Tres veces tú

Tres veces tú


Cuarenta y seis

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CUARENTA Y SEIS

Subo al coche, arranco el motor, me pongo en marcha y, sin pensarlo, llego a la piazza Euclide, giro en el semáforo y me dirijo hacia Villa Glori. Emboco el portón todavía abierto y subo hasta la plaza de arriba, donde se encuentra la cruz. Cuando llego, apago el motor, bajo y me siento en un banco. No hay nadie. Silencio. La luna está alta en el cielo, pálida, llena, ilumina todo el espacio. Entonces cojo la carta de Pollo del bolsillo y decido abrirla. Rasgo el borde, saco la hoja y empiezo a leer.

Querido Step:

Joder, hasta ahora no lo había pensado, pero nunca nos hemos escrito ninguna carta. Lo sé, es un poco de marica, pero para ciertas cosas ya sabes que lo soy, y la verdad es que esto no sabía cómo decírtelo. Claro que a ti los maricas te caen bien, tienes debilidad por ellos…

¡Bueno, tampoco te pases, ¿eh?!

No tiene remedio, sigue haciéndome reír después de tantos años y aunque ya no esté. Miro la hoja entre mis manos. Pero ¿de verdad me apetece leerla? ¿Qué querrá decirme? ¿Por qué Pallina no ha querido dármela en todo este tiempo? Ella me aprecia, pero me ha pedido que la perdone… Así que en cierto modo se siente culpable. No me lo puedo creer. Pollo le dijo que me diera esta carta y ella no lo hizo. Lo hace ahora, después de ocho años y porque voy a casarme. Parece un jeroglífico, pero de los difíciles. Aun con todas estas dudas, sigo leyendo.

A pesar de todas las veces que no has querido venir con nosotros al Circo Massimo a zurrarlos, yo te he respetado. Es decir, tienes carácter, no eres de los que hacen una cosa porque todos la hacen. Razonas, decides, escoges. Pues sí, eso no significa que estés de acuerdo. Me dirás que le estoy dando vueltas y que no digo nada. ¡Es verdad! Uf, cómo me conoces, Step. Nadie me conoce mejor que tú. Mis padres se creen que tienen otro hijo. Están completamente agilipollados. Adoran a mi hermana mayor porque es muy esmerada, viste como ellos quieren, les hace regalos, pero ¿y en el fondo? Es de las que follan a diestro y siniestro; en resumen, es una tía fácil… Y, por mucho que pueda dar la impresión de que no me importa nada y te parezca absurdo, me hace sufrir. Luego está Pallina. Pallina me conoce un montón. Lo ha entendido todo, incluso mis cosas más secretas, lo que me gusta y lo que de verdad no soporto. Lo que me molesta y lo que me alegra. Con ella me siento superbién y me gustaría que estuviéramos siempre juntos. Pero hay un problema, Step. Me han dicho que lo normal es que no esté para siempre. O, mejor dicho, no como a mí me gustaría. Debería cuidarme un montón para acabar de todos modos en una silla de ruedas. No puedo ni pensar en tener una vida así, en casa, con mis padres, sin poder siquiera hacerme una paja. ¿Te lo imaginas, Step? Sería duro hasta para alguien como yo. Ya, ahora debes de estar diciendo: «Así pues, ¿qué quieres decirme? ¿Qué significa esta carta?». Si la has recibido significa que no he tenido el valor de decírtelo, pero que he tomado una decisión. La otra noche estaba en casa de Pallina y vimos una película divertida en la tele. Al final ella lloró un montón, tanto que, como sus padres estaban fuera, yo tenía la esperanza de practicar un poco de sexo, y entonces empecé a desnudarla y ella me dijo: «No, no, cariño, hazme solo unos cuantos mimos». ¡Uf, si hay una palabra que odio es esa! ¡Mimos! Pero ¿y qué cojones significa? ¡Se confunde con timos! De todos modos, me ha quedado muy clara una regla: es mejor practicar sexo primero y después hacer cualquier otra cosa, como ver una película, discutir sobre un tema libre, como en el cole, ¡pero siempre después de haber practicado sexo, porque son muchas las cosas que pueden dar al traste con un buen polvo! En cualquier caso, te decía que, por desgracia, de follar nada, pero al menos la película estuvo bien. Se llama Posdata: Te quiero, y es la historia de un hombre que, cuando sabe que va a morir, deja una serie de cartas para su mujer. Él era un tipo muy guay, y ella, Hilary Swank, la que hizo de boxeadora en la película de Eastwood Million Dollar Baby. Bueno, la película me gustó. Al final, él hizo todo eso para que su mujer encontrara a otro hombre, pero sobre todo para seguir amando la vida.

