Crystal

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Capítulo 19

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Capítulo 19

 

Xav debió haberle pagado con gran generosidad al conductor del taxi acuático para que viniera a buscarme a esa hora de la madrugada. Cuando crucé la verja del jardín, mi alma geme-la apenas habló, simplemente me alzó en sus brazos y me apoyó junto a él en el asiento tapizado.

–Al Zattere –le ordenó al conductor.

Captando la urgencia, el piloto aceleró el motor y se alejó.

–¿Sigues enojado conmigo? –me acurruqué contra él.

–Sí.

–Soy algo impulsiva.

–Ya lo voy entendiendo.

–Tú también lo eres.

–¿Perdón? Pero no fui yo quien se escabulló en medio de la noche a enfrentar al enemigo sin pedir ayuda.

–Creo recordar que alguien saltó de un helicóptero y esquió a través de un jardín, ¿no?

–¡Eh! –colocó el brazo alrededor de mis hombros–. Al menos tú sí sabías lo que yo tenía en mente.

–Sí, lo sé –Golpeé la cabeza contra su pecho–. Y eso es lo que lamento… no habértelo contado. En mi interior, la presión crecía y, cuando vi que todos estaban sufriendo, solo pensé que tenía que hacer algo al respecto –arrugué el ceño–. No creo que fuera totalmente racional, fue algo más bien instintivo.

–¿Y el instinto resultó ser correcto? –me preguntó con un suspiro.

De pronto, brotó ante nosotros un enorme trasatlántico blanco que acababa de soltar amarras en el embarcadero más lejano del Dorsoduro. Cordeles de luces como adornos navideños, el buque rasgaba las aguas del canal mientras los rostros diminutos de las ventanas contemplaban la ciudad tras su visita fugaz. La nave resultaba excesivamente grande para el paisaje medieval frente al cual navegaba.

–Pienso que mi instinto fue correcto. Ahora sé contra qué me enfrento y por qué –lo puse al tanto de los antecedentes del don particular de la condesa.

–¿Otra rastreadora? –preguntó Xav mientras nuestro bote se removía en la estela dejada por el crucero. La condesa había actuado de la misma manera dejando nuestro mundo confundido y trastornado.

–Creo que ella se dedicó más a esconder que a buscar.

–¿Y ella le ha hecho lo mismo a otros, no solo a las mujeres de nuestras familias… también a su familia y a su personal?

–Sí. Es una señora confundida y amargada. Ha estado años fuera de control diseminando su veneno secretamente entre los savants cercanos a ella, incluso entre los de su propia sangre. La condesa afirma que, por un lado, lo hace para mantener a su hijo a salvo y evitarle el dolor de la pérdida. Sin embargo, por el otro, es evidente que usa sus poderes como una especie de castigo. No es un plan maestro perfectamente elaborado, más bien parecen reacciones erráticas de alguien que está sufriendo.

–Eres muy generosa.

–Sí, bueno, yo eché un vistazo en su interior. Su mente está toda revuelta, el amor se conecta con el odio, la generosidad con la crueldad.

Cuando Xav bajó la mirada hacia mí y me sonrió, un mechón de su pelo cayó hacia adelante y me rozó la mejilla.

–Eres una chica muy dulce… cuando no eres completamente exasperante e insoportable.

–Y tú eres un chico exasperante… cuando no eres por completo dulce conmigo.

–Entonces yo diría que somos una buena pareja.

El taxi se detuvo en el amarradero. El piloto enlazó una cuerda alrededor de un poste para acercarnos.

–Damas y caballeros, ya hemos llegado: el Zattere.

De un salto, subí a la costa.

–¿Los demás saben que me fui?

–Por supuesto –Xav buscó en su bolsillo y contó el dinero de la tarifa–. No puedes pretender que yo salga corriendo detrás de nuestra rastreadora sin que Will y papá se enteren y Zed utilice su premonición para percibir fragmentos aterradores de tu reunión con la condesa.

