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El cartero llama dos veces

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EL CARTERO LLAMA DOS VECES

Una confesión menor: soy inseguro. Soy tímido, e inseguro. Aprendí a sobreponerme a eso pero está en mi esencia. Quiero decir: haría una fila con todos los lectores, oyentes y televidentes y charlaría con ellos. Un psicólogo de café diría rápidamente que intento “justificarme”, quizá. Llevo años sosteniendo este gráfico: estamos nosotros, luego el microclima, después la opinión pública y finalmente el público. El microclima está formado por los que acceden a nosotros, o logran que su opinión acceda: el amigo de tal, la novia de tal otro, el familiar, todos aquellos que sostienen que quienes deben estar en este sitio son ellos y no nosotros. “Lanata es un idiota, vos tendrías que estar ahí”; esa frase —cambiando el sujeto, claro— resume gran parte de la historia de los medios. El microclima es envidioso y competitivo. La opinión pública es más amplia: los chismosos de la sociedad, la clase media y media alta urbana, los que multiplican lo que ven o leen. Y el público es, generalmente, generoso: al público le alegra que te vaya bien. Es el público el que me dice “Rezo por vos”. La mayoría de las veces el periodismo confunde al público con el microclima; de allí derivan aquellas frases del tipo “Todo el mundo habla de…”. Hace años, frente a esa frase, me tomé el trabajo de preguntar cuántos eran “todo el mundo”:

—¿Quién?

—Todo el mundo.

—Decime quién.

—Bueno… Eeehhh… Mi mujer esta mañana.

—Ja.

—Y escuché a dos tipos discutiendo el tema en la parada del bondi.

—Tres.

—Y tuvimos en la radio diez llamados. No, once.

¿Catorce personas es todo el mundo? Nos escuchan ochocientas mil todas las mañanas. Un criterio similar mantienen en los últimos años los medios tradicionales en la relación con Twitter: creen que exhiben una síntesis de la reacción social. No desconozco su influencia, pero tampoco que gran parte del tiempo tuitear es la puerta de un baño público.

Durante el primer año de Veintiuno recibí y respondí personalmente todas las cartas que llegaban a la redacción. Al año dejé de hacerlo porque dirigía la revista, escribía columnas y la Enciclopedia del Verso y era materialmente imposible seguir con todo. Las cartas que siguen son varias —algunas sin mi respuesta— y pueden leerse como una pequeña pintura del país en aquel momento.

LA BATALLA DEL PESO

Estimado Jorge Lanata: He recibido hoy con mucho dolor el aumento de tu revista. ¿Por qué? Simplemente porque creo que has entrado en la vorágine de los grandes multimedios que a cualquier costa quieren recuperar su dinero.

Cuando lanzaste la revista, la publicidad que hiciste era algo así como: sólo cuesta tres pesos y te mantiene informado. ¿Te olvidaste de ese eslogan inicial? Porque creo a mi modesto entender que no puedes ofrecer algo que no estás en condiciones de soportar económicamente. La primera fue con “tierra de Anillaco”, que supongo no debe haber costado mucho, porque quién puede ir a hacer turismo a ese lugar!!! con la historia pesada que tiene (aunque no reniego de su paisaje), las siguientes fueron algunas chucherías que creo que su valor debe ser ínfimo al realizarlo en grandes cantidades.

Y las dos últimas con cd… ¿Alguien te lo pidió? ¿Alguien te pidió que gastaras tanto por los lectores aficionados a vos y a tus colaboradores?

No te pongas en gastos boludos si después no los podés afrontar, porque la gente que te hizo los cd vos le diste a cambio lo que se llama canje en publicidad, te doy valores y vos me ponés la publicidad gratarola, encima a página completa y colores. No estoy en el tema publicidad pero supongo que el manejo fue ese.

No lo tomes como que te tengo odio ni bronca, no es así en lo más mínimo, te tengo aprecio, aunque no te gusta que te lo digan y me parecés realmente un tipo exitoso, pero POR FAVOR NO ENTRES EN LA VORÁGINE DE LOS GRANDES MULTIMEDIOS, SI NO TE LO PODÉS BANCAR ECONÓMICAMENTE NO LO OFREZCAS.

En cuanto a la cantidad de páginas de publicidad que podés vender por tirada, estoy de acuerdo con vos, pero veo que estás creciendo porque al principio tenías muy pocos anunciantes y ahora algunos más. TODO LLEGA. NO TE ADELANTES A LOS ACONTECIMIENTOS. Y como estoy un poco pensativa te “regalo” de El Tao de los líderes de John Heider, el capítulo 40, que dice así: APRENDE A VOLVER A TI MISMO. CALLA. ¿QUÉ OCURRE CUANDO NADA OCURRE? ¿CONOCES LA DIFERENCIA ENTRE LO QUE OCURRE Y CÓMO OCURRE? ¿SIENTES QUE LO QUE OCURRE SURGE DE CÓMO OCURRE? PROCESO… Y PRINCIPIO.

Dra. Guillermina Julia Lopes

Contadora Pública UBA, DNI 17.550.178

P. D.: Y no consideres que soy una boluda más, aunque tengo mi DNB pero no mi DNI, porque lo perdí por boluda… Te quiero y cuidate… Porque como dicen en Zoo, hay muchas fieras sueltas y tu tarea como informador es, valga la redundancia, informar para que dejen de estar sueltas!!!

Saludos

N. del D.: Guillermina, vamos a tratar de entrar en la versión argentina de El libro Guinness de los récords. Por lo que sé, nunca un medio planteó sus números ante el público y me parece que, en este contexto, habría que hacerlo aunque sea de una manera muy general. Ante la sola idea de lo que acabo de decir nuestra gente de administración ya tiene dos internados en coma cuatro. En el fondo no son víctimas de un soponcio sino de un estereotipo. Quiero darte ejemplos y números concretos frente a tu “acusación” de vernos entrar en la “vorágine de los grandes multimedios, que a toda costa quieren recuperar su dinero”. Es gracioso y hasta cándido que lo veas así, y frente a eso se me ocurren sólo tres reacciones:

a) Putearte sin explicar por qué.

b) No publicar tu carta y que sólo vos te enteres de que no la respondo.

c) Darte información para que, aunque sigas pensando lo mismo, tu juicio no sea al menos tan ingenuo.

