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1.

Se habla mucho de las concesiones del gobierno español al marroquí. De lo que no se habla es de los beneficios que aquel obtiene, como la colaboración en la gestión de fronteras y represión del proletariado migrante, que permite a España mantener su imagen de respeto de los DDHH.

2.

Otro beneficio esencial son los buenos términos en la compra de fosfatos, un producto esencial para la agricultura y que se obtiene en buena medida de las minas en el Sáhara Occidental (a costa de la opresión del pueblo saharaui).

3.

El alineamiento español con el orden atlantista marcado por Estados Unidos, claro está, también juega un papel. Pero si se alinea con este no es por sumisión, sino porque se beneficia de su posición en el orden imperialista de la OTAN, aunque sea una potencia de segundo orden.

4.

Son esos beneficios, tanto económicos como políticos y militares, los que llevan al Estado Español a hacer concesiones. Al defenderlas, el PSOE expresa ese sentido de Estado que concilia los intereses de los distintos sectores de la burguesía (Editorial Línea Proletaria Nº 1).

5.

Quienes desde la derecha del movimiento comunista critican estas concesiones llamando a realizar una guerra santa en defensa de la cultura española, siguen inmersos en el mismo marco de política burguesa e imperialista que los partidos en el gobierno.

6.

Y es que la burguesía, organizada a nivel de Estado-nación, se halla en contradicción entre la dependencia mutua con otros estados y el conflicto de intereses.

Alimentar el odio entre pueblos por una mejor defensa de los intereses de la nación española es netamente reaccionario.

7.

Esta propuesta socialchovinista apela al sector de los trabajadores que aspira a vivir acomodado aliándose con su burguesía nacional, a costa de la explotación de la mayoría de los trabajadores, de la opresión y asesinato de otros pueblos: la aristocracia obrera.

8.

Para los comunistas, por el contrario, nuestro objetivo no es defender una cultura nacional, ni los intereses económicos de unos pocos trabajadores, sino acabar de raíz con la opresión que ejercen capitalistas sobre todos los proletarios, sea cual sea su nacionalidad (LP7).

9.

La única manera de hacerlo es reivindicando el internacionalismo proletario, criticando a nuestro propio Estado y su papel imperialista. Criticando también al pacifismo que se opone impotente a la guerra, que pretende impedir unas tendencias intrínsecas al capital, irrefrenables.

10.

Hay que generar las condiciones para una Revolución Proletaria Mundial que permita imponer un programa universalista, hacia la emancipación humana: una visión del mundo revolucionaria y un Partido Comunista que exprese la fusión de la misma con el proletariado revolucionario.

11.

Sentemos las bases para ello. Combatamos los prejuicios que sirven a la clase dominante, reivindicando el internacionalismo proletario. Aprendamos, formémonos, desarrollemos una concepción del mundo que no esté sometida a la burguesía. ¡Reconstituyamos la ideología comunista!

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