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Inicios: una alquimia ganadora
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INICIOS: UNA ALQUIMIA GANADORA
Un contexto favorable
A principios de los años setenta, cuando el mundo está a punto de entrar en una grave crisis económica tras la guerra de Yom Kipur y la crisis del petróleo de 1973, tiene lugar una reunión decisiva en Cupertino (California) entre dos jóvenes y ambiciosos informáticos, Steve Wozniak (nacido en 1950) y Steve Jobs (1955-2011). ¿Su sueño? Crear y comercializar un ordenador fácil de entender y de usar.
En ese momento, la industria informática y electrónica está en auge en los Estados Unidos. En 1958, el microchip —o circuito integrado—, creado de forma independiente pero simultánea por los estadounidenses Robert Noyce (cofundador de Intel, 1927-1990) y Jack Kilby (ingeniero electrónico, 1923-2005), da lugar a la tercera generación de ordenadores y suscita un interés general por la informática, con un impacto positivo considerable en la economía estadounidense.
Posteriormente, el mercado se beneficia de la invención del microprocesador por Marcian Hoff (nacido en 1937), un ingeniero de Intel, en 1971. Esta creación es la base para el desarrollo de los primeros microordenadores, más conocidos como ordenadores personales. Sin embargo, estos siempre se limitan a un uso profesional o científico y requieren unos ciertos conocimientos informáticos.
Palabras clave
Circuito integrado o microchip: circuito de reducidas dimensiones que reúne en un solo bloque varios componentes electrónicos. Esta invención puede cumplir una o varias funciones más o menos complejas, como almacenar información o realizar operaciones matemáticas.
Microprocesador: circuito integrado complejo que comprende todos los componentes de un procesador, el órgano que ejecuta las instrucciones de los programas informáticos.
El hippie descuidado y el informático ingenioso
Steve Jobs y Steve Wozniak son dos jóvenes informáticos que se conocen en 1971. Su amistad se materializa rápidamente en torno a un invento de Wozniak, la bluebox, una máquina que permite a sus usuarios acceder ilegalmente a servicios telefónicos. Es a Jobs a quien se le ocurre empezar a comercializarlo. Ya se observa la manera en la que, en términos generales, ambos trabajan: Wozniak se dedica a la invención y a la creación de productos, mientras que Jobs se enfoca en el márquetin.
La combinación de los conocimientos electrónicos y matemáticos de uno con las habilidades comerciales del otro es lo que les lleva a decidir crear un ordenador de uso más agradable que los pocos dispositivos ofrecidos en la época. Aunque la idea está en el aire por un tiempo —varios aficionados entusiastas están tratando de crear su propio sistema, a veces también con el objetivo de democratizar la informática—, los dos Steve se las arreglan para formar la alquimia ganadora en la realización de su proyecto. Al igual que en el caso de la bluebox, Jobs reconoce el potencial del mercado para un producto de este tipo, y Wozniak lo diseña.
Aunque la empresa Apple Computer Inc. se funda en enero de 1977, es necesario remontarse unos meses atrás para entender las ambiciones de los dos jóvenes fundadores. En realidad, la historia comienza en 1976, cuando Woz termina de confeccionar su primer producto, el Apple I (o Apple BASIC). Al mismo tiempo, Jobs obtiene un primer pedido de 50 unidades montadas (cada una por 500 dólares) del distribuidor estadounidense Paul Terrel.
Ron Wayne (nacido en 1934) se unirá a ellos durante un tiempo (solo doce días), ya que no confía demasiado en el proyecto. Acabará vendiendo sus acciones a los cofundadores por el módico precio de 800 dólares, desconociendo el prometedor futuro que le espera a Apple.
«Steve y Steve tenían su proyecto. Querían cambiar el mundo a su manera. Yo quería cambiar el mundo a la mía» (Wayne en Facebook 2012).
Se venderán 200 ejemplares de este primer modelo de ordenador personal, a un precio de 666,66 dólares. En ese momento, el empresario Mike Markkula (nacido en 1942) ve en Apple un potencial de crecimiento y se convierte en su mayor accionista al invertir 92 000 dólares en la empresa. Esto anima al Bank of America a prestar a los dos Steves 250 000 dólares.