Voces de Chernóbil
A modo de epílogo
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A MODO DE EPÍLOGO
La oficina turística de Kíev les ofrece un viaje a la ciudad de Chernóbil y a las aldeas muertas. Se ha elaborado un itinerario que empieza en la ciudad muerta de Prípiat. Los turistas examinan los altos edificios abandonados, con su ropa ennegrecida en los balcones y los coches de niños. El antiguo puesto de la policía, el hospital y el Comité Municipal del Partido. Aquí aún se conservan, inmunes a la radiación, las consignas de la época comunista.
Desde la ciudad de Prípiat, la excursión prosigue por las aldeas muertas por donde corren entre las casas y a la luz del día los lobos y los jabalíes, que se han reproducido a miles.
Pero el momento culminante o, como se señala en la propaganda, la «perla» de la excursión, es la visita al «refugio», llamado más sencillamente, el «sarcófago». Construido deprisa y corriendo sobre los escombros que originó la explosión del cuarto bloque energético, el sarcófago hace tiempo que está cubierto de grietas, a través de las cuales «supura» su relleno mortal, los restos del combustible nuclear. Tendrán algo impresionante que contar a sus amigos cuando regresen a casa. La experiencia no tiene punto de comparación con un viaje a las islas Canarias o a Miami. La excursión concluye con una sesión de fotos en recuerdo de la visita que se pueden hacer junto al muro levantado en memoria de los héroes caídos en Chernóbil, para que así ustedes se sientan partícipes de la historia.
Bueno, y al final de la excursión se ofrece a los amantes del turismo extremo un pícnic con comida hecha a base de productos ecológicamente puros, vino tinto… y vodka ruso.
Les aseguramos que durante el día transcurrido en la zona recibirán ustedes una dosis inferior a la que les causaría una sesión de rayos X. Pero no se recomienda bañarse, comer el pescado o la caza capturados en la zona. Ni recoger bayas o setas y cocinarlos en una hoguera. Ni regalar a las damas flores del campo.
¿Creen ustedes que todo esto es una idea demencial? Se equivocan, el turismo nuclear goza de una gran demanda, sobre todo entre los turistas occidentales. La gente viaja al lugar en busca de nuevas y poderosas impresiones. Sensaciones que es difícil encontrar en el resto del mundo, ya tan excesivamente acondicionado y accesible al hombre. La vida se vuelve aburrida. Y la gente quiere algo eterno.
Visiten La Meca nuclear. Y a unos precios moderados.
De materiales extraídos de periódicos bielorrusos, 2005