–Ups.

–Te guste o no, ahora eres parte de la familia Benedict. Prepárate para una vida en la que todos mis hermanos, mi padre y mi madre (cuando vuelva a ser la de antes) te regañen cada vez que piensen que has puesto en peligro tu vida –le alargó la propina al conductor y se reunió conmigo en el muelle.

–Pero ahora tengo un alma gemela grande y valiente que me va a proteger.

–Cariño, no puedes ocultarte detrás de mí, eres demasiado alta.

–No destroces todas mis ilusiones.

–Vamos. Hay que enfrentar a la familia.

 

Cuando nos presentamos en el hotel para informar que habíamos regresado sanos y salvos, Xav me protegió de la peor parte de la reprimenda que Victor y Saul tenían planeada, argumentando que era demasiado tarde para regañarme como correspondía. Prometió contarles lo que había sucedido si me dejaban dormir un poco.

–Mañana tendremos otro día muy ajetreado. Ella ya pasó una noche suficientemente difícil.

–Tienes que prometer que no volverás a marcharte sola otra vez –advirtió Saul apoyando las manos sobre mis hombros para dejar en claro que se trataba de algo muy importante.

Fue una sensación genial ser reprendida nuevamente por un padre; tenía verdaderos deseos de abrazarlo pero, en su lugar, procuré mostrarme arrepentida.

–Le doy mi palabra.

–Entonces puedes irte a dormir.

Por la timidez, me costó mirarlo a los ojos.

–Voy a intentar revertir lo que hizo la condesa. Creo que sabré cómo hacerlo.

–¿En serio? –no pudo ocultar un destello de esperanza.

–Bueno, es probable. No puedo prometer que tendré éxito.

–Por supuesto, querida. Hasta mañana entonces.

Xav me acompañó los pocos metros que separaban el hall del hotel de mi casa y me dio el beso de las buenas noches junto a la verja. Curiosamente, era la primera vez que nuestra relación caía en una situación más o menos tradicional, ya que nos habíamos dado unos besos muy apasionados

antes de comenzar a salir.

–Tengo grandes esperanzas de poder hacerlo –susurré.

–Yo tengo fe en ti, Crystal. Tú debes tratar de tener un poco de confianza en ti misma.

–La condesa me dijo que tendría que tomar decisiones muy duras… que podría hacer más mal que bien.

–Supongo que tiene razón, pero no actuar también implica una especie de decisión.

–Sí, yo pienso lo mismo. Ella intentó impedir que las personas vivieran y eso es peor.

Xav acarició mi pelo.

–Ve a dormir un poco. Mañana nos ocuparemos de resolver esto.

–¿Ya puedo decirte que te amo sin que me arranques la cabeza?

–No lo sé… tal vez sea una buena idea –abrió la boca bien grande y la apoyó sobre mi cuello como si fuera un vampiro.

Lo aparté.

–¿Es que nunca puedes actuar seriamente?

–Mmm –fingió pensar–. No, ¿y tú?

–De vez en cuando –respondí riendo.

–Te amo, Crystal.

–Y yo a ti, Xav –dejé que la verja se cerrara detrás de mí y abracé esas palabras con fuerza dentro de mi corazón mientras subía a mi dormitorio.

 

***

 

A la mañana siguiente, cuando emergí de un sueño profundo, reinaba un estado de ánimo general de gran expectativa. Todos estaban reunidos en la sala y en la cocina del apartamento tratando de aparentar que no me estaban esperando. Al deslizarme suavemente desde el dormitorio hasta el baño, tuve una especie de conmoción al descubrir que Steve y Lily también habían venido.

Recordatorio: antes de encontrarte con una súper estrella internacional y una diseñadora de vestuario de moda, deshazte de tus pijamas de Walt Disney.