Es obvio que estoy eligiendo la tercera posibilidad. Voy a numerar la respuesta porque se me ocurre que, aunque conspira contra el tono coloquial, ayuda en la explicación:

1. Esta revista sólo lleva algunos meses en la calle. Nadie podría pensar en recuperar la inversión en un lapso tan corto, hasta un empresario argentino se daría cuenta de que eso es imposible. Al día de hoy la inversión hecha para que esta revista esté en la calle supera los dos millones de dólares (sí, leíste bien: 2.000.000 de dólares o pesos aparentemente estables). Lo bueno del tema, en mi caso, es que puedo contarlo: es plata en blanco, con impuestos pagos y todo en regla.

A menos que vendamos cocaína —y muy rebajada— es imposible que queramos recuperarlo en unos meses. Los tipos que acá entienden de números proyectan que esa guita se recuperará en unos dos años y medio, si todo se mantiene así y nadie estornuda. ¿Habíamos previsto esa plata al comienzo? No. ¿Sólo porque somos tarados? No solamente: la altísima circulación de XXI y el lento ritmo de crecimiento de la publicidad hizo un bollo de papel con nuestras primeras cuentas.

2. Con la revista a tres pesos la editorial se queda con 1,60 de cada revista vendida. El restante 1,40 se queda en la cadena de distribución; esto es: representante, recorridos, kiosqueros. De ese peso con sesenta centavos deben sacarse los costos de producción de la revista. Cada ejemplar, en la misma cuenta, nos cuesta 1,07 centavos tomando en cuenta impresión, papel, regalo y suplemento. Con los 53 centavos restantes deben pagarse salarios de más de 70 personas, cargas sociales, gastos de producción periodística, gastos de infraestructura, etcétera.

3. Sé que en tu carta no nos comparás con los grandes multimedios en cuanto a tamaño, sino en cuanto a actitud depredadora, pero sería bueno que tuvieras en cuenta estas cifras: Eurnekian vendió el cable en 800 millones de dólares, Prime y el CEI compraron Canal Nueve en 140 millones, etc. Y una comparación entre tele y gráfica: una página de publicidad en una revista oscila entre 2 y 4 mil dólares. Un segundo (sí, un segundo) en el horario central de la tele cuesta entre 300 y 400 pesos; cada aviso tiene un promedio de 25 a 30 segundos de duración, lo que quiere decir que cada vez que sale cuesta entre 7 mil y 12.000 pesos. Pensá cuántos avisos tiene una tanda. Si tenés razón al calificarnos de aves voraces, debemos pertenecer a una nueva especie denominada “pollitos de rapiña”.

UN PESO

Jorge: ¿Se viene la colección de Rock Político Nacional? ¿El aumento de precio se los sugirió Mary July? ¿Lloverá mucho este verano? Avisen cuando Cielo Despejado viene dentro de la revista porque discutí con cinco kiosqueros antes de decidirme a comprarla.

Los felicito a todos por la revista, por ahora vale lo que cobran, pero les aviso que más de cinco mangos no voy a poder pagar.

Julio Tuozzo

N. del D.: Sobre si lloverá o no en el verano, te informamos que la revista, más el regalo, más un pronóstico meteorológico certero sale nueve mangos. Sobre tu límite de cinco pesos no te preocupes: si por un mango se armó este quilombo, creo que nunca vamos a ir a cinco.

OTRO PESO

Jorge: Quería decirte nada más que te voy a ayudar y seguiré estando aquí. No lo voy a hacer porque sí, lo voy a hacer porque creo que vale la pena. Me gusta que la gente hable claro, me gusta aprender, me gusta saber, me gusta coincidir (o no coincidir), me gusta que me respeten y que no me mientan (y si vos lo hacés también me gusta porque lo hacés muy bien… me consuela saber que hay otros que ni siquiera son buenos para mentir). También porque tengo la grata sensación de que la gente que trabaja con vos, además de lo profesional, son buenas personas y que les prestaría unos mangos si me lo pidieran.

Un abrazo,

Horacio Novello

DNI 14.922.173

P. D.: La última frase, lo de la gente que trabaja con vos, no debe tomarse en forma estricta. Es una imagen, una metáfora, un recurso literario, un símbolo.

N. del D.: Sobre tu aclaración respecto de los que te mienten o no, bancate creerme o no me creas, pero ofende un poco que me digas eso. Sobre tu ofrecimiento de guita para nuestra gente, recién salió el primer micro para tu casa, vayan poniendo la mesa.

COSA DE MANDINGA

Estimado Sr. Lanata: En un rincón de nuestro jardín, oloroso de rosales, jazmines, azaleas, limoneros, pomelos y etc., etc., tenemos plantado tomillo, albahaca, romero, estragón y menta. Allí echamos la tierra de Anillaco que vino en su revista y notamos con sorpresa que nos ha brotado una pista de aterrizaje que crece día a día. Ahora bien: ¿debo declararla como imprescindible para exportar aceitunas?, ¿el gobernador Mazza podrá darme ideas al respecto?, ¿debe ser notificada la Fuerza Aérea?, ¿me conviene privatizarla y darla en concesión?, en tal caso, ¿es necesario un free-shop?, ¿puedo regalarle un brote a algún vecino?, ¿debe notificarse a presidencia de la nación?, ¿debo pagar royalties?, ¿y monotributo?

Como verá, son demasiadas dudas que mi atribulado cerebro no puede despejar. Agradeceré sus consejos. Desde ya, muchas gracias.

