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28. Palabra de escritor
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Palabra de escritor
ALASKA
24 de agosto de 2016
—¿Adónde vamos? —vuelvo a preguntar mientras Drake conduce.
—Estoy comenzando a agotarme de decirte que no te lo diré.
Frunzo el ceño y de manera distraída tiro de las medias que llevo debajo de mi vestido. Me encantan las sorpresas, pero debo admitir que también me llena de impaciencia no descubrirlas. Drake ríe y me vuelvo a mirarlo.
—¿Qué?
—Pareces molesta de no saber adónde vamos y eso me divierte un poco.
—Me alegra saber que encuentras divertido mi descontento.
—¡Oh! Alguien ha estado pasando tiempo con Jocker y aprendiendo algunas palabras elegantes —bromea, y en consecuencia no puedo evitar sonreír, su sonrisa crece mientras mantiene la vista en la carretera.
—¿Cómo crees que va a terminar el libro? Estoy asustada de que ella crea al bastardo de su casi exesposo y abandone a nuestro chico.
—Yo, debo admitir que en secreto quiero que él se enfade con ella por no confiar plenamente en él.
—Suenas resentido, Drake. —Me río.
—Estoy ofendido en nombre de Bruce, Mía está siendo una estúpida. La admiro, pero ¡que crea al pobre hombre y no al bastardo que no la folló bien en años de matrimonio! —se queja.
No hay manera de que pueda evitar la carcajada inmediata que sale de mí. Drake y yo estamos a solo dos capítulos de terminar el libro y las cosas están tensas, estamos en un punto en donde nos asusta el final y en donde nuestras teorías no son muy parecidas. Drake está sensible ante el hecho de que el esposo de Mía le está envenenando la cabeza con mentiras sobre Bruce y yo estoy rezando para que todo se solucione. La verdad es que estoy muy ansiosa por conocer el final y al mismo tiempo nostálgica de que la novela llegue a su fin. Ha sido un libro sorprendentemente mejor de lo que me esperaba.
Creía que iba a ser un libro sucio basado en el simple argumento del sexo, pero en cambio me ha cerrado la boca con una trama cautivante que me ha atrapado, es un libro que incluso volvería a leer.
—Todo saldrá bien —aseguro no muy convencida.
—Ya, pero si van a acabar juntos, espero una disculpa épica por parte de ella y que se sienta estúpida al darse cuenta del hombre al que cuestionó.
—¿Y si ella se acuesta con el ex ahora que están tomando copas? Eso me tiene preocupada —confieso—. No quiero leer cómo tiene sexo con ese bastardo.
—¡Cállate! Si pasa eso, ojalá muera el personaje. —Guarda silencio durante largos segundos—. ¿Crees que se acostará con el bastardo? Ahora eso va a preocuparme hasta que volvamos a leer.
—Esto es raro. —Río—. Nosotros debatiendo sobre el posible final de un libro, nunca me imaginé estar contigo así.
—Porque te limitabas a imaginarnos desnudos.
—¡Drake! —Me sonrojo—. Eso no es cierto.
—Claro, porque no era real que a veces me espiabas por la ventana.
—Cállate. —Llevo mis manos a mis mejillas intentando cubrir el rubor, estoy muy avergonzada—. Era simple casualidad. Además, tú eras un exhibicionista. Andando de esa manera en tu habitación estabas prácticamente obligándome a mirarte, lo hacías adrede porque sabías que yo estaba mirando.
—Ya, ahora es culpa mía. —Se ríe—. Yo pensé que solo eras curiosa y que era normal que quisieras verme como a veces, admito, yo quería verte. Pero no pensé que fuese porque te gustara tanto. No sabía que estabas loca de amor por mí.
—Ni siquiera voy a responder a eso.
Ríe otro poco más y continúa conduciendo; no sé cuántos minutos transcurren, pero en algún momento se detiene frente a una residencia que se ve bastante elegante y privada. Le da su nombre a un vigilante y luego estaciona en una zona donde se lee en un cartel: VISITANTES. Enarco ambas cejas mientras él detiene el auto y baja. Cuando salgo y cierro la puerta miro a mi alrededor, pero no logro identificar dónde estamos o qué hacemos aquí.