–Hola a todos. En un momento estaré con ustedes –saludé con voz ronca. Trabé la puerta y me miré al espejo. Sí, era tan malo como había imaginado, la mitad del pelo estaba levantada y, la otra parecía un nido de pájaro. Me arreglé rápidamente y luego regresé sigilosamente a la habitación en busca de mi ropa más cómoda. Me puse un suéter que Xav me había prestado, lo cual era casi tan bueno como un abrazo mañanero.

–Muy bien, sé que puedo hacerlo –afirmé mientras echaba una mirada por la ventana. La vida proseguía igual que siempre. Rocco perseguía aves y Barozzi lo observaba desde su puesto de comando bajo la mesa con un ojo entreabierto y displicente regocijo. Al verlos, recordé a la

signora Carriera, que se había sentido desgarrada en su lealtad cuando hicimos pública nuestra versión de los hechos pero, luego de hablar con Diamond, estuvo de nuestra parte. Ella conocía demasiado bien a mi hermana como para no darse cuenta de que algo estaba muy mal. Me había dado el resto de la semana libre hasta después de la boda para que resolviera la crisis familiar. Después de todo, era una buena amiga; yo no imaginaba que podía tener una verdadera compañera de otra generación. Aunque, en realidad, tampoco había esperado tener un trato de grandes amigos con Steve Hughes.

–Vamos, Crystal, ya deja de dilatar el momento –me obligué a abandonar la habitación. Con tantas expectativas apiladas sobre mis hombros, me sentí como si cargara un yugo demasiado pesado. Era probable que me desplomara.

–Hola a todos.

Xav colocó una taza de café en mi mano y me besó la mejilla.

–Hola a ti también.

–¡Will, estás aquí! –corrí junto al hermano herido, que estaba recostado en el sillón.

–Aparentemente, fue una recuperación milagrosa –Will se tocó el vendaje del pecho–. No podía ocupar una cama del hospital cuando todo lo que necesito ahora es descanso y el cuidado tierno y cariñoso de mi hermano.

–Mi especialidad –repuso Xav con una inclinación de cabeza.

–Estoy tan contenta de ver que estarás bien –le di una palmada en el brazo sano.

–Sabiendo que tú te ocuparás de mi caso, estoy seguro de que voy a estar más que bien. “Absolutamente feliz” eran las palabras que tenía en mente.

Uriel se asomó detrás del sofá.

–Solamente le preocupa que no te ocupes primero de mí y lo dejes a él para el final.

–No, tú eres demasiado bueno –sonrió Will–. Era Victor quien verdaderamente me preocupaba. Quizá piensa amenazarte para que busques primero a su alma gemela. Ya sabes, con una de sus miradas asesinas.

–Sí, le salen maravillosamente bien –concordé.

Uriel se acercó más a nosotros.

–Eso es porque son de verdad. Espero que su pareja sea una mujer impávida.

–Me parece que el destino le dará una chica que sea un caramelo y él tendrá que conectarse con su lado más suave y dejar sus miradas penetrantes para el que se atreva a insultarla –Xav se frotó las manos–. Y yo estaré ahí para disfrutarlo.

Crucé la habitación para saludar a Steve y a Lily.

–¿Se están tomando un recreo de la filmación? –pregunté.

–Yo hice mis escenas ayer –respondió Steve–. Los dobles de riesgo están haciendo las demás. Lily me convenció de que teníamos que estar aquí en caso de que necesitaras más apoyo.

Lily le retorció la oreja.

–Mentiroso. Fuiste tú quien me ordenó embalar todo apenas se apagó la cámara –me dedicó una sonrisa–. Es muy leal con sus amigos.

Me sentí tan feliz por Lily.

–Ya lo veo.

¿Acaso Steve, el hombre duro y relajado, estaba sonrojándose ante nuestras alabanzas?

–Yo… eh… –comenzó a decir aclarándose la garganta–, lamento informar que traje conmigo a toda la prensa. En este momento, están remando frente a tu puerta. ¿Sabías que afuera están bajo el agua?

