Vulnerabilidad

Vulnerabilidad

RG

En poco más de unas semanas la arrogante sociedad occidental ha descubierto en sus propias carnes una sensación de vulnerabilidad jamás antes vivida por las actuales generaciones. Es el momento de reflexionar acerca de la fragilidad de un sistema social y económico que ha actuado ajeno a las leyes de la naturaleza y las causas que nos condujeron a esto.

Las evidencias que hasta ahora tenemos nos conducen a pensar que todo esto no es más que una suma de casualidades, la bala en la recámara de esa ruleta rusa que alguna vez tenía que salir. No en vano, la Humanidad a través de los medios de entretenimiento lleva décadas imaginando catástrofes planetarias. Así, Hollywood ha trivializado en pos del espectáculo, con asteroides, extraterrestres, hordas zombis o virus mortales, sin olvidar inundaciones, enfriamientos súbitos o guerras mundiales.

Las destrucciones totales simuladas en aquellas películas han actuado como terapia grupal para reafirmar nuestra engreída sensación de invulnerabilidad, como la de aquellos poderosos que disfrutaban de la sangre de sus semejantes en circos y tribunales de inquisición, sin necesidad de empatizar con el prójimo al saber que jamás les ocurriría a ellos.

Sea como sea, en el Occidente despreocupado, esa afortunada fracción de humanidad ajena a la miseria absoluta ha podido descubrir la fragilidad del ser humano, la crudeza del miedo a lo invisible, la vacuidad de la incertidumbre. La realidad superó a la ficción una vez más para mostrar la crudeza del mundo natural frente a la fragilidad de ese conjunto humano llamado sociedad, incapaz de articularse adecuadamente a la hora de protegerse.

Afirmar que las casualidades son las causantes de esta situación de emergencia global no implica exculpar a quienes no supieron entender el significado de sociedad como tejido que, en ejercicio simbiótico, interconecta a cada ser humano y sus grupos para beneficio del conjunto. Al menos esa es la teoría.

El infame coronavirus ha sido la demostración de vulnerabilidad de un sistema que ha subordinado a toda una sociedad al crecimiento de unos pocos a costa de unas mayorías silenciadas, ya sea con mordazas o con dádivas, según el caso. Censura o Gran Hermano, represión o fútbol.

El panorama de miedo y confusión actuales reflejan un nuevo fracaso en la historia humana quizás justo en el momento más crítico para un planeta exhausto y con dudosa capacidad de respuesta. Así, no es necesario acudir a la conspiración para encontrar en este virus el código de un sistema mal estructurado, abocado al desastre. No fueron necesarios sofisticados laboratorios de microbiología para contagiarnos: un sistema socioeconómico que se olvidó de la Humanidad se bastó por sí mismo. Era cuestión de tiempo.




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