—Vamos a visitar a alguien —me dice llegando hasta mí. Se acerca tanto que me hace retroceder hasta que mi trasero choca contra el auto; sus manos sostienen mi cintura—. Te ves preciosa hoy, como siempre.
—Gracias. —Siento mis mejillas calientes y mis ojos se mantienen fijos en su boca. Contengo un suspiro cuando veo sus labios curvarse en una sonrisa—. ¿Un beso?
—Claro, los que quieras —susurra antes de cubrir mi boca con la suya.
Como siempre los besos de Drake no decepcionan, me vuelve papilla y me deja con ganas de más. Este es un beso juguetón que incluye una lengua tentando la mía y suaves succiones acompañadas de un par de mordiscos. Delicioso.
Cuando se aleja, dejo ir lentamente el aire por mis labios, me da otro beso rápido antes de tomar mi mano en la suya y entrelazar nuestros dedos.
—Vamos, nos esperan.
—¿Quiénes? —pregunto caminando.
—Ya lo verás.
La incertidumbre hace que me mantenga inquieta dentro del ascensor, Drake me echa una mirada que con mucha evidencia me pide que deje de moverme, pero me encojo de hombros e ignoro su silenciosa petición. Pienso que hemos llegado a nuestro destino cuando el ascensor se abre en la segunda planta, pero Drake me detiene cuando iba a salir y un chico, guapo y moreno, sube. Nos sonríe, luego dirige su mirada a mí.
—Hola, soy Michael.
—Hola, Michael, soy Alaska. —Sonrío porque me parece muy amigable, Drake aclara su garganta.
—Y yo soy Drake.
Contengo las ganas de reír llevando una mano a mi boca, me acerco a Drake y recuesto mi espalda en su pecho, alzo la vista y me sonríe por el gesto.
—Encantado. ¿Pueden marcarme el primer piso? Voy a la salida.
—Claro, pero tienes que esperar a que nosotros subamos —dice Drake marcando el piso solicitado por Michael.
—No hay problema. ¿Vas a ese piso? ¿Eres amigo de Matt…?
—Eh, sí, sí —lo corta Drake antes de llevar uno de sus dedos a sus labios pidiéndole silencio. Pongo mis ojos en blanco.
Michael finge cerrar su boca y arrojar las llaves, no puedo evitar sonreír. Parece que finalmente Drake y yo llegamos a nuestro piso.
—Un placer conocerte, Michael —digo saliendo del ascensor con mi mano unida a la de Drake.
—Igualmente, chicos. Saludos al mejor.
Las puertas del ascensor se cierran y miro a Drake mientras caminamos.
—¿El mejor?
—No sabía que le llamaran así. —Se detiene frente a una puerta, se gira y me atrae en un abrazo. Rodeo con mis manos su cintura y apoyo mi barbilla en su pecho—. La verdad es que ya no sé si este regalo de cumpleaños te hará feliz, creo que sí, pero de no ser así lo siento por ser un mal novio.
—No eres un mal novio, ya con tener este gesto conmigo es más que suficiente. —Me alzo de puntillas y enredo mis brazos alrededor de su cuello obligándolo a agacharse y acercar su boca a la mía—. Te amo, tonto, y si finalmente no me gusta tu regalo, recordaré eso para no odiarte.
—Es un buen consuelo. —Ríe antes de besarme—. ¿Te he dicho ya que me enloqueces? —susurra contra mi boca.
—Me gusta escuchar eso —susurro yo atrayendo de nuevo su boca a la mía.
Estoy en esa fase en donde los besos no parecen ser suficiente, donde pareciera que mis sentimientos y lujuria se expanden tanto que amenazan con consumirme. A veces, por las noches, me encuentro reflexionando y un poco asustada acerca de sentir tanto por Drake Harris, pero cuando estoy con él y veo que se siente de la misma forma, sonrío pensando en que somos afortunados de tener la oportunidad de vivir estos sentimientos correspondidos.
—Creo que debemos tocar esa puerta antes de que pierda la razón, te saque de aquí y haga cosas interesantes contigo.
—Suena tentador —digo, y finge un gruñido.
—No me tientes, provocadora.