–Suele suceder –intercambiamos una sonrisa con Xav y después abracé a Lily apartándola del grupo–. ¿Está

todo bien?

–Extrañamente, sí –respondió con una sonrisa–. Entiendo que fue gracias a ti que reunió el coraje para invitarme a salir.

–Tú has estado sobrevolando la zona durante años, admítelo. Yo solo hice aterrizar el avión.

Steve puso los ojos en blanco.

–Gracias, Crystal. Lily tenía que saber que yo había sido un cobarde.

–La charla fue suficiente –Xav me tomó de los hombros y me sentó delante de un plato de

croissants recién hechas–. Come.

–¿Qué es esto? ¿A qué se debe esa actitud autoritaria conmigo? –bromeé.

–No, solo te estoy engordando antes del golpe final –robó un trozo de mi

croissant, la manera más segura de hacer que se lo arrebatara y me lo metiera en la boca.

–En realidad, me siento un poco así –comenté en voz baja.

–Todo saldrá bien. Eres nuestra rastreadora de almas gemelas. Mira cómo ayudaste a Steve y a Lily.

–Es raro pensar que mi primer éxito fue con personas fuera del mundo savant.

–Estoy empezando a pensar que enfatizamos demasiado las diferencias.

–Tú le dijiste a Lily que todos tienen un don.

–Es cierto. Ser una maravillosa artesana tiene que estar al mismo nivel que cualquier don de un savant… o ser el protagonista de un éxito cinematográfico. Tal vez deberíamos pensar en levantar algunas de nuestras barreras.

–Parece que me uní a un verdadero demócrata, ¿no?

–Puede ser. Lo que sí sé es que todos somos especiales… y no son palabras vacías. Mírala a Lily. Ella hace feliz a Steve, ¿no crees?

Formaban una pareja tan dulce. Cuando Steve estaba alrededor de ella, su aura de estrella del cine se evaporaba.

–Es verdad.

–Como tú me haces feliz a mí.

–Ay, maldición –a pesar de mi tono de broma, ambos sabíamos que eso era cierto para los dos.

Éramos conscientes de las miradas de soslayo que estábamos recibiendo. Yo había tomado mi café, comido mi

croissant, debatido filosofía, coqueteado, ya no tenía más excusas.

–Muy bien. Hagámoslo de una vez –me limpié las migas–. Me gustaría que se sentaran en círculo. Si les parece bien, voy a comenzar.

–Crystal, ¿qué vas a hacer? –preguntó Victor.

–Anoche, dejé que la condesa me atacara para averiguar cómo funcionaba su don –a juzgar por la expresión sombría de Saul y de Will, me di cuenta de que ninguno de los dos estaba de acuerdo con mi salida audaz y solitaria–. Su poder es igual al mío, excepto que ella lo invierte y corta las conexiones en lugar de seguirlas. Luego “vuelve a colocarlas en su lugar” –sus palabras–, lo cual explica el orden antinatural que existe en las mentes de sus víctimas. Es como si su relación con el mundo real quedara amortiguada.

–Continua –Victor eligió un asiento frente a mí. Las almas gemelas estaban sentadas juntas en el suelo o compartían algún sillón.

–Lo que creo que tengo que hacer es desenredar los extremos de esos vínculos. Y será la tarea de cada alma gemela volver a conectarse con su pareja, de modo que todos tendrán que estar conmigo. Trace, voy a intentar primero con Diamond. Prepárate.

Mi futuro cuñado asintió.

–Y Xav, te necesito también a ti porque puede ser un poco caótico. No estoy segura, pero existe la posibilidad de que haga más daño –teniendo presentes las advertencias de la condesa acerca de los resultados adversos que podía provocar mi don, me preocupaba no poder obtener el consentimiento de las chicas, por el estado en que se hallaban–. Di, ¿entiendes? ¿Todavía quieres hacerlo?

