Carmina Burana
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I
<El fuego del amor>
El amante como víctima del amor y de la pasión. Sólo el sí de la amada puede curar su mal. Estrofas rítmicas de variada estructura.
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Nuestro amor envejeció
hasta que, de manera deseada
renovada,
la chispecilla nueva
de una Venus nueva
me arrebató.
En esta llama encuentro la muerte
cuando gozosamente me hiere.
Por la belleza de su acción
la culpa se disculpa
y la furia de la pasión
redime su hermosura.
2
¡Ojalá
esta carga mía
pudiera Flora[309] conmigo experimentar,
pues de mí, su esclavo, esclavo sería!
Es, en verdad, el mayor consuelo
de cualquier dolor
encontrar un compañero
que se una a tu aflicción.
3
Dos veces recibe corrección
quien trata
de dar coces contra el aguijón.
Así que con razón padezco
y mil veces
recibo tormento
y más veces
a punto estoy de estar muerto.
¡Pon ya final, Venus, pon ya final,
que nuestro fuego ya alcanza
la ciudadela real!