—No te puedo decir que provoco por calentar. Cumpliría con mucho gusto mis provocaciones, pero alguien por ahí sigue sosteniendo un argumento…
—Mi argumento pende de un hilo —confiesa.
—¿Quieres que corte ese hilo? —susurro mordisqueando su barbilla. Drake hace que salga a la luz mi lado travieso. Con Drake, a estas alturas, difícilmente siento vergüenza sobre ciertas cosas.
—Muy bien. —Me da un beso rápido y me libera, se remueve y veo hipnotizada cómo acomoda a su amigo en el pantalón—. Tocaré esa puerta porque la tentación ya es bastante grande.
Río y me hago a un lado mientras él lleva a cabo dicha acción. Estiro mi vestido con mis manos y meto mechones de cabello detrás de mi oreja, veo mis pies esperando a que todo el misterio acabe.
—Hola, adelante, les estábamos esperando —dice una voz ronca, gruesa e increíble. El tipo de voz que seguramente nunca se olvida.
Alzo mi vista, espero que no de una forma teatral y lenta, y una pequeña exhalación sale de mi boca cuando me encuentro con una sonrisa en un rostro masculino atractivo y conocido. Mi vista se pasea desde los rasgos de su rostro hasta las ondas en su cabello. ¿Por qué este escritor parece un modelo? ¿Por qué la vida lo bendijo con una mente increíble para escribir y además belleza para volver papillas a todos? ¡¿Por qué?!
No es un secreto que Matthew Williams, afamado escritor, mantiene una relación amorosa con Elise Smith, conductora y presentadora del programa Infonews, amiga de mi hermano y prácticamente como de la familia. Sin embargo, no conocía a Matthew y me daba vergüenza preguntarle si podía presentármelo, me parecía que eso iba a ser un poco incómodo para ella, por lo que me dediqué a esperar encontrarlo casualmente en algún evento como un cumpleaños, un día festivo, una boda… Nunca perdía la esperanza.
Y parece que ese día es hoy.
—Gracias por recibirnos —dice Drake extendiendo su mano y estrechándola con la de Matthew. Alias: el superescritor.
—Es un placer. —Dirige sus ojos a mí. Me desmayo—. Tú debes de ser la famosa Alaska de la que Drake y Elise me han estado hablando.
—Yo… Sí, soy…yo —tartamudeo moviéndome de un pie a otro, siento mis mejillas calientes y apuesto a que mis ojos están muy abiertos—. ¡Jesús fangirl! Eres… Matthew… Williams ¡Matthew!
—¿Jesús fangirl? —repite Matthew desconcertado, pero sonriendo. Drake ríe.
—Ella tiene la extraña peculiaridad de usar al pobre Jesús. —Me da un suave empujón y me vuelvo a mirarlo—. Feliz cumpleaños, Aska. Te presento a uno de tus escritores favoritos.
Y como si esa fuese mi clave para actuar, me arrojo sobre Matthew en un abrazo que parece volverlo prisionero de mi amor. Por suerte para él, soy menuda y peso poco; de lo contrario nos encontraríamos en el suelo debido a la fuerza de mi impulso. Mis brazos son dos garras en su cintura y mi cabeza descansa casi a la altura de su pecho. Tengo la ligera impresión de que estoy murmurando algo acerca de admirarlo, lo genial que es, sus letras, todo, pero no registro lo que digo. Parece un momento irreal. Río y siento mis ojos empañarse, sin embargo, me contengo y no lloro, pero no quiero soltarlo. ¿Cómo es Elise capaz de soltarlo? Yo viviría pegada a él.
—Eres increíble —digo con voz temblorosa—. Tus palabras son magia y yo… ¡Jesús sensible! Te prometo que creo que eres una estrella excepcional caminando entre los mortales, eres un genio. ¡Amo todo lo que escribes! ¡Todo!
—Apuesto a que no amarías los correos que me envió al principio. —Escucho la voz de Elise y me alejo solo un poco de Matthew para poder verla, lo mantengo prisionero de mi superabrazo—. Es bastante delicioso abrazarlo, ¿verdad? —me pregunta sonriendo mientras señala a Matthew.