Los ojos de mi hermana se posaron en los míos.

–Sí, quiero. No voy a permanecer en este estado. Es insoportable.

Eso tendría que ser suficiente.

–Zed, ¿puedes unirnos a todos como lo hiciste antes?

–Claro –sostener a toda su familia sería un esfuerzo enorme pero yo esperaba lograr un efecto dominó. Una vez que la primera mente comenzara a ordenarse, podría seguir rápidamente con las demás.

–Xav, una vez que estemos adentro, tendrás que dejarme sola. No podrás protegerme.

–Pero sufrirás –me dijo tomándome de la mano.

Sí, esa era la parte que había tratado de ignorar.

–La vida es sufrimiento –comenté encogiéndome de hombros–. Eso es lo que la condesa no comprendió.

–¿Y qué quieren que hagamos nosotros? –preguntó Lily.

–Manténganse cerca, por si acaso. Interrumpan cualquier alboroto que se presente –curvé los labios tratando de dibujar una sonrisa. Debido a la presencia de los medios frente a la casa, ya habíamos desconectado el teléfono y el timbre de la puerta–. Preparen té.

–Soy buenísimo haciendo té –se ofreció Steve–. Lily, vayamos a la cocina y dejemos el terreno libre para nuestros amigos.

–Es tu turno, Zed.

Me recliné en los brazos de Xav, mi lugar favorito en el mundo, y él me dio un beso arriba de la cabeza.

–Todo va a salir bien –susurró más como una orden que una convicción.

–Pan comido –mascullé tomando prestada la misma expresión que Xav había utilizado dos días antes.

Esta vez, ingresar en el vínculo familiar fue más fácil pues ya sabía con que me encontraría. La protección de Xav me permitía ver y oír lo que estaba sucediendo sin recibir los golpes de su comunicación telepática. Se me ocurrió que, con la ayuda de Xav, sería probable que yo pudiera participar de la telepatía normal de los savants. Si él estaba presente podría protegerme con sus escudos. Pero no era algo para experimentar en ese momento.

Bien. Voy a salir cuando esté lo suficientemente cerca de Diamond.

Xav me frotó el antebrazo para demostrar que había entendido.

Aquí voy.

Apenas me aparté de la protección de Xav, me golpeó la sensación repugnante y familiar de ser asaltada por la basura mental. Traté de treparme al remolino que giraba en el interior de su mente pero choqué y salí despedida dando vueltas hacia afuera. Terminé mareada y con el estómago revuelto. Eso no estaba funcionando. Xav tuvo que atraparme y volver a colocarme dentro de sus muros.

Bueno. Eso sí que fue un éxito.

Uriel me habló.

Recuerda que tu mente es igual o más poderosa que aquello que estás imaginando. Creaste un remolino ilusorio para comprender lo que está sucediendo pero esa imagen no existe de verdad.

Trace se encontraba a mi lado.

Tienes que creer que posees la fuerza suficiente como para detener ese remolino.

Eso sí que apuntaba al fondo de la cuestión. Siempre me había resultado muy difícil pensar que era una persona valiosa. Todo lo sucedido en los últimos días no podía cambiar eso tan rápidamente. La idea de que pudiera deshacer el daño provocado por una savant mucho más vieja y experimentada que yo era ridícula. Sin embargo, no podía aferrarme a la confianza de segunda mano que los demás tenían en mí. Yo tenía que tener fe en mí misma.

Xav percibió mi determinación.

¿Lista?

Me dejé ir. El remolino era mi imagen y podía alterarla. Muy bien, entonces decidí cambiarla por algo familiar. Chatarra mental, así era como siempre la había imaginado y esta vez yo era un cohete enviado al espacio para interceptarla. Al ingresar en la estela de Diamond, sentí la fuerza con que disparaba sobre mí la descarga de sus preocupaciones.

