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—No sabes nada—siseó—Has venido directamente aquí. Te necesitaban para imitar a Mercy así ella podría parecer y sonar como tú. Necesitaban un sitio para la fiesta y a alguien para atraer a Fin.

—Espera, ¿me estás diciendo que Mercy sigue usando mi cara?—La idea de que alguien de allí a fuera estuviera por ahí con mi cuerpo me puso la piel de gallina.

Alex palideció un poco.

—Qué, ¿pensabas que desaparecería? ¿Acaso todo lo que cambias después desaparece por su cuenta?

Idiota. Ni siquiera pestañeé cuando Mercy me dejó la nota diciendo que la imitación había desaparecido. Automáticamente lo asumí porque era una gran y complicada cosa que no duraría. Debí de haberlo sabido mejor.

— ¿Dónde está?

Alex meneó su cabeza.

—No tengo ni idea. No importa. Necesitamos salir de aquí.

—Espera, ¿cómo sabías que yo era yo, si Mercy está llevando mi piel?

—Solo hay una tú. Es fácil detectar una falsificación. —Me sonrió tímidamente—Además, tienen diferentes trajes.

—