Hard

Hard


Capítulo Cinco

Página 8 de 26

Capítulo Cinco

 

—Oye, Davina.

La joven tuvo un pre infarto. Con la respiración entrecortada miró a Derek, él gruñía las cosas, no las hablaba.

Cuando estaba estresado, o sea, siempre, él tenía un timbre de voz oscuro, casi ronco que lograba ese efecto de rugidos en las canciones que sus fanáticos amaban.

Y mientras miraba ese profundo ceño fruncido, Davina se preguntó si esos fanáticos amarían escuchar que les rugiera todo el tiempo a ellos.

—¿Listo para ir a rockear? —Él se rascó el tatuaje en su brazo.

—No. La verdad es que me gustaría escaparme de ti, aunque fuera por un par de horas... o para siempre. —Se apoyó contra la puerta, cruzando una bota frente a la otra—. Pero se supone que debemos permanecer juntos ante todos, como la jodida pareja que no somos, ¿verdad?

—Esa es la idea —dijo ignorando el extraño pinchazo en su pecho. Derek suspiró, frotando su brazo de esa extraña manera que hacía cuando se sentía nervioso.

—Es solo que no acabo de…

—¿Adaptarte?

—Sí, eso. Todo esto es tan jodidamente extraño.

—E incómodo.

—Y además tan falso.

—¿Como las tetas de las chicas que se rozan contigo acabando cada concierto?

Él le regaló una lenta sonrisa, una genuina y seductora maldita sonrisa. ¿Por qué un comentario como ese podía ponerle una puñetera sonrisa? Claro, solo los hombres encontrarían atractivo algo tan falso como los senos de silicón.

—¿Eso te pone celosa, panqué?

Ella mantuvo el rostro impasible, no solo porque él estuviera bromeando y el apodo cariñoso saliendo de sus labios fuera casi tan impresionante como si le hubiese salido otra cabeza, sino porque no iba a demostrar esta clase de emociones raras que estaba sintiendo.

—Claro que no, pueden frotarse contigo como quieran.

—Una novia normal no aceptaría eso, es justo lo que venía a comentarte. Puesto que subiste ya las fotografías del restaurante, creo que necesitamos hacer crecer la idea de que nos queremos.

—¿Cuáles fotografías? —preguntó confundida.

—No necesitas fingir. —Tan solo se le quedó mirando, por lo que lo hizo rodar los ojos—. Las de esta mañana, estamos ya por todos lados.

—Bueno, estaba contigo, ¿cómo pude subir fotografías de nuestra salida? —Él se encogió de hombros.

—Tal vez tus contactos lo hicieron, sé que subes información todo el tiempo.

—Seguro que mis colegas, pero no alguien que yo mandara, deja de pensar que soy una espía.

—Es difícil cuando en cada oportunidad salen fotografías que solo alguien que trabaja con nosotros podría tomar, ¿no crees?

Sí, Davina sabía eso.

Su reputación estaba en una delicada línea a causa de que alguien que trabajaba para ellos estaba filtrando información. Había descubierto su cámara encendida varias veces, siendo que nunca antes la dejó de esa manera ni tampoco tan al alcance, también descubrió que alguien entró al autobús una tarde que encontró las cosas fuera de lugar, pero tanto Jeremy, como el mismo gruñón aquí presente, se habían negado rotundamente a considerar como una opción acudir a las autoridades. Era frustrante.

—Lo creo, pero en esto tienes que confiar en mí, hay información que me perjudica también, no voy a echarme la soga al cuello yo misma, ¿puedes entender eso? —Él la miró fijamente, como sondeando dentro de sus ojos, hasta finalmente asentir con un suspiro—. Y ya que estamos hablando en confianza y retomando las cosas de pareja, me gustaría que las mujeres que te persiguen saliendo de cada concierto dejen de frotar sus partes falsas en ti.

Eso pareció tomarlo totalmente por sorpresa.

—Soy una jodida estrella de rock, es lo que la gente espera que haga.

—¿Y qué esperas tú de mí?

Y no estaba solo siendo sarcástica, ¿qué se suponía que hiciera con todo esto?

Ver las notas amarillistas de Dyselle era perturbador, y por experiencia sabía que había personas que miraban todo el día esa vida, soñándola, inventándoles hijos, fantaseando con historias como que Dylan tenía amantes, mandándoles fotos extrañas y siendo solo raros con cosas que ni como periodista se le hubieran ocurrido.

—No lo sé, supongo que espero que me ahuyentes a todo mundo.

—Bueno, puedo empezar con algo de celos, si te parece, señor estrella del rock.

—Claro, panqué, solo dilo.