Era muy potente, como volar a través de deshechos filosos. El dolor no se mantuvo en el exterior sino que rasgó mi cuerpo con un silbido agudo mientras mis nervios se encendían.

Tienes que detenerte. Ese era Xav.

No, puedo hacerlo.

Al volver a ingresar en la atmósfera de Diamond, sentí como si estuviera envuelta en llamas. Xav apoyó la mano en mi cuello tratando de aplacar el fuego con sus poderes. Me ayudó un poco, lo suficiente como para abrir un espacio dentro de mi mente y retomar la tarea.

Crystal, ¿estás segura de que sabes lo que estás haciendo?, preguntó Saul. Había tratado de mantenerse afuera pero me di cuenta de que le resultaba tan difícil como a Xav permitir que me expusiera al peligro.

Tengo una corazonada. Era hora de seguirla. La condesa se jactó de haber cortado las conexiones y vuelto a colocar todo en su lugar; yo me encargaría de desordenarlas nuevamente. Sujeté el fluir de la conciencia de Diamond y lo impulsé hacia Trace. Era como intentar aferrarme a una lluvia de meteoritos.

¡Eso es!, instó Trace.

¡Tu temperatura está demasiado alta!, advirtió Xav.

Con todas mis fuerzas, lancé la conexión fuera de la órbita tensa y falsa que había tejido la condesa, confiando en que Trace la atraparía y me dirigí directamente hacia Karla. Esta vez, no vacilé, me arrojé directamente, tomé un puñado de lo que era de ella y se lo envié a Saul.

Te sangra la nariz. El tono de Xav era urgente.

Tienes que detenerte.

Todavía no.

Phoenix era la siguiente. Ella intentaba ayudarme. Noté que buscaba recuerdos de Yves para que yo los sujetara, momentos recientes, cuando él la había calmado y consolado después del trauma. Utilizó su poder para congelar esos instantes en el tiempo, de modo tal que se alejaran flotando del torbellino de su mente.

¡Sí, eso es muy útil!, la alenté. Ya me resultaba más fácil atrapar un hilo y llevarlo conmigo. Yves me acompañó durante todo el proceso, esperando el momento de aferrar la conexión.

¡Crystal, ya basta! Regresa y termina más tarde. Xav estaba muy alterado. Colocó un pañuelo en mi nariz y luego me secó los ojos.

Por favor. El ruego de Zed se interpuso al pedido de Xav. Él había sido tan paciente ayudando a los demás, sosteniendo la unión de cada vínculo. No podía retirarme ahora.

Sky es la siguiente.

Llevada por la iniciativa de Phoenix de usar su don, Sky estaba haciendo un gran esfuerzo por detener todo el material de su órbita. Vi cómo se agitaba la tenue conexión con Zed, el extremo ya estaba suelto para que yo lo atrapara mientras el color resplandecía para atraer mi atención. Al sentir que flaqueaba la fuerza de mi ilusorio cohete, me retiré lentamente. No estaba segura de haber hecho lo suficiente. Temí que, si la conexión se caía y se enredaba nuevamente, en vez de ayudar a Sky, podría hacerle más daño.

Estoy aquí. Ya lo tengo. Zed consiguió volar junto a mí y asir la conexión. Más que verlo, alcancé a sentir el pulso del poder que se deslizaba a través del vínculo que los unía. El circuito se había reparado; la electricidad de su relación circulaba, una vez más, a gran voltaje.

Voy a entrar, le dije a Xav. Pero no lo logré. Me resultó imposible detener el rumbo que me llevaba hacia afuera, lejos de las conciencias que había visitado. Sin fuerza, estaba precipitándome por el espacio en caída libre y el impulso me conducía hacia la oscuridad.

¡Xav!

Te tengo. Y no voy a soltarte.

Comprendí que no me hallaba sola en el espacio sideral de mi mente. Mi piloto siempre había estado ahí y podía conducirme a mi hogar.

 

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