Carlos Montella

Paraná

P. D.: Sigan así, para —como decía Seinbek— “que la luz no se apague”. Un abrazo para todos.

N. del D.: Carlos, nos vemos en la obligación moral de decírtelo para que no te tome por sorpresa: cuando termine de crecerte la pista comenzará a nacer un Eurnekian. Esto ya le sucedió a un vecino de Chajarí, pero mientras nos lo estaba contando por teléfono escuchamos un grito y luego se cortó la comunicación. Ahora que lo noto, ambos casos sucedieron en la misma provincia, por lo que podrían suponerse características climáticas favorecedoras del fenómeno. Supimos de otros casos, en el sur argentino, donde lo que comenzó a crecer fueron declaraciones juradas. Valor. Y mantenete en contacto.

AMADOS NIÑOS

Jorge: Quiero decirte que a pesar de que sólo tengo 14 años, ya veo cómo son las cosas en el país, y es por esto que te escribo para felicitarte por la posición que tomaste. Te cancelaron el programa y sacaste una revista. Eso es la mejor manera de demostrar que una persona mantiene sus ideas. Si te sacaran la revista, conducí en la radio, si te cancelan la radio, trabajá en un diario y si te despiden del diario, actuá en público, pero nunca, nunca te rindas.

Parece un país (si no lo es) en el que el concepto de Democracia, gobierno del pueblo, se olvidó por completo. Si somos nosotros los que elegimos a los corruptos que queremos que nos gobiernen, por lo menos quejémonos y hagamos valer nuestra palabra, exactamente lo que vos hiciste. Sigan así que algún día todo esto va a cambiar, ya sea porque mi generación se dé cuenta de lo que no tiene que hacer el día que controle al país o que si Dios quiere, pronto los que asuman lo hagan también. Y si no, nos queda la esperanza. No existe un gobierno tan corrupto como para quedársela también… ¿O sí?

Santiago Labollita

Estudiante de Cipolletti, Río Negro

N. del D.: el estudiante Labollita ya ha sido denunciado ante los correspondientes organismos de seguridad de su provincia.

OTELO ESTÁ CELOSO

Jorge: ¡Nos hiciste un buraco! Como diseñadores, este tipo de ideas nos estimulan para seguir viviendo. Felicitaciones y gracias.

Estudio de Diseño Shakespear-Veiga (Raúl Shakespear y Cecilia Veiga)

N. del D.: Gracias, Shakespear. Vos tampoco estuviste mal con Romeo y Julieta.

EXIGENCIAS

Sr. Director: Usted se queja por la falta de difusión de la declaración jurada, pero XXI cometió el mismo “error” al omitir en su última edición el más mínimo comentario sobre el Congreso Mundial de la Comunicación, acontecimiento sin precedentes en la historia, donde participó uno de sus más grandes colaboradores criticando a las grandes estructuras mediáticas. Creo en lo que hace y dice, por lo que espero encontrar una respuesta que no trastoque la imagen que tengo que usted.

Christian Boyanovsky

N. del D.: Si todo nuestro laburo de años depende para vos de esta respuesta, te pediría que desde el próximo jueves empieces a comprar Para Ti.

FÚTBOL DE SEGUNDA

Jorge: Verano del 86, San Lorenzo-Independiente (cancha de Ferro) en la entrada revisan a mi padre como si fuera un delincuente, le hacen dejar el cinturón; un padre que va a la cancha con sus dos hijos de 11 y 13 años. Minutos después entrarían cincuenta personas de la barrabrava sin ser siquiera cacheados.

PREGUNTA: ¿Para qué molestan a la gente que va con su familia o a los pobres viejos —les hacían sacar las pilas de las radios— si después dejan pasar así nomás a los más peligrosos?

Diciembre del 94: Huracán-San Lorenzo (cancha de Huracán), treinta inadaptados se meten a la cancha a los empujones, sin pagar entrada. ¿Qué hace la policía? Tira gases lacrimógenos a la tribuna! Y los que no hicieron nada? No importa.

PREGUNTA: Vale la pena tirar gases en una tribuna donde hay mas de diez mil personas por sólo treinta tipos???

Último clásico San Lorenzo-Huracán en el Nuevo Gasómetro… Corría el rumor por todo el barrio… lo sabían los fanáticos y los no tan fanáticos, los de Huracán y los de San Lorenzo.

Murió Ulises Fernández, hincha de Huracán, pudo ser uno de San Lorenzo, o pudo ser algún inocente que pasaba por ahí.

Qué dijo el comisario: “Cómo íbamos a imaginarnos que los hinchas de San Lorenzo iban a salir a los tiros desde la ciudad deportiva”. Cierto, la policía está para reprimir y no para prevenir. Más de veinte oportunidades, saliendo del Nuevo Gasómetro sobre la Av. Perito Moreno…

Las veinte veces desde el mismo lugar, unos metros antes de llegar a una iglesia —la zona de cascotes, como decimos con mi hermano— siempre desde ese lugar 4 o 5 personas de la villa salen, tiran 3 o 4 piedrazos cada uno y corren a esconderse.

Y la policía??? Tomando café con galletitas en la estación de servicio de Cruz y Centenera (facturas no venden en la estación de servicio y las panaderías están cerradas).

El otro día en vez de piedras fueron tiros y un hincha de San Lorenzo resultó herido… Yo entré por Perito Moreno y sobre la villa había un policía cada cincuenta metros, todos mirando para el lado de la calle y no para la villa. Por suerte después del partido salí por Av. Cruz. ¿Pude haber sido yo?

PREGUNTA: La policía que yo vi al entrar parada frente a la villa, ¿seguía observando a la gente de San Lorenzo? ¿Tenían miedo de que atacaran la villa? O quizás en el momento de los disparos los policías ya estaban tomando su cafecito en Centenera y Cruz.

Rumbo a la cancha de Vélez, el partido después de la muerte del hincha de Huracán…

El colectivo 4 está llegando a Av. La Plata, hay casi diez hinchas de Huracán arriba. Unos cuatro hinchas de San Lorenzo lo paran, los de Huracán se asoman y dicen que si suben los van a matar a todos, hay intercambio de insultos y piedrazos, el colectivo sigue su camino por suerte sin ningún herido.