—De ahora en adelante usarás camiseta en el escenario, puedes empezar hoy mismo. —Él, quien tenía una sonrisa socarrona plasmada en el rostro, se quedó congelado, y fue realmente gracioso ver como aquella sonrisa se iba convirtiendo en una fina línea de incredulidad y enojo.

—No puedes prohibirme eso, ¡es nuestra jodida marca!

—Como tu novia celosa de tetonas y promiscuas, exijo camisas en tus conciertos. —Lo apuntó, justo ahora tampoco llevaba una, mostrando ese montón de piel tatuada y musculosa que podía poner de rodillas no solo a cientos de fanáticas, sino a ella misma—. Será una buena señal de compromiso. Si me quieres, lo harás.

—Eso es jugar malditamente sucio, odio la ropa en el escenario, me asfixio.

—Seguro que la odias todo el tiempo, pero me quieres y te vestirás.

—Eso es ridículo —dijo de pronto muy tenso, como si no supiera qué hacer consigo mismo—, no sé si voy a cumplir eso.

—Piénsalo, fuiste tú el que vino a decir que necesitamos mejorar en esta “relación”, cariño, ¿quieres una tregua?, bueno, compláceme —dijo Davina soplándole un beso, antes de correr a tomar su lugar del otro lado del escenario.

Dylan se dirigió a paso lento hacia el micrófono que estaba en la mitad del escenario y le regaló una sonrisa a la audiencia que estalló en gritos, tan parecida a la de Derek que le recordó a Davina que eran, de hecho, casi hermanos. Y hablando del susodicho, era el único miembro con camiseta, y eso de alguna extraña manera puso a su corazón de nuevo en una loca carrera.

¿Él estaba llevándola por lo que acababan de conversar? Nunca pensó que realmente fuera a hacerlo, y entonces estaba allí, sintiéndose caliente y agitada sin saber bien por qué. Tal vez fue la manera en que una ola palpable de lujuria pasó por todas las mujeres en la multitud, ventilándose, literalmente, en su cara. Podría haber sido el zumbido perceptible de susurros o solo pensar en Derek vistiendo tan arrebatadoramente. Tratando de controlar esa extraña calentura miró más allá, a los cientos de flashes de celular que se habían encendido de repente, convirtiendo el estadio en una especie de universo de estrellas parpadeando desde teléfonos digítales hasta cámaras.

—¡Estoy extasiado de verlos! —saludó Dylan a la multitud histérica—. ¿Les parece si comenzamos de una jodida vez? —Los fanáticos rugieron en acuerdo, haciendo que Derek comenzara entonces con el intro de una de sus canciones más famosas—. Pero antes, no quiero dejar pasar la oportunidad de preguntarles algo, ¿ya vieron que hoy mi primo Derek luce camiseta? —Davina enrojeció en varias tonalidades mientras parpadeaba mirando al guitarrista—. Me pregunto si alguna de ustedes es la culpable de que hoy no muestre sus abdominales.

Varias chicas gritaron alucinadas, y otras tantas abuchearon, pero Derek le restó importancia a todo lo que Dy estaba haciendo mientras tocaba, sin embargo, parecía ligeramente mortificado.

—¡Las estaré observando, chicas! —gritó Dylan justo al tiempo que Caden comenzaba oficialmente con la canción, desatando así el caos.

...

—Dylan puede hacer lo que quiera, que esta es nuestra noche de chicas, ¡salud por eso! —canturreó Gis elevando su cerveza, chocándola contra las de las demás de una forma tan fuerte que las tres tuvieron que beber apresuradamente cuando comenzó a derramarse.

—La verdad es que necesitaba esto, últimamente estoy cansada de todo. —Zoe empujó su cabello fuera de sus ojos, tenía una brillante sonrisa y parecía realmente lista para ir por lo de emborracharse cuando tomó otra cerveza.

—¿Por qué? —inquirió Giselle, observándola con atención—. ¿Qué ocurrió con Eric?, te recuerdo muy enamorada hace como dos días. —Zoe rodó los ojos.

—Es un idiota, ni siquiera quiero hablar de ello, disfrutemos de la música. —Giselle dio un sorbo a su cerveza, y luego otro, y luego otro, y todo sin dejar de mirarla—. Bien, con un demonio, odio cuando no quitas tus estúpidos ojos de mí.

—Solo escúpelo —pidió riéndose.

—El cabrón desapareció por días, entonces se me ocurrió ir a buscarlo a su casa, bien podía estar muriendo de indigestión o lo que sea, tenía la llave, así que no dudé en entrar. Resulta que estaba con una tipa sobre su regazo. —Davi dio un muy necesario trago a su cerveza, frunciendo el ceño cuando notó que la había terminado, así que tomó otra.

—Oh, cariño… —susurró Giselle, estirando la mano para alcanzar la de su amiga.

