Gwynie.

Kyle no compró nada, su atención se concentraba únicamente en Lily y en cada muchacho que pasaba por su lado. Cuanto más se acercaba alguno a ella, más se acercaba Kyle. En un momento dado, un joven casi le rozó un brazo y él estuvo allí en un santiamén para apartarlo con mala cara.

Lily le susurró con los dientes apretados:

—¿Tienes que hacer eso, Kyle? Miras a todos los muchachos como si estuvieran a punto de robarme y nadie me ha hablado siquiera.

—Sé que no estás preocupada, pero yo sí. Es mi trabajo y lo haré como mejor me parezca. Deben mantener la distancia, él se acercó demasiado a ti y tenía una mirada que no me gustó.

—Si es necesario... Pero, por favor, no hagas daño a nadie ni provoques ninguna pelea. Me gustaría disfrutar de la feria.

Kyle refunfuñó algo, pero ella no pudo entender lo que dijo y siguió adelante.

—¡Ahí está! —gritó Sorcha emocionada—. ¡El puesto de las cintas! Está ahí adelante, Lily.

Lily divisó la tienda y se lanzó en su dirección, pero un par de brazos vigorosos la detuvieron.

—Lily, por favor, no te separes de mí. Hay muchos extraños aquí. Debes tener cuidado.

—Kyle, solo iba al puesto de enfrente.

—Iré contigo.

Estuvo a punto de agachar la cabeza, cansada de que le gritaran, pero recordó el comentario de su tío Logan sobre los lloriqueos y volvió a levantarla para esbozar una dulce sonrisa.

—Entonces, por favor, guía el camino, Kyle.

—Sí, guía el camino, Kyle —dijo Logan con brusquedad—. Mientras ella mira las cintas, tú y yo debemos hablar.

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