PREGUNTA: ¿Por qué motivo se juega el partido en cancha de Vélez? La gente de Huracán y San Lorenzo tiene que viajar desde Parque Patricios y Boedo hasta Liniers con el mismo colectivo o en auto por la misma ruta. ¿No era menos peligroso hacer el partido en cancha de Huracán? ¿No se hubiesen evitado encontronazos como el que relato anteriormente?

En fin… escribo a ustedes porque son preguntas que habría que hacerles a los encargados de la seguridad y a mí no creo que me den pelota. Bahhh, en realidad esto lo escribo de bronca por la ineficiencia de la policía. La violencia en el fútbol creo que no es exclusiva culpa de la policía, pero me da la sensación de que si se pusieran un poco más las pilas, podríamos ir más tranquilos a la cancha. Saludos y sigan así.

Luciano Martín Pertuzzo

N. del D.: Fuimos hace unas semanas, con gente de la revista, a ver River-Boca. Es obvio que yo era, en la delegación, el marciano invitado. Me fui a los veinte minutos, pensando que es un milagro que no mueran diez personas por domingo. El nivel de violencia contenida —y también, claro, expresada— es atroz. Y no me refiero a las barras bravas, ya que sólo nos cruzamos con la de Boca, cómodamente instalada en el estacionamiento de prensa de River. Hablo de la violencia de las 4 × 4 entrando con los desocupados, del tipo que corta los tickets, del propio palco de prensa, de la bosta —sí, bosta— que caía sobre la gente, de la locura general de un partido que, para colmo, se anunciaba como mediocre y en efecto lo fue. Yo creía que iba a ver un juego. También pensaba —lo sé, soy un tarado— que los que jugaban se divertían, y divertían al público. Martín, Gabriel y Claudio habían ido con sus hijos. Salí pensando que nunca iba a llevar a Bárbara a ese sitio. Aquel domingo me sirvió, también, para desentrañar el estereotipo que escucho desde siempre por parte de amigos de clase media cuando confieso que no entiendo lo que ellos llaman fútbol.

—No entendés la pasión, ¿eso te pasa?

—¿No te conmueve toda esa gente gritando, boludo?

—¿No te gusta lo popular?

Y así. Si lo que estaba en River aquel domingo era pasión, entonces ¿qué carajo era lo que sintió Moreno en La Gaceta, o Picasso mientras pintaba el Guernica, o Clay parado en medio del ring, o Perón cuando su avión sobrevolaba Ezeiza? Según el sitio desde donde se lo mire, lo único que yo podía ver en el partido era cinismo en la parte de arriba y sorda desesperación en la de abajo. Para colmo escribo esto justamente por eso: porque me conmueve la gente. Para colmo de colmos no me siento parte de ninguna elite, por lo que no entiendo esa pregunta sobre lo popular: Sarandí queda bastante lejos de Palermo Chico. Te cuento lo que vi ese domingo en River: la patraña perfecta del circo, tipos que pierden durante todos los días de todas las semanas y que sienten que aunque sea en la cancha podrán ganar; también vi un sistema lustroso, cínico y perfecto que fomenta esa fábula y encima les cobra entrada. La mayoría de los que manejan eso tienen tanto que ver con el fútbol, con el juego, como la música militar con la música. Casi todo se puede en la Argentina: desaparecer treinta mil personas, secuestrar bebés de las víctimas, malvender las empresas, endeudar diez generaciones, dar golpes de Estado, declarar la guerra a los ingleses, escupir la Constitución, derogar las leyes, influir al Poder Judicial hasta la vergüenza ajena, dispararles a los pibes de la provincia por la espalda, pero hay una sola cosa que no se puede. No se puede parar el fútbol. Cuando eso sucede, la crisis es insoportable: la primera semana hay rostros preocupados pero no pasa a mayores; a los quince días el presidente que fuera se empieza a preocupar por el asunto, a los veinte el tema es prioridad del Estado, y se soluciona como sea. La Argentina no soporta dos o tres meses sin fútbol. ¿A quién se le ocurre semejante barbaridad? ¿A ver si todavía, en esos meses, la gente piensa? La lógica que ahí se expresa es la del poder desnudo, una especie de Argentina sin metáforas, sin almohadones; lo que está es lo que hay, y es lo que se ve: el pez grande tiene necesidad y derecho de comerse al chico, es el destino. Julio Grondona, un vecino de Sarandí al que mi padre ayudaba en su reparto de tarros de leche en los años treinta, “critica” a Fidel pero vive en estado constante de reelección y sólo una vez tuvo una lista opositora. Si lo trasladáramos al país, su Ejecutivo maneja sin ningún complejo de culpa el Poder Judicial, los árbitros. Su aparato de prensa corporativa es casi perfecto: en la AFA el Pravda sería un ejemplo de tibio oficialismo. Alguna vez preguntamos, desde estas páginas, qué pasaría si todos los periodistas deportivos pasaran, en bloque, a hacer periodismo político. Es probable que se dejaran de vender los diarios: estarían atestados de notas diciendo que Menem es la séptima maravilla del Universo, o el peor habitante del Infierno, y todo sin ninguna prueba, sin ningún chequeo, por puro macho. ¿Es mi impresión o el ochenta por ciento de las crónicas de los partidos no cuentan qué pasó durante el encuentro? Por otro lado: ¿alguien notó que en el fútbol casi no hay hechos de corrupción? Curioso, ¿no? No hay técnicos que coimean a los jugadores, no hay lobbies de periodistas que les suben el precio, no hay partidos en los que van a menos, no hay nada de nada de nada. ¿Serán argentinos los que juegan? Ah, me olvidaba: tampoco hay clubes. Quiero decir: clubes, sitios de esparcimiento y de actividades de los vecinos de determinado barrio, lugar de promoción social o cultural, puerta que se abre a deportes con menor repercusión, fomento del amateurismo. Sí, ya sé. Soy un idiota, claro. Disculpen. En los clubes hay bancos, locura de acreedores, fomento de la barrabrava como grupo de tareas (si las barras son la “síntesis de la pasión popular”, ¿por qué no lo serían los grupos de tareas? Después de todo, estaban formados por suboficiales, por sargentos, por cabos, por meritorios…).

