Una buena guía (de viajes)

Una buena guía (de viajes)



Existen muchas formas diferentes de viajar y descubrir lugares. Existen personas que se lanzan a la aventura con su mochila a la espalda y sin apenas planificar el viaje, otras prefieren consultar foros de internet, rastrear todo tipo de páginas y blogs y hacer una larga lista de cosas que ver en Hiroshima, que ver en Kioto o que ver en Tanzania. Algunas son capaces de organizar todo su viaje a través de la red, y llevan planificados cada uno de sus movimientos. Meses antes de salir, esta personas ya saben como ir de Agra a Varanasi o como llegar de Wacken desde Hamburgo, son sin duda, los reyes de la planificación. Y después tenemos a quienes internet todavía les parece una selva más inexpugnable que la del Amazonas, y que prefieren dejarse querer por los y las guías de viajes de toda la vida. Estas personas confían en su agencia de viajes de siempre para reservar sus vacaciones, y buscan ansiosos a su guía, que les espera con sus nombres escritos en una carpeta en el departamento de llegadas del aeropuerto.

Las guías son para muchas personas, todavía hoy, como una madre, un padre, un maestro… todo. Pero además, se enfrenta a la tecnología de internet y los smartphones a la hora de ofrecer sus conocimientos y sabiduría acerca del sitio que recorre con los turistas. El guía es la persona que puede hacer de las vacaciones algo inolvidable, para bien, o para mal. Así que veamos, ¿Qué características debe tener un o una guía, en tiempos de internet?

1. La guía debe ser carismática:

Una guía es el núcleo de una excursión. Ciertamente la persona que guía debe proporcionar información, pero junto con el flujo de fechas, números y hechos históricos, el turista quiere obtener emociones positivas, divertirse y diversificar sus vacaciones. Por eso, la guía necesita carisma. Montones y montones de carisma.

El carisma puede venir de forma natural ... pero con mayor frecuencia aparece con experiencia y práctica. Todos los días en las excursiones, la guía encuentra oportunidades para seducir (no de un modo romántico) a los viajeros. Además, dependiendo de la composición del grupo, es importante que haya pensado de antemano en la estrategia y las tácticas de la excursión, las posibilidades y los movimientos del programa, experimentando con diversas técnicas durante el recorrido para descubrir qué es aquello que motiva más a los diferentes tipos de personas, captar la atención de sus oyentes y complacer a sus viajeros.

 2. Debe ser competente en el material:

Puede ser la guía más carismática del mundo, pero si no conoce aquello que está mostrando, perderá rápidamente su audiencia. El trabajo de una guía es, entre otras cosas, saber exactamente de qué está hablando. Lo que significa conocer hechos históricos, fechas, datos y detalles que pueden ser cuestionados por los turistas. Pero a parte de eso, mucho más. Todo lo anteriormente escrito puede encontrarse en internet. Es fácil para cualquiera, encontrar con un click que ver en Madagascar. Un buen guía deberá ir más allá, explicar las costumbres locales, anécdotas, expresiones y algo que no haya trascendido en masa en las redes para el gran público.


 3. El o la guía debe ser sociable:

Si es muy conocedor de su materia e igualmente carismático, pero no interactúa con su grupo, esto deja a los turistas con la sensación de que están siguiendo a su profesor de historia. Después de algún tiempo, surgirá una incómoda atmósfera de conferencia con comunicación unidireccional que terminará en desconexión total por parte del grupo de turistas. Nuevamente, si los viajeros han escogido a una persona y no a una máquina (podrían perfectamente hacer uso de una audioguía), es por algun motivo. El factor humano es imprescindible. Una persona antipática no debería ser guía. No es algo que deba descartar las personas tímidas, la timidez desaparece después de unos cuantos paseos en góndola con varios grupos de turistas por los canales de Venecia.

Lo que está claro es que las vacaciones no son sentarse y escuchar las conferencias de otras personas, sino comunicarse y reunirse con ellas. Pueden ser compañeros de viaje o personas que crean excursiones o eventos.