—Lo amo —declaro. Drake aclara su garganta y siento el pecho de Matthew sacudirse en una risa mientras reacciona y me devuelve el abrazo—. Pero tengo novio y él tiene novia, me conformo con amarlo como su más grande fan.
—Yo soy su más gran… —comienza Elise, pero me tomo el atrevimiento de interrumpirla.
—No, no. Yo soy su más grande fan. Podría hacer un test de sus libros con los ojos cerrados.
—Bueno, no lo vuelvas raro, Aska —se burla Drake tirando de mí para dejar en libertad a Matthew. Hago un puchero hacia el espacio donde antes estaba acurrucada. Matthew me sonríe.
—Pasen adelante o me temo que nos quedaremos en la puerta del apartamento toda la tarde y no probaremos el delicioso almuerzo que Elise no cocinó.
—¡Oye! —Golpea juguetonamente su brazo y se adentran, Drake y yo los seguimos.
—Escuché un rumor de que no sabes cocinar —dice Drake.
—Su comida es veneno —nos dice Matthew.
Ellos continúan hablando, pero yo estoy más enfocada en conocer la guarida de uno de mis escritores favoritos. Hay notas adhesivas en algunos lugares, pero fuera de eso, parece que ha ordenado todo sabiendo que tendría visita, lo sé porque a veces cuando sube fotos en su Instagram se percibe un poco de desastre, además no veo el portátil a la vista. Sin embargo, es un apartamento bastante impresionante… Como él.
—¿Alaska? —Me llama Elise. Me doy la vuelta para mirarla, volviendo al planeta Tierra.
—¿Sí?
—Matthew te pregunta si te parece bien que ustedes dos conversen un rato mientras Drake y yo les dejamos.
—Oh, ¿de verdad? Eso sería maravilloso.
—Drake supuso que eso te gustaría —me dice Elise. Dirijo mi mirada a Drake y le sonrío. Me acerco y lo abrazo.
—Es de los mejores regalos, gracias.
—Me alegra que te guste, Alas.
Le doy otra sonrisa antes de alejarme y sentarme en la sala de estar junto a Matthew. Por largos segundos me mantengo solo mirándolo y al cabo de un tiempo, quizá un par de minutos, él se remueve un poco incómodo, lo cual es la señal para saber que me estoy comportando de una forma un poco rara y no quiero que piense que soy una loca —aunque lo sea—. Así que le sonrío tímidamente. No estaba preparada para esto y, en consecuencia, no sé qué preguntarle o cómo empezar.
—Así que te gustan mis libros —rompe el silencio.
—Los amo, no sé si te haces una idea de lo que significan tus historias paras las personas. Leí por primera vez algo escrito por ti cuando tenía doce años, era ciencia ficción y, por suerte para mí, apto para todos los públicos porque la violencia no era gráfica. —Me doy cuenta de que estoy hablando rápido, así que hago una pausa e intento ir más lento—. Jocker, mi hermano, fue quien me regaló el libro, sabía que me gustaba leer y durante meses ese libro fue mi tesoro.
»¿Conoces esa sensación de cuando un libro te gusta mucho y lo lees hasta conocer los diálogos? Me pasó con ese libro, no me aburría. Leía otro y de alguna manera volvía a él. ¡Jesús adicto! Lo leí muchísimas veces.
—Es increíble escuchar tanta pasión en ti hacia mis escritos.
—Luego leí los otros libros que tenías publicados y así poco a poco te alcancé y leía cada libro que publicabas. —Río—. He visto cómo evolucionabas, pensaba que no te superarías, pero luego me sorprendías y… ¡No sé! Eres tan versátil.
—¡¿Escuchaste eso, Elise?! Alaska dice que soy versátil.
Supongo que es una broma privada porque Elise ríe y se asoma brevemente para arrojarle un beso. Él vuelve, una vez más, su atención a mí.
—Como te estaba diciendo, la manera en la que abordas un género u otro, tema tras tema, es admirable. Tú me hacías ver mundos alternos, otras posibilidades y de alguna manera, con otras historias, te encargabas de hacerme entender la realidad. No sé siquiera cómo describirlo y espero no estar asustándote con mis palabras, pero siento que dentro de mí hay tanto para decirte que no sé cómo expresarlo.