Al menos, eso es lo que entendí o, mejor dicho, lo que me dijo Pallina; según ella, ese era el mensaje de la película. Y así se me ocurrió la idea de dejarte esta carta, pero solo una. Ahora no voy a decirte que te líes con Pallina, a pesar de que seguramente estaría mejor contigo que con cualquier otro, ni que no tengas ningún amigo más como yo, aunque pienso que como Pollo no encontrarás nunca ninguno; pero no te lo deseo, porque sería demasiado egoísta.

Pero, por desgracia, te digo que yo ya no estaré aquí. Si estás leyendo esta carta, significa que todo ha sucedido. He conseguido un material muy potente, lo mezclaré con una cerveza y me la beberé antes de empezar la carrera. Tú sabes, Step, que yo podría ganar cualquier competición, pero esta vez no será así. Me ha dicho el jefe que hace efecto al cabo de un minuto más o menos, así que estaré en plena carrera cuando mi corazón se pare. Para todos será un accidente, sin embargo, en realidad, será una supersobredosis. Mejor así, Step, mis padres se lo tomarían muy mal; en cambio, solo Pallina y ahora tú, con esta carta, sabéis cómo son en realidad las cosas. No ha sido la última carrera o un estúpido accidente, sino lo que yo he decidido. Así que tú no tienes ninguna culpa. Bueno, te he escrito principalmente por eso. Ahora te abrazo fuerte y no te enfades. Seré tu ángel de la guarda… O quizá tu diablillo.

Pero, de un modo o de otro, te querré siempre.

Doblo la carta y miro hacia arriba, al cielo. Está lleno de estrellas y la luna hace que todo el parque de Villa Glori parezca mágico. Me echo a llorar, primero en silencio y después a mares. No me lo puedo creer, siempre imaginé que había sido culpa mía porque aquel día decidí no participar en la carrera. Siempre he creído que, si yo hubiera ido, las cosas habrían sido distintas; en cambio, todo estaba ya decidido. ¿Por qué un amigo al que consideraba más que un hermano no me dijo nada?

Podría haber hecho algo por él, luchar con él, afrontar esa enfermedad, hacerle cambiar de idea…

Cambiar de idea. Quizá no quiso compartir todo eso conmigo porque me protegió de su decisión.

Justo en ese momento veo unos faros acercarse por la subida, giran por la primera a la derecha. Es un vehículo de la policía. Por suerte, no me han visto. Ni siquiera me han dejado llorar en paz. Así que subo al coche y recorro la bajada con los faros apagados antes de que me pillen cuando acaben de hacer la ronda. Ahora no me apetece dar explicaciones. Pero quiero saber una cosa. Cuando estoy fuera de Villa Glori, aparco y marco el número. Me contesta enseguida.

—¿Por qué no me la has dado hasta ahora? —digo.

—Perdóname, no sabía cómo decírtelo. Me daba vergüenza.

—¿El qué?

—No haber sido capaz de detenerlo. Me dijo: «Puedes intentar lo que quieras, total, lo haré igualmente». Y también: «No puedes traicionarme, solo lo sabes tú».

Me quedo en silencio.

—Sí, lo entiendo, pero ¿por qué me la das precisamente ahora?

—Porque no era justo que tú llevaras todavía ese peso. Aunque hubieras estado allí aquella noche, durante la carrera, él habría muerto de todos modos. Sí. Y además no quería… No sé… —Y empieza a llorar.

—¿El qué, Pallina?

—No quería que lo vieras tan cobarde, no tuvo el valor de vivir. Lo siento, Step, perdóname. Por favor.

Nos quedamos un rato callados.

—De acuerdo —le digo—. Quédate tranquila. Está todo bien.

—Gracias. ¿Te veo el jueves?

—Sí, pero no hablemos nunca más de ello.

—Claro. Hablaremos solo si tú quieres.

Y entonces cuelgo. Conduzco despacio hacia casa. Me vuelve a la cabeza esa película de Tom Cruise, Eyes Wide Shut. Un día, él sale de casa media hora más tarde de lo habitual y se da cuenta de que lo que ocurría todas las mañanas, de que las cosas que siempre había visto en su vida eran completamente diferentes de como se las había imaginado. Sí, hoy para mí ha sido algo parecido. Y entonces me pregunto: ¿cuántas cosas suceden a nuestras espaldas? ¿Cuántas cosas no sabremos nunca en realidad? Ya no sé lo que siento, la vida de mi madre, la muerte de Pollo, el retorno de Babi, ya no entiendo nada. Dicen que la noche trae consejo. Yo solo espero que esta no traiga más sorpresas.

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