—Y el idiota todavía dice: “Zoe, créeme, pude haber abierto su camisa, pero jamás tuve sexo con ella, solo es mi amiga”. —Se rio dando otro sorbo a su bebida, Davina también lo hizo, sintiéndose malditamente identificada con Zoe—. Entonces la chica en topless se levanta y me grita “estoy embarazada”. Lo juro, ahí mismo me salí, pero no terminó la historia, Eric corrió detrás de mí por toda la escalera, llevando solo sus vaqueros puestos, mientras tanto, la rubia se puso solo una camiseta, lanzándose tras él, intentando matarlo, o al menos sacarle los ojos, yo mejor me subí a mi auto.

»Pero Eric comenzó a golpear la ventana, Rubia comenzó a golpearlo a él, y de pronto no había forma de detenerla, quedé atrapada en la estúpida línea de fuego, entonces, Eric corrió hacia el supermercado de enfrente, Rubia lo siguió, tiró de su cabello y le rasguñó toda la cara, y luego Eric comenzó a lanzarle verduras, entonces yo solo… comencé a reírme pensando que me había vuelto loca, pero no podía parar, ni siquiera cuando llegó la policía… —Y lo dijo todavía riéndose.

—Cristo. —Giselle sacó otra botella de la cubeta con hielo—. No puedo dejar de verte un par de días porque te vuelves protagonista de alguna telenovela.

—Imagínate, le di una oportunidad a un tipo feo y me fue infiel. Estúpidos hombres, he terminado con relaciones, de ahora en adelante haré lo que me venga en gana con ellos. —Giselle rodó los ojos—. ¡Salud por todos los idiotas malagradecidos! —Y para su sorpresa, Gis chocó su botella entre risas.

Davina también las acompañó, asegurándose de no contar su propia anécdota triste y llena de humillación, y pensando seriamente en la actitud de Zoe, eso estaba bien, toda esta charla le había recordado por qué había preferido estar sola que mal acompañada.

—Los hombres pueden ser un verdadero grano en el culo —dijo. Gis se giró para mirarla, tan rápido, que le sorprendió que no se causara una lesión en el cuello.

—No te vuelvas una Zoe, no todos los hombres son iguales.

—¿Cómo logras hacerlo? —preguntó Davina, justo en el momento que vio a Dylan levantar un sostén para acto seguido… amarrárselo al brazo.

—Me amarro un seno, te lo juro, pero Dylan es quien es —dijo observándolo—, su pasión es la música, y cuando está ahí, se convierte en ese salvaje y primitivo hombre descontrolado de las cavernas, no hay nada que pueda hacer o lanzarle en la cabeza que lo aterrice a la tierra hasta que termine el concierto. —Dio un sorbo a su cerveza—. Cuando no está haciendo esa clase de idioteces, por lo general es dulce y divertido. Puede volverse empalagoso incluso, dedicándome canciones, pero para ser honesta, ¿a quién no le gustaría tener a Dylan Chancellor cantándole al oído?

—Perra presumida —siseó Zoe, haciéndolas reír.

—Sin embargo —murmuró de pronto seria—, ¿ves ese brazo?, será lavado con cloro, eso te lo aseguro —declaró, una promesa de muerte brillando en sus bonitos ojos.

Davina le regaló una sonrisa tensa antes de volver a enfocarse en el concierto, Derek justo ahora estaba haciendo un solo de guitarra. Mientras disparaba su cámara, esperó no estar metiendo a Dy en problemas con las fotos que iba a tomar, y cuando su cámara le marcó espacio insuficiente frunció el ceño. La abrió percatándose entonces de que no estaba su memoria extraíble.

El pánico quiso apoderarse de ella, pero se tranquilizó pensando que pudo haberla dejado en el autobús con las prisas en las que habían corrido al estadio, igual tenía una cantidad risible de fotos de todos, pero le gustaba hacerlo, y no quería aceptarlo.

Rápidamente se estaba convirtiendo en más que un trabajo, un placer de fan, y sin duda, era algo preocupante. Algo que jamás pensó cuando llegó con esta banda de rock, sin embargo, no podía comprender cómo antes no se le hizo increíblemente seductor y poderoso lo que los chicos eran en el escenario, lo que Derek era en el escenario. Sus dedos volaban sobre las cuerdas de la guitarra mientras rockeaba, con el cabello rubio cayéndole sobre el rostro, agitándose con sus movimientos. Su poderoso torso, por primera vez cubierto con una ajustada camiseta negra. La banda sonaba fantásticamente bien en vivo. Todo era perfecto, y justo por eso es que se veía instada a tomar más fotografías de los chicos.

—Les molesta si… —Giselle sacudió la mano.

—Ve y toma fotografías de nuestros chicos, sobre todo de Dylan con el sostén, lo torturaré con esas fotografías durante días. —Davina tragó saliva, asintiendo.