Perdón de vuelta. Debe ser la edad. La próxima vez que hablemos de fútbol voy a hacerlo con más calma.

SOBERBIOS, ANTISEMITAS E IRRESPONSABLES

Señor Jorge Lanata: Leo habitualmente la publicación de su dirección, y creo de su propiedad, denominada XXI y en los últimos números de la misma noto en ella cierto ánimo discriminador, acentuado desde que comenzaron a tratar la crisis del Banco Mayo y la actuación del presidente del mismo, señor Beraja. Esta actitud, conociendo los pensamientos suyos que ha hecho públicos, la veo efectuada desde la soberbia de alguien que escudado detrás del principio de la LIBERTAD DE PRENSA y la libre expresión se arroga el derecho a decir lo que se le ocurre sin medir ni analizar las consecuencias.

Haciendo uso de su indiscutible calidad periodística, como la de varios de sus colaboradores, se emiten opiniones que irresponsablemente involucran a personas, comunidades y hasta países, por hechos producidos individualmente por una o algún grupo de personas. Soy JUDÍO, ejercí durante muchos años la dirigencia de la comunidad Judía y fui durante cinco años presidente de la Asociación Israelita de Beneficencia de Resistencia, a la par de las otras actividades comerciales y dirigenciales que tengo en la ciudad en la que vivo, en la que todos me conocen por lo que soy, como persona y judío. Al mismo tiempo, puedo decir con total tranquilidad que no poseo el complejo de sentirme perseguido frente a cualquier manifestación que en muchas oportunidades se realizan producto de la ignorancia y la estupidez, pero si reacciono, con el vigor necesario, cuando detecto que algún hecho tiene origen en la mala intención y fundamentalmente cuando el mismo puede adquirir una trascendencia muy significativa y especialmente cuando, “rebuscadamente”, haciendo mal uso de un hecho se intenta confundir a la opinión pública. Por el cargo que ejercí en mi comunidad, conocí al señor Rubén Beraja cuando accedió al cargo de presidente de la DAIA. Posteriormente no he tenido relación con el mismo. No soy ni fui su amigo, tampoco su enemigo. Nunca fue mi representante comercial frente al gobierno, ni el de mi congregación, como tampoco de la Comunidad Judía Argentina, por lo cual el problema de sus negocios, de mis negocios como el de todos los judíos que vivimos en nuestra República Argentina, son responsabilidad individual de cada uno, en sus pérdidas y en sus ganancias. El ser presidente de la DAIA le significaba al señor Beraja la facultad de llevar a las instancias externas de la comunidad, sean estas gubernamentales o privadas, la voz de los judíos frente a cualquier hecho que pudiera tener orígenes o visos antisemitas o discriminatorios. Y nada más. Quien quiera adosarle a su función de presidente de la DAIA cualquier otra característica o responsabilidad, peca de ignorante o mal intencionado. Quien lo reemplaza en estos momentos al señor Beraja, si es que leyó las últimas publicaciones de XXI, especialmente la última, debería actuar en cumplimiento de su obligación. (Si no se hizo siempre, fue porque dentro de la comunidad judía se acepta y respeta la pluralidad de ideas y la democracia.) Tampoco nunca fue problema de la comunidad judía argentina que hacía el señor Beraja con las utilidades de sus negocios, en qué las distribuía, cuáles eran, etc., etc.

Es por todo lo relatado que no puedo admitir, sin adosarle connotación discriminatoria y antisemita, que se diga que la comunidad judía deberá padecer por los hechos realizados por el señor Beraja en sus negocios, ni aunque la Justicia determine su culpabilidad, porque no fue en nuestro nombre que los realizó.

¿Cuál es la intención de vuestra insistencia en el tratamiento del tema? ¿Por qué esta afirmación tan apresurada y fuera de lugar? ¿Por qué la intención de mezclar los negocios del señor Beraja y sus socios con toda la comunidad judía argentina? Son preguntas que ustedes seguramente contestarán con suma facilidad dialéctica, pero si analizan objetivamente la situación que les estoy planteando tendrán que coincidir con mis conceptos y aceptar sus errores, salvo que crean no haberlos cometido y lo escrito tenga una orientación ideológica implícita, que me molesta porque no la comparto. Usted y sus colaboradores no pueden ignorar los métodos utilizados por los nazis y antisemitas cuando a partir de la deformación y tergiversación de la realidad intentan crear una conciencia colectiva predispuesta en contra de los judíos.

La vida en algún momento nos muestra la cara de la verdad y esta puede llegar a sorprendernos y también a dolernos, y así como nos enteramos, aunque aún no tenemos la certeza de que sea como se relata periodísticamente, de que el señor Beraja habría efectuado algún tipo de negocio no legítimo, también descubrimos que el señor Lanata permite que alguno de sus colaboradores exhiba, con gran sutileza, determinados rasgos discriminatorios.

Podría seguir efectuando explicaciones, analizando partes de los escritos, pero creo que no es necesario. Usted entiende lo que yo deseo explicarle. Me recomendaron que no sería conveniente cuestionar a un periodista de su fuste, pero lo hago con total responsabilidad y convencido de mi obligación de alertar contra cualquier actitud o acción que pueda atentar contra la normal convivencia de la comunidad argentina, como asimismo porque me asiste el derecho para expresarle que un hombre que se considera un “adalid” en la defensa de los Derechos humanos, que no puede ni debe admitir que se ataque a toda una comunidad por lo producido por uno de sus miembros.

