Trabajar es un privilegio, no un castigo

Trabajar es un privilegio, no un castigo

Fernando Alexis Jiménez | Estudios Bíblicos | @Conexión365

Nuestro desenvolvimiento laboral es una forma de servir a Dios. No es únicamente en la iglesia donde se sirve, también cuando hacemos algo por otras personas. Servicio a las personas está ligado al servicio a Dios. En adelante, hágalo con una buena actitud…

Por Fernando Alexis Jiménez | Misión Edificando Familias Sólidas

Iba de regreso a Cali, junto con mi esposa. Antes de ingresar a la sala de espera un hombre amable ofrecía café tinto. No puedo negar que –como buen colombiano— me gusta el cafecito. Compré uno. La persona me dio el cambio y sonriendo expresó: “A sus órdenes”.

Me agradó su disposición y se lo dije. Su respuesta me sorprendió aún más: “Cada vez que vendo un café a alguien que desea tomarlo, me siento bien. Es mi forma de servir y sé que mi trabajo agrada a Dios”.

Aún recuerdo el vuelo de camino a la ciudad. Por encima de las montañas, muy alto en las nubes, pensaba cuál es nuestra actitud frente al trabajo. Aquellas palabras de un hombre sencillo me impactaron mucho. Él estaba convencido de que su trabajo constituía una forma de servir a otras personas y honrar al Creador.

TRABAJAR, UN PRIVILEGIO

¿Ha pensado usted igual? Probablemente no. En muchas ocasiones cuando suena la alarma del reloj, había pensado: “Otro día para batallar”.

Se lo confieso. Desde el diálogo con ese vendedor de café de quien aprendí mucho sin que él fuera un conferencista reconocido, digo al despertar: “Gracias Dios por otro día de trabajo.”.

Nuestro trabajo es un privilegio. Tenemos la oportunidad de ganarnos la manutención y la de nuestra familia, con un empleo honrado y digno, por humilde que parezca. Es una bendición de Dios. Y si hacemos las cosas bien, con excelencia, lo honramos a Él.

El autor y conferencista, Juan Kunz, describe lo lejos que podemos llegar a ser en manos de Dios, incluso con nuestro desenvolvimiento secular:

“Dios creó al hombre con capacidades mentales y físicas extraordinarias con el fin de que las desarrolle y utilice para la gloria suya, es decir, de nuestro Creador. Debido a que el ser humano es llamado a ser colaborador de Dios, el trabajo de cada persona es inmensamente importante... El trabajo no es consecuencia del pecado, como algunos sostienen. Dios ya había dado al hombre la responsabilidad de trabajar antes de la desobediencia (Génesis 2:15). Hay una mentalidad heredada desde la antigüedad que dice que el trabajo es algo vil y humillante…Es un concepto equivocad.” (Publicación: “Mensaje de Paz”. Bolivia. 05/14/2014. Número 397)

Le invito a considerar la recomendación del apóstol Pablo a todos cuantos trabajamos secularmente: 

“Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres…” (Colosenses 3:23. Nueva Biblia de Los Hispanos).

El autor norteamericana Lesllie Parrott insistía en sus conferencias y libros que todo partía de un elemento fundamental: actitud. Y esa palabra pequeña, cobra particular vigencia cada vez que hacemos algo. Actitud. Disposición. Compromiso.

HONRAR A DIOS CON LO QUE HACEMOS

Puedo asegurarle que si aseamos un piso, lavamos ropa, lustramos calzado, atendemos público, vendemos café en un establecimiento o cualquiera otro oficio digno hoy día, lo hacemos con una actitud de compromiso y pleno convencimiento que es una forma de servir a otras personas, estamos honrando a nuestro Dios.

Nuestro desenvolvimiento laboral es una forma de servir a Dios. No es únicamente en la iglesia donde se sirve, también cuando hacemos algo por otras personas. Servicio a las personas está ligado al servicio a Dios. En adelante, hágalo con una buena actitud…

Si no ha recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga. Puedo asegurarle que no se arrepentirá.

Por su infinita gracia, Dios perdona sus pecados y le permite emprender una nueva vida.

Ábrale las puertas de su corazón. Es el principio para caminar en victoria, de la mano del Señor, quien nos lleva siempre a nuevos niveles de crecimiento.

(C) Fernando Alexis Jiménez | @Conexión365

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