Parpadea un par de veces y dibuja una sonrisa ladeada, estira su mano y toma la mía, casi me desmayo de nuevo. Su mirada transmite calma, alegría y agradecimiento. Es un momento tan bonito que creo que todos deberíamos conocer a nuestro escritor favorito.
—No tienes ni idea de lo bonito que es escuchar a alguien tan joven como tú expresarse de esa forma acerca de lo que escribo, me hace feliz saber que logro transmitir tanto en ti. —Su sonrisa crece—. Cuando comencé a escribir era mi manera de expresar cómo me sentía, contar mi historia, crear otras, inventar mundos, reinventar los ya existentes. No esperaba llegar a tantas personas, conquistar corazones como los tuyos.
»No pensé que sería tan importante para mí, Alaska, y ahora cuando veo atrás, me doy cuenta de que cada acción me trajo hasta aquí, incluso las malas, porque eso fue lo que me dio la oportunidad de estar sentado hoy a tu lado llenándome de dicha al escucharte hablar sobre algo que me esforcé tanto en crear. Muchas gracias por darme una oportunidad con mis libros.
—Me vas a hacer llorar. —Y no miento, mi nariz ya me pica y mis ojos luchan por no dejar ir las lágrimas.
—No es lo que pretendo, pero si lo haces, espero que sea de alegría.
—Es que este momento para mí es muy épico. Solo lamento no haber traído mi torre de libros para que me los firmaras, pero no sabía que te iba a conocer.
—Tranquila, cuando quieras te los firmo.
Le sonrío y agradezco que las preguntas comienzan a venir a mi cabeza. Matthew es atento, divertido y muy paciente con todo mi entusiasmo. Tengo la oportunidad de escuchar algunos relatos sobre cuando escribía alguna que otra historia y, aunque no responde todas mis preguntas que podrían acabar en spoiler, consigo más de lo que esperaba.
—¿Y sobre tu historia de amor? ¿Algo más que palabras? ¡Nunca me esperé que escribieras una novela romántica!
—Créeme, yo tampoco. —Se ríe—. Fue algo inesperado, pero al final ha sido una de las historias que más ha marcado mi vida de escritor; me enseñó muchas cosas en el proceso, descubrí un lado de mí que no conocía y demostré que no me es imposible escribir sobre ello.
—Transmite mucho, la manera en la que se desarrolla, es… ¡Vaya! Me gustó mucho.
—Es el favorito de Elise —se ríe—, y digamos que también es uno de mis favoritos.
—¿Te ves escribiendo algún otro romance en el futuro cercano?
—Sí, no me cierro a la posibilidad y ahora parece que tengo un montón de inspiración.
—Sería genial, sería de las primeras en leerlo.
—¿Sí? En ese caso, te prometo que serás la primera en tener algunos de los primeros ejemplares, los que consigo yo de prueba. ¿Eso te gustaría?
—¡Eso me encantaría!
—Bien, tenemos un trato, pero…
—¡Oh, Jesús chantajeado! Siempre hay un pero.
Ríe y sacude su cabeza, libera mi mano y la pasa por su cabello, recuesta su espalda en el respaldo del sofá y me mira con fijeza. Uf, qué intimidante es tener toda su atención.
—Este no es difícil. Tu amigo…
—Si es Drake, te refieres a mi novio —corrijo sin poder evitarlo. Ríe de nuevo.
—De acuerdo, perdona mi error. Tu novio me dijo que te gusta escribir. —De inmediato me sonrojo y juego con mis dedos—. También dijo que eres muy buena y tienes muchos lectores apoyándote.
—No es nada serio…
—¿Dedicas parte de tu día a ello? ¿Sonríes y sientes cada emoción que dejas al escribir? ¿Te frustras cuando las palabras no te salen? ¿Celebras cuando terminas de escribir una escena? ¿Cuando terminas un libro te sientes como la puta ama del universo? Y podría seguir cuestionándote, pero si la respuesta a todo eso es sí, dudo que solo sea un pasatiempo.
»Acabas de cumplir los dieciocho años, ¿cierto? —Asiento en respuesta, abrumada—. Pronto terminarás la escuela. ¿Sabes qué quieres estudiar?
—Todavía no me he decidido —susurro.