Usted tiene varios colaboradores judíos y de apellido judío, que tal vez no piensen como yo, o que le servirán para tratar de mostrar que no es antijudío, pero como ya mencionara más arriba, los judíos admitimos la pluralidad de ideas (no el antisemitismo, porque no es una idea) y no todos tenemos la misma militancia como tampoco los mismos sentimientos.

Sin otro particular, lo saludo atte.

Ingeniero Mario Jaraz

Resistencia, Chaco

N. del D.: Ingeniero Jaraz: Quiero, en principio, responderle algunas consideraciones puntuales basadas en su carta:

1. La revista que usted “cree de mi propiedad” en efecto lo es en un 33%, junto a otros dos socios que tienen el mismo porcentaje.

2. Usted asegura que en XXI “la soberbia nos lleva a decir lo que se nos ocurre” y que “irresponsablemente involucramos a personas, comunidades y hasta países”. Creo que un rápido vistazo a nuestra trayectoria profesional es la mejor respuesta a lo que parece una acusación del todo injusta. Para evitar la soberbia que usted nos adjudica debo contarle algunos hechos presumiendo que no los conoce: desde Radio Belgrano primero, luego en el mensuario El Porteño, después fundando y dirigiendo el matutino Página/12 durante ocho años y más tarde en Rompecabezas y Día Dhemos publicado y difundido centenares de denuncias. Sufrimos también, como era esperable, varias decenas de juicios por injurias. Tal vez le sirva para abonar nuestra seriedad profesional que en todos esos años no he tenido una sola condena por ese delito, ni por el de calumnias. No se le escapará que la justicia no ha sido, en este tiempo, opositora, ni que la mayoría de esas demandas provenían de funcionarios del gobierno. Si, como usted afirma, decimos “lo que se nos ocurre” llama la atención que a partir de nuestro trabajo se haya conocido el Swifgate (con la posterior renuncia de Emir Yoma), el caso de Vicco y la Mala Leche, el Narcogate, la denuncia sobre los DNI que derivó en la renuncia de Mera Figueroa al Ministerio del Interior, el proceso judicial al entonces ministro Rapanelli en Caracas, las innumerables denuncias sobre la Corte Suprema, etc., etc., etc. Para hablar sólo del año pasado: el escándalo de las herencias vacantes, las pensiones graciables, las denuncias sobre el juez Bernasconi y su banda, las irregularidades del testaferro de De la Rúa, la caída del Banco de Crédito Provincial, los acuerdos entre AT&T y la Secretaría de Comunicaciones, la declaración de impuestos del entonces ministro Cavallo, etc., etc., etc. Y, en esta revista, nuevas derivaciones sobre la mafia del oro, la declaración jurada del Presidente, los mecanismos de coima del Ejecutivo sobre el Poder Judicial, etc., etc., etc.

3. Usted dice, con razón, que Beraja no fue nunca su representante comercial, ni el de la comunidad judía. Si pienso que su carta está escrita de buena fe, un argumento de ese tipo suena ingenuo. De otro modo tanto la carta como el argumento son de un cinismo insoportable. Esta revista nunca sostuvo que Beraja representara intereses comerciales de la comunidad judía en su conjunto, y mucho menos que ahora la comunidad “deberá padecer por esos hechos”. No escribimos con ese tono bíblico. Le cuento una serie de hechos anteriores a la publicación de las notas sobre el Banco Mayo: tuve la primera noticia a través de un amigo que encabezaba, en ese momento, una serie de gestiones financieras ante la comunidad judía de Buenos Aires para lograr el salvataje del banco sin escándalo en los medios. En aquel momento mi amigo me dijo que el propio Beraja había estado presente en algunas de las reuniones hechas para ese efecto. Mi amigo me pidió, entonces, que no publicáramos la información argumentando que, si lo hacíamos, el perjuicio sobre la comunidad judía iba a ser grave. En aquel momento me enteré de que el Mayo financiaba comedores, escuelas y organizaciones comunitarias. Más tarde supe también que el propio Beraja era dueño del canal de cable Alef Network y de la Universidad Bar Ilán, entre otras empresas, y que había girado autopréstamos del Mayo en su favor. Discutí con mi amigo ese día y el día siguiente y uno de mis argumentos era que lo verdaderamente judío sería publicar la verdad. Esa misma tarde me preocupé por averiguar, discretamente, si la noticia de la crisis en el Mayo estaba en otras redacciones: casi todos la conocían y nadie la había publicado partiendo de la misma lógica de protección a la comunidad. En otros medios se agregaban también otros intereses complementarios: negocios de tal medio con el gobierno o de tal otro con el propio Banco, etc. Mi postura a favor de que el hecho se conociera era obvia: no somos quién para ocultarle nada al público y, por otro lado, ocultándolo sólo se les sirve a los delincuentes que, así, dilatan el escándalo. Para colmo, nuestro equipo tenía muy cerca la denuncia del BCP, y la comparación no era descabellada: en el Banco de Crédito Provincial los Trusso tenían fuertes vínculos con la comunidad católica y con colegios y asociaciones intermedias. Pero nunca escuché, a la hora de difundirlo, el mismo cuestionamiento que con el Mayo. Ni yo mismo tuve, a decir verdad, tantas prevenciones para tratarlo. Sé que escribo estas líneas en un país con un importante componente antisemita, quizá superficial pero existente, y creo que ni eso alcanza para justificar prevenciones a la hora de informar. Quizá, también, seamos todos víctimas del uso extorsivo de la conciencia culpable. Quizá, también, ciertos delincuentes encuentren en esa perversión la mejor máscara para estafar tranquilos. Explicarle a usted que no soy antisemita me pondría en una posición vergonzosa e injusta: tengo demasiados años de trabajo público que se explican solos. Leyendo cualquier número de la revista, o del diario mientras lo dirigí viendo o escuchando cualquiera de nuestros programas, sabrá usted que no dividimos a la gente por su religión. Es gracioso y un poco patético que usted imagine como parte de nuestra respuesta el hecho del origen o la religión de algunos miembros de esta revista. Sería bastante imbécil y bastante nazi que yo le hablara de mis amigos judíos. Por otro lado, todavía no me tomé el trabajo de hacer una estadística religiosa de mi vida o de la redacción. ¿Usted sí lo hizo? ¿Cuántos amigos católicos tiene? ¿Con cuántos musulmanes trabaja? ¿A cuántos hindúes les regala elefantitos de porcelana?