—¡También algunas de Ethan!, las necesitaré esta noche.

—Zoe… —gimió Giselle, masajeándose las sienes.

—¿Qué?, es la verdad.

Davina se marchó, riéndose, el rato que había pasado con las chicas había resultado revelador y, a la vez, extrañamente desconcertante. En realidad, le gustaban Gis y Zoe. De verdad. Eran divertidas, cariñosas y consideradas, tan hermosas por dentro como por fuera.

No era de extrañar que Derek la adorase.

Cuando el concierto terminó, Davina estaba superada por la magnitud del mismo, las luces, la pirotecnia y la energía de la multitud de la gente de Las Vegas, haciendo de todo un show de otra dimensión, que los tenía a todos vibrando después de haber concluido, incluso Jeremy, que parecía siempre absorto en papeles o su tablet, tenía una sonrisa satisfecha en el rostro, como un padre orgulloso.

—Vamos, tenemos que ir con nuestros chicos —canturreó Gis, luciendo acalorada mientras enganchaba el brazo con el suyo.

Por lo general y como regla, Davina siempre guardaba su cámara y se iba al camerino después de un concierto, no queriendo perturbar a los chicos al andar por ahí, ellos siempre parecían recelosos de su presencia, y no podía culparlos, sobre todo cuando estaban todavía frenéticos por semejante espectáculo, y podían estar haciendo cosas impulsados meramente por la adrenalina. El cielo sabía que había tenido suficiente con una sola vez que escuchó salir gemidos de un camerino… Pero hoy era distinto.

Hoy era la novia de Derek. Él había empezado con el juego al ponerse la camiseta, así que no lo pensó por más tiempo mientras seguía a las chicas detrás del escenario.

Bonita.

Dylan tenía la voz áspera por todo lo que había cantado, el torso tatuado desnudo y la respiración acelerada, pero lo que lo volvía realmente un depredador eran sus grandes ojos azules, fijos únicamente en Giselle.

—Estoy pensando seriamente en rociarte con gasolina, Dylan. —Él sonrió.

—Me lo quité en cuanto salimos del escenario, bebé.

—Eso no importa, tu brazo está infectado.

—Tienes razón, necesito una limpieza, fui un chico muy malo.

—Probablemente una estomacal, estoy pensando en espolvorear tu cena con cianuro.

—Valdrá la pena vomitar las entrañas mientras no me dejes.

—Ugh —gruñó Zoe—. Mejor vámonos de aquí, Davi, estoy creyendo que estos dos están por saltarse y desgarrarse la ropa frente a nosotras.

Se rio, negando mientras la seguía, pero ambas se detuvieron en seco al ver a Ethan. Como siempre, llevaba el torso denudo, su cabello negro revuelto era un absoluto caos, sus ojos casi dorados, brillantes. Era un hombre de ver para creer, constituido de una forma impresionante… al igual que las tres chicas colgadas a su cuerpo.

—Definitivo, me volveré lesbiana —afirmó Zoe.

—Eso es caliente, ¿y te volverás ahora? —Su voz tenía un toque de humor, haciendo reír a las tetas falsas a su lado—. Puedes unirte a nosotros.

—Pese a que suena tan prometedor, ya sabes, sudar todos juntos y compartir fluidos, paso, me volveré una lesbiana monógama. —Y dicho eso dio media vuelta, dejando a Davina sola.

Ethan lucía preocupado y arrepentido, y si no lo conociera mejor, aquello habría pasado desapercibido, pero no para Davina, quien tenía ya medio año en la gira. Conociéndolos en todas sus facetas. Lo que no había hecho en todo este tiempo era presentarse tras bastidores. Definitivamente, no debió cambiar eso nunca.

—Vaya, pero qué mujer tan estresada —dijo tetona uno.

—Está celosa —canturreó tetona dos.

—¿Buscabas a Derek? Él está dentro. —Ethan apuntó con el pulgar hacia atrás.

Davina sintió que el color se drenaba de su cara, dándose cuenta de que por más que quería un polvo, una orgía era demasiado, incluso para ella y su cuerpo ansioso.

—Lamento interrumpir, yo solo… quería decirles que estuvieron geniales.

—Davina, nosotros… —Miró hacia las chicas—. Verás, Derek, no…

—Entiendo que estará ocupado.

—No, espera…

—Nos vemos mañana, diviértanse.

Y dicho eso, salió apresuradamente de ese lugar. Qué tonta había sido pensando que ya porque Derek se ponía una camiseta, y mencionado que deberían portarse como una “pareja” también iba a cambiar sus placeres post-concierto.

Al parecer estaba interesado, no solo en la novia de su primo, sino en cualquier mujer que se le pusiera enfrente, salvo ella.

 

Ir a la siguiente página

Report Page