—Cierra tus ojos y piensa en un trabajo que te gustaría hacer toda la vida, uno que, aunque te canse y conlleve responsabilidades, de igual manera sabrás que es tu vocación y tu camino.
—No es fácil.
—Vamos, cierra los ojos. —Lo hago—. ¿Qué te ves haciendo toda tu vida?
Quiero influir en las personas como él, quiero crear y moldear el mundo. Quiero dejar mi aporte en la humanidad a través de las letras, enseñanzas, risas, tristezas, alegrías… Sin embargo, no lo digo. Me da miedo admitirlo en voz alta porque no sé si soy tan buena para dedicarme a ello como profesión, si será suficiente para subsistir.
—¿Qué visualizas?
—No lo sé —miento.
—¿Sabes? Seguramente lo leíste en las noticias, pero cuando tenía tu edad estaba perdido, había intentado hacerme daño, pero cuando tenía dieciocho años y cerré mis ojos, ¿sabes lo que vi? —Niego con mi cabeza—. Me vi a mí, aportando con letras un poco al mundo, compartiendo el talento que por alguna razón me fue otorgado. Estaba aterrado de que no funcionase, de morir de hambre o de no ser bueno.
»Pero luego recordé que debía ser valiente y que era mejor fracasar en algo que me apasionaba que dedicarme a algo que no me hacía feliz. Ahora, sobre ser bueno…, eso es relativo. ¿Qué o quién dictamina si eres bueno? Eso está en ti, mientras tú seas feliz y sientas que lo das todo y el resultado es increíble, entonces, eso es absolutamente bueno. ¡Lo mejor! Nadie más que tú puede decidir si diste o no lo mejor de ti. Seguro que habrá quienes digan que eres buena, otros que eres mala, pero lo que tú creas es lo que importa. Es tu talento y tú decides cómo aprovecharlo. Palabra de escritor.
Lo miro fijamente, no estoy segura de si parpadeo, pero en última instancia de nuevo salto hacia él y lo abrazo. Ríe devolviéndome el abrazo.
—Amo escribir, antes pensaba que era un pasatiempo, pero me gusta, lo disfruto y cuando cierro mis ojos me veo de esa manera…
Una vez que empiezo a hablar no puedo parar, dejo de abrazar a Matthew y le cuento todo sobre por qué me gusta, sobre qué me asusta. Escucho sus consejos, disfruto de sus anécdotas y consigo fotos. Es inspirador y me anima a lograr mi sueño, ya no me asusta admitir que es un sueño. Algo después, almorzamos los cuatros y me encuentro riendo y suspirando mucho.
Pasamos la tarde con Elise y Matthew, incluso vemos una película y jugamos a unos cuantos juegos de mesa. Es una tarde diferente e increíble que espero repetir alguna vez. Cuando nos despedimos, de nuevo no quiero soltar a Matthew. Bajo en el ascensor con una gran sonrisa y, cuando nos acercamos al auto, tiro de la mano de Drake.
Cuando él se gira, tiro de su cuello hacia abajo y mis labios atrapan uno de los suyos, lo succiono, muerdo y lamo dando inicio a un beso profundo con el que me gustaría decir muchas cosas.
Lo beso con todo lo que puedo, mis dedos afianzados a su cuello y sus manos en mi cintura, mi torso pegado al suyo y con mi corazón latiendo desesperado. Le doy todo mi aire y obtengo el suyo. Cuando nos separamos, estoy sin aliento, me cansa estar de puntillas y seguramente a él le cansa estar agachado, pero quiero mirarlo directamente a los ojos.
—Te amo, este ha sido un regalo increíble, no te haces una idea de lo acertado que ha sido hablar con Matthew sobre todo. Mil gracias, Drake, ha significado mucho para mí.
—Eres especial, escritora favorita, solo necesitabas que un experto en el área te motivara. —Pasa su brazo por mi cuello atrayéndome hacia su cuerpo en un abrazo—. Me alegra que te gustara tu regalo tardío.
—De nuevo, gracias.
—Y por cierto.
—¿Sí? —Alzo mi vista para prestarle mi atención.
—Yo también te amo —dice.
Sonrío, algo que nunca parece faltar cuando estoy con Drake.