Valentina
Capítulo 21
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Disimulando su enojo, con amabilidad Andreas llevó a sentar a Jennifer y sin voltear a ver a nadie se dirigió a su despacho. Pocos minutos después, con el pretexto de atender a los demás invitados, Michael se disculpó con los Sres. Giordano y con Valentina y luego se retiró.
En cuanto Michael entró al despacho observó, que Andreas estaba parado frente a la ventana y que se veía muy alterado. Sin decir nada abrió un gabinete y sirvió dos copas de cognac, con ellas se acercó a su joven amigo y le entregó una de las copas. Andreas dio un buen sorbo y luego dijo:
—¿Qué hice tío Michael? Una noche de fiesta y perdí la oportunidad de ser feliz con la mujer que he amado siempre…
—No sé cómo Andreas, pero presiento que encontraremos una solución. —Él volteó a verlo.
—¿Solución? No existe ninguna solución, porque yo no permitiré que mi hijo pague por mis errores.
—Entonces… ¿Estás decidido a casarte? —Suspirando con desaliento respondió:
—Sí, después de lanzar al mercado mi libro. Tío… ¿Ella vio ese estúpido beso?
—Sí Fabián… y perdona que te lo diga, pero estoy seguro de que Jennifer lo hizo deliberadamente.
—Por supuesto que lo hizo con esa intención…
Mientras tanto, Valentina había logrado convencer a los Sres. Giordano de que fueran a bailar, para que disfrutaran de la hermosa música y al quedarse sola, Jennifer llegó a sentarse junto a ella y para que los demás no se dieran cuenta, con encantadora sonrisa le dijo:
—Sé que persigues a Fabián, lo sé porque las mujeres como tú abundan, envidian tanto lo que las mujeres exitosas tenemos, que a como dé lugar lo quieren y hacen todo, absolutamente todo, para robar lo que nos pertenece, pero olvídalo traductora, conmigo no podrás. —Como Valentina se mostraba inalterable y la veía a los ojos, Jennifer perdió la sonrisa y le dijo: —Mira traductora, vale más que te alejes de nuestra vida, porque si no lo haces, yo estoy dispuesta a destruirte.
Sin decir media palabra y sin mostrar temor alguno por su amenaza, Valentina se levantó y se alejó de la famosa actriz Jennifer Akerman, que enfurecida se quedó mirándola.
Valentina salió a caminar por los jardines y después de algunos minutos se sentó en una de las bancas menos alumbradas y murmuró:
—¿Que yo lo persigo? No, no lo hago, solo lo amo… es inevitable sentir este amor, pero no te preocupes Jennifer, este amor quedará en mí y no le hará daño a nadie...
—Solo a ti… —Sorprendida Valentina volteó y ahí estaba su amigo Michael.
—Vaya… empiezo a pensar que eres algo así como un ángel de la guarda. —Él rio con franqueza y se sentó junto a ella.
—Tú lo amas con todo tu corazón…
—¿Tan evidente es Michael?
—Sí… tan evidente es. —Afirmó él.
—Una razón más para irme... ya me falta muy poco para terminar la revisión de mi trabajo, en cuanto termine lo entregaré y ese será el momento de… —sintió que se le congelaron las palabras en la garganta.
—¿De decir adiós? —Ella asintió con dolorosa tristeza —¿Quieres alejarte de él? ¿Estás segura?
—No, no quiero alejarme de él, pero ya no hay nada que pueda hacer y estar aquí es una tortura. —Michael la miraba con suave sonrisa, pero sintiendo una gran tristeza también.
—¿Cuándo te irás?
—El próximo sábado…
—Pero Valentina, ese día es el lanzamiento del libro en Europa y América del Norte…
—Lo sé, pero no soy yo quién debe compartir esa alegría con él.
—Lo entiendo, pero promete que seguirás en contacto conmigo.
—Lo prometo Michael.
—Dime… ¿estarás bien?
—No, no podré estar bien sin él, pero el recuerdo de los maravillosos días que pasamos juntos me ayudará a seguir adelante. Finalmente tuve la dicha de haberlo conocido, de saber que existe.
—Valentina… ¿Crees que con el tiempo puedas amar a otro hombre?
—Michael, el verdadero amor es el dulce regalo que el corazón ofrece, un sentimiento que es único, que es exclusivo. Si mi amado Andreas no puede recibirlo, a nadie más se lo entregará mi corazón.
—Ciertamente es mágico el amor que los une a ustedes.
—Cuando nos vimos en la playa, creo que no fue la primera vez, el corazón me dice que ya nos conocíamos…y que esa noche nos volvimos a encontrar.
—Yo también lo creo Valentina. —Sorprendida le preguntó:.
—¿Por qué lo dices?
—Porque los reconocí…