 4. Una buena guía es un gran narrador:

A la gente le gusta escuchar sobre la historia de la ciudad o los hechos sobre los glaciares, pero también les gusta escuchar historias de la vida cotidiana. Dado que un guía trabaja constantemente en el negocio del turismo, lo más probable es que tenga una o dos anécdotas para contar sobre el lugar donde está realizando un recorrido, compartir un hecho inusual o una leyenda urbana, tal vez leer poesía, lo que hoy en día llaman storytelling ...

Lo más importante es que esas historias no deben ser material tradicional o de internet, sino cosecha propia del o la guía. Añaden color, vitalidad y espiritualidad a la narrativa. El guía debe saber exactamente cuándo va a insertar un fragmento tan pintoresco en la historia, regular claramente el momento de la presentación y vincularlo a las vistas. Después de varias excursiones, su adición artística a la presentación se verá orgánica y muy útil.

 5. Tendrá calidad como organizador:

El tiempo (cronometraje del recorrido) es una regla clave cuando se ejecuta un programa. El grupo necesita estar en ciertos lugares en un momento determinado, cada ubicación lleva un tiempo determinado. Si se sale del horario, puede destruir todo el programa planeado para el día.

A nadie le gusta llegar a casa y comprobar desilusionado cuando busca en Google “que ver en Zambia” que de los 10 lugares recomendados, sólo visitó 6. Indudablemente esa persona se sentirá estafada por su guía. Otros irán con la lista hecha de cosas que ver en Tanzania, y la guía será la persona encargada de tranquilizarlos y asegurarles de que llegarán a tiempo a todos esos sitios. Y realmente tendrá que asegurarse de que así sea.

Un guía traza su ruta y se asegura de saber dónde y cuándo debe estar. Además, un guía tendrá en cuenta las colas que se forman en las instalaciones para formar las entradas, conocerás las horas punta, y sabrá cómo evitar las aglomeraciones para optimizar el tiempo de los viajeros de su grupo..

6. Un guía debe tener un buen sentido del humor:

No es necesario ser un comediante para ser guía, pero la oportunidad de revivir el viaje con una broma, ayuda en el trabajo. De todos modos, ser gracioso es algo que no puede ni debe forzarse, a veces hay que conformarse con reír los chistes de alguien del grupo. Si no se es gracioso, no se es, la gente no paga para que Andreu Buenafuente le haga un tour. Con que el guía deje fluir el buen humor es suficiente.

 7. Una buena guía es una persona sensible y tolerante:

En el curso de su trabajo, una guía se encuentra con varios tipos de turista y todos son personas con sus propios problemas y mentalidades, lo que puede derivar en situaciones tensas complicadas o comprometidas. En estos casos, la empatía es clave.

Puede tener que tratar con alguien que acaba de escuchar malas noticias desde su casa, o alguien que tiene cierta fobia, o incluso discapacidad. Con un poco más de empatía, es mucho más fácil entender a los viajeros y resolver el problema.

8. Piensa en los detalles:

Los detalles pueden llevar al traste cualquier plan. Es muy importante ser flexible, estar siempre preparado y ser un maestro de la improvisación. Pensar en los detalles minimiza riesgos, aunque no los elimina.

 9. Guía - brújula viviente:

El o la guía debe estar bien orientado en el espacio. Esto puede parecer obvio, pero algunas personas no tienen un sentido natural de la orientación, y pueden perderse en una situación estresante. Nunca se sabe cuándo es posible que se tenga que abandonar una ruta, por lo que un buen sentido de la orientación es clave.

Además, cualquier guía en su zona debe poder responder sin necesidad de mirar su smartphone a las siguientes preguntas:

●       ¿Dónde alquilar un coche?

●       ¿Dónde se encuentra el consultorio del médico?

●       ¿Dónde ir a cenar?

10. Un guía debería amar su trabajo:

Si no está entusiasmado con lo que está haciendo se nota, y puede fastidiar las vacaciones de muchísima gente.Los clientes pagan por una experiencia inolvidable. La misión del guía es que sientan que para él es también maravilloso hacer ese recorrido, y no que hace 1001 vece que lo hace que está aburrido y cansado de ver y decir siempre lo mismo. El aburrimiento se contagia, y nadie quiere eso. La gente viaja para obtener experiencias maravillosas que atesorar para siempre, y un buen guía debe colaborar en esa experiencia.


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