1983

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Tercera parte » Capítulo 33

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Amanece o falta muy poco.

Domingo, 12 de junio de 1977.

(Más vale que te pintes la cara). Aporrean la puerta de Joe:

—¡Abre la puta puerta!

—¿Quién es?

—¡Llegamos tarde, joder! —vocifera BJ.

Se abren cerrojos, giran llaves/más cerrojos y más llaves.

BJ mira por encima del hombro derecho/por encima del izquierdo.

(Tiene barba y viste de negro, como mi ojo). Es él: los ojos grandes y blancos asoman por la ranura de la puerta.

(Ya está aquí tu amigo otra vez).

Miradas paranoicas a la izquierda/miradas paranoicas a la derecha.

(Yo, mi cara, mi ojo). BJ empuja la puerta de este pequeño infierno personal en Chapeltown: Steve Barton, el colega de Joe, está tirado en el colchón.

—Eres tú quien llega tarde, tío, no yo —dice, enfadado.

BJ:

—¿Estáis preparados?

Steve:

—Te estamos esperando.

—Tenía cosas que hacer.

—¿No jodas? ¿Y ya las has hecho?

—Que le den por el culo —dice Joe.

—Que te den a ti —suelta el otro.

—¿Qué hostias os pasa? —pregunta BJ.

—Una mala noche.

—¿No lo son todas?

Joe mueve la cabeza.

—Se dice por ahí que Janice está muerta.

—¿Janice Ryan?

Asiente.

—Eso es una gilipollez —dice BJ—. Está protegida, por partida doble, según tengo entendido.

—¿No lo estamos todos? —dice Joe.

Steve:

—Primero Marie…

BJ:

—Calla, tío, no sigas.

—Se le habrá ido de las manos.

BJ se vuelve a Steve:

—Pues tendrás que vengarte, tío.

—Habrá sido ese Pirata —murmura Joe.

—Que se joda —dice BJ—. Que se jodan los dos.

Nadie dice nada.

—¿Nos vamos o qué?

Nadie se mueve.

BJ vuelve a preguntarles dos veces, para asegurarse:

—¿Estáis preparados?

Joe no sonríe. Sólo vuelve a decir:

—Enséñame a mi enemigo.

BJ se vuelve a Steve:

—¿Listo para la venganza?

Steve se encoge de hombros y se levanta en el sofá señalando los sietes en las paredes y los sietes en la puerta, los sietes en el techo y los sietes en el suelo.

Todos muy bonitos, pintados de rojo, pintados de dorado y de verde.

Dos sietes.

Joe sale por la puerta bailando y dando tumbos; sigue cantando con voz de trueno: Guerra en el este, guerra en el oeste; guerra en el norte, guerra en el sur; Joe el Loco los sacará de

—Heavy Manners —dice Steve.

Heavy Manners de cojones[8].

EMPIEZA EL DESCENSO.

Tres jóvenes sentados en un Cortina robado: (Seguimos descendiendo un poco más). Steve Barton, Joe Rose y BJ.

(Del lado de Satanás). Nerviosos con causa/nerviosos con razón.

(Tiempos traicioneros). Bj mira su reloj:

Siete y veinticinco, mil novecientos setenta y siete.

Da la señal con la cabeza.

Todos bajan del coche.

Todos echan a andar por Gledhill Road, Morley.

Todos se ponen las máscaras.

BJ llama a la puerta trasera.

Todos esperan.

Esperan, esperan, esperan:

La llave gira.

La puerta se abre.

Steve le suelta un puñetazo en la cara al tío que abre.

El tío cae al otro lado de la puerta, como un puto saco de patatas.

La barba, los dientes, cubiertos de sangre.

Todos le pasan por encima.

Steve le da una patada, para asegurarse de que se portará bien.

—¿Qué…?

La abuela baja por las escaleras.

Steve se abalanza y le suelta un bofetón, con fuerza.

Le cubre la cabeza con una bolsa, le ata los brazos en la espalda y hace como si le chupara una teta:

—Por favor, por favor…

Atada, amordazada y con una bolsa en la cabeza.

Steve entra en la Oficina de Correos y le indica a Joe que suba las escaleras.

—¿Arriba? —pregunta Joe.

Steve da media vuelta, asiente y se toca la máscara.

BJ se queda con el viejo, que sigue inconsciente; su mujer llora y se mea encima.

Steve vuelve con una bolsa llena de pasta.

Joe baja las escaleras con las manos vacías, encogiéndose de hombros.

BJ se acerca a Steve y mira lo que hay en la bolsa: NO ES SUFICIENTE.

No hay ni un billete de mil, ni mucho menos suficiente.

Ni mucho menos suficiente, y BJ le dice:

—Alguien nos ha jodido.

—Cállate, tío —le suelta Steve—. Ya lo arreglarás más tarde; aquí no.

BJ sacude la cabeza.

Sale por la puerta de atrás.

Lo siguen.

Todos se largan.

Dejan a los ancianos tirados en el suelo en un charco de pis, en su pequeña Oficina de Correos: A él tendrán que darle treinta y cinco puntos en la cabeza y ella estará muerta seis meses más tarde.

Todos se quitan las máscaras.

Todos suben al Cortina.

Todos vuelven a Leeds mientras el sol empieza a esconderse detrás de las nubes, entre las sombras del coche.

Steve conduce y se ríe, gritando: «Ya hemos cobrado».

Joe sigue cantando: Guerra en el este, guerra en el oeste, guerra en el norte…

Un sol viejo oculto ya tras las nubes nuevas, sombras en todo el coche.

—La hemos cagado —dice BJ.

Joe está contando la pasta.

—Aquí hay más de setecientas, tío.

—La hemos cagado —repite BJ—. Era un timo.

—Nada de timos —dice Steve, sacudiendo sus rizos—. Nos hemos cobrado lo que nos debían.

BJ asiente, sabe.

(El nunca-nunca no durará siempre). Sabe lo que se avecina.

(Cierro los ojos, pero él no se va). SE ACERCA.

(Pero estoy dispuesto a sobrevivir). SE ACERCA.

(Haré trampas y ganaré). SE ACERCA.

(Crees que estoy loco de atar, que estoy como una puta cabra). SE ACERCA.

(Pero rondaré tu casa de madrugada). SE ACERCA.

(Te vigilaré mientras duermes). SE ACERCA.

(Cuando resuenen los truenos en el cielo). BAJA.

(Los Dos Sietes).

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