Quería decirle, por último, que creo que el nazismo es un estado de alma. Todos hemos sido en algún momento sus víctimas. Es obvio que, con esto, no estoy negando la tragedia del Holocausto, o la discriminación cotidiana que muchos de nuestros chicos sufren en el colegio, en la calle o en un partido. Odio escuchar apelaciones antisemitas del mismo modo que odio escuchar “bolitas” o “paraguas”, o cabecitas negras, o toroso tortis, o lo que carajo sea. Veo todo el tiempo, en la Argentina del ajuste eterno, a tipos que ganan quinientos mangos reprimiendo a otros tipos que ganan trescientos, y a mil o dos mil hijos de puta que gastan esa cifra en el almuerzo. No podría estar a favor de las divisiones ni aunque quisiera. De lo último que se trata es de dividir. Pero también me enoja que los lobos se pongan piel de cordero, que los estafadores se disfracen con la religión que sea, y que pretendan despertar en mí un sentimiento de culpa que no tengo, porque trato de hacer mi trabajo lo mejor que puedo.

Le agradezco su carta, vuelvo a decirle que la considero injusta, y ojalá mi respuesta haya servido para algo.

ANTISEMITAS

Personas de XXI, me pareció interesante el minidebate que se originó en el número 17 por el Banco Mayo y el supuesto antisemitismo de XXI. Coincido con las respuestas al modesto lector anónimo y a Mario Jaraz, que cree que lo mejor que le puede pasar a una comunidad es que no se la critique ni se le señale lo que está mal, cuando en realidad eso es su perdición.

Sin embargo, no creo que el antisemitismo sea “superficial”, ni que el nazismo sea “un estado de alma”. El racismo en general es bastante más que superficial en la Argentina y el nazismo me parece una ideología concreta que actuó (o actúa, teniendo en cuenta a los neonazis) en forma concreta, es decir, reprimiendo, asesinando y saqueando.

Cuando hay millones de dólares en juego, la religión pasa a un segundo plano. En estos casos los católicos, judíos o budistas tienen un solo dios globalizado, de papel, pintado de verde, vulgarmente llamado Dólar.

Por último quería preguntar a los lectores arriba mencionados lo siguiente: ¿por qué Alef Network nunca le dio un espacio a Memoria Activa? ¿Por qué la radio de la comunidad judía FM Jai levantó el programa de mayor rating, Memoria y realidad, conducido por Herman Schiller? ¿Acaso Memoria Activa o Memoria y realidad son antisemitas?

Ernesto Gómez

P. D.: Si hubo un escrache a Pedro Pou, presidente del Banco Central, no veo por qué no puede haber otro contra Beraja.

AGUANTE CANNING

Jorge: JUA! JUA! Puedo observar que la “chispa” que percibo en las personas que escuchan mi apellido la tenés vos también. No sé si sos un Scalabrini Ortiz de esta época, pero sí sé que sos un reverendo hinchapelotas para cierto tipo de gente y un estímulo para abrir un poco los ojos y ver la realidad que nos rodea para muchos de nosotros.

Con respecto al tema del Banco Mayo, a lo largo de los años los argentinos nos hemos caracterizado por acercarnos peligrosamente a un racismo oculto, cagón. Tenemos la costumbre de etiquetar a las personas por sus defectos, o lo que creemos son defectos. Nunca lo decimos directamente pero existe un halo racista en nuestra sociedad. Por eso se podrían llegar a explicar las declaraciones de algunos judíos que se sienten tocados por tus notas acerca del Banco Mayo. Lo cierto es que deberíamos dejarnos de joder y tratar de vivir en paz y en convivencia en una sociedad que nació de la mezcla de los inmigrantes y los nativos de nuestro país. Y si el que está jodiendo a la sociedad es judío, católico, musulmán, o lo que sea, la gente lo debe saber porque de una vez por todas tenemos que demostrarnos que no somos imbéciles. Hagamos el esfuerzo de no ser imbéciles.

Ingeniero Martín Scalabrini Ortiz

Capital Federal, DNI 21.481.072

N. del D.: De tal palo… (complete usted la frase). Un abrazo y gracias.

BANCO MAYO

Sr. Lanata: Usted está excedido de peso, se viste habitualmente mal, fuma demasiado (yo también), escribe como habla (a los pedos) y tiene tantos “tics” que podría ser un caso en un Seminario Internacional de Psicología. Decir que usted es antisemita porque nos mostró los negocios poco santos del Sr. Beraja, es lo mismo que afirmar que quienes descubrieron la estafa del Banco Ambrosiano eran anticatólicos y querían destruir el papado de Juan Pablo II. ¡Dejémonos de joder, che! Es absurdo que usted esté dando explicaciones (creo que bastaba con un “no soy antisemita, porque no lo soy”, y punto) mientras el Sr. Beraja no les ha explicado a la comunidad argentina y a los pobres ahorristas del Mayo y el Patricios, más a sus propios empleados (judíos, católicos, evangelistas, gallegos, italianos, hebreos) el origen y el destino de sus negocios. El Ing. Jaraz insinúa que detrás de la “insistencia” en el tratamiento del tema, existen connotaciones “discriminatorias” y “antisemitas”. Fue una estafa, Ing. Jaraz. Una enorme, organizada y cruel estafa de una entidad financiera argentina. Tampoco usted puede ser tan ingenuo como para pensar que un hombre que fue el referente excluyente de la comunidad judía en la Argentina, pasara desapercibido ante semejante “afano”. No sé usted, Ing. Jaraz, yo quiero ver a la caterva de delincuentes que nos rodea en cana. Quiero que alguien, en este bendito país, alguna vez pague sus incesantes “escapadas” al delito. Y me importa un bledo, un reverendo bledo, si es católico, judío o musulmán. Si se comprueba la culpabilidad de Beraja, yo lo quiero preso.

Ing. Jaraz, en las explosiones tanto de la Embajada de Israel como de la sede de la AMIA murió mucha gente. Eran argentinos, en su gran mayoría. La muerte no les preguntó su origen ni su religión antes de detener sus vidas para siempre. Cientos de bombas con el mismo poder de destrucción se instalaron eternamente en hogares argentinos que lloran todos los días a estas víctimas. En la calle Pasteur murió la hija de un amigo mío. Caminaba hacia la facultad para inscribirse. Para su futuro, que no tuvo. No era judía, pero eso ya no importa, ¿no? Su padre, Guillermo, ya no ríe como antes. Los hombres y mujeres de bien de este país, entre quienes me incluyo, hemos condenado de todas las formas pacíficas posibles, estos atentados a nuestra comunidad judía y a nuestra comunidad no judía.

Su Carta de Lectores tiene —si me permite— un “tufillo” extorsivo. No son antisemitas los que descubren los delitos de Beraja, sino que Beraja pudo haber cometido graves delitos, en cuyo caso, sería un delincuente. Piénselo, Jaraz. Piénselo.

Orlando Molaro

DNI 18.549.335

N. del D.: Querido Orlando, quería comentarle que usted se está quedando pelado, está fláccido, tiene mal aliento y un poco de caspa y fuma demasiado (como yo), amén de los pantalones arrugados como un acordeón y su evidente mal gusto en la elección de las corbatas. No me meto con sus eyaculaciones nocturnas ni con la tos convulsiva que invariablemente lo ataca en los ascensores, porque no creo que sea el lugar para hablar de eso. Por lo demás, un abrazo y le agradezco la carta.

HISTORIA ARGENTINA

Sr. Director: Siempre creí que la expresión “Periodismo independiente” era una más de esas muletillas tan grandilocuentes como vacuas. Esas del tipo “Hermandad Latinoamericana”, “Justicia Social” o “Reconciliación Nacional”. Tengo mis razones para tal grado de pesimismo y desconfianza. Una de ellas, tal vez la más fuerte, es ver y oír con frecuencia abrumadora en todos los medios de comunicación las denuncias, testimonios y alegatos acerca del horror vivido en la nefasta época de la dictadura militar. Sin embargo, esa vehemente y abnegada vocación por la verdad no incluye los crímenes cometidos por Gorriarán Merlo y Cía. Creo que el hecho de que mi abuelo haya sido asesinado de once (sí, 11) balazos por un comando del ERP me da cierto derecho a opinar sobre el tema, sin ideologismos y con el solo y sincero argumento del dolor de una herida que no cierra.

La lectura de su revista Siglo XXI y la injusta exclusión mediática a la que usted fue sometido me ha suscitado la esperanza de que exista un verdadero Periodismo Independiente. Por eso, y porque también necesito la esperanza de una verdadera Reconciliación Nacional, acudo a usted para expresar públicamente mi dolor por ciertas actitudes y formas de expresión torpes y desubicadas. Me refiero entre miles, concretamente al programa del señor Jorge Guinzburg en el que se expuso a la saña de los transeúntes de nuestras calles un muñeco con la cara y nombre de Miguel Etchecolatz para que sea escupido y golpeado. La intención de mi carta NO ES DEFENDER AL SR. ETCHECOLATZ, si no expresar lo siguiente: a mí no se me ocurriría poner en la calle un muñeco de Gorriarán Merlo o de Firmenich para que la gente lo golpee. Creo y siento que ya hemos tenido demasiada violencia en nuestro país. Cuando asesinaron a mi abuelo, en octubre de 1974, yo apenas tenía siete años y desde esa edad tan temprana mis padres me enseñaron a perdonar a los asesinos. Por eso, de la expresión “NI OLVIDO NI PERDÓN”, sólo me quedo con la primera parte. Porque no hay que olvidar para no cometer los mismos errores (de un lado o de otro) pero el perdón es la única actitud que puede llevarnos a la reconciliación.

Sé que esta carta, además de ser extensa, desafina mucho en el concierto de la mentada “Opinión Pública”, y es por eso que, a pesar de toda esperanza, no espero su publicación. Pero al menos respóndame para saber lo que piensa. No afloje. Recordar es un deber, olvidar es una culpa.

Hernán Pablo Caponnetto

N. del D.: Hernán, lo primero que hice después de leer tu carta fue preguntarme para qué me había puesto a responder el correo. Hablando en serio, quizá comencé a contestar el correo para encontrarme en situaciones como esta. Quisiera comentarte, en principio, sobre tu mención al sketch de Guinzburg para después extenderme en el resto. En ese caso me veo obligado a repetir una respuesta de estas mismas páginas: no podemos tomarnos en serio un chiste. Puedo analizarlo como gag, comentar si está bien o mal logrado, pero es solamente una broma. Me interesa y complica más el resto de tu carta que, si no incluyera la palabra “perdón”, podría suscribir casi por entero. A efectos del diálogo, aclaremos nuestro diccionario:

1. En mi opinión no existen asesinatos justos. Justificar la resistencia contra una dictadura basándose en el asesinato del dictador es, por lo menos, demasiado simple e irreal: parte de la suposición de que la dictadura está en el gobierno y no en el pueblo que la consiente. Es imposible pensar al amo sin el esclavo, y matando al dictador que fuera sólo se acelera su recambio.

2. Estoy harto de la Argentina en la que robo quería decir “expropiación” o “allanamiento”, según quién lo llevara a cabo. Hay demasiados ejemplos: “ajusticiar” o “reprimir”, “campo de concentración” o “cárcel del pueblo”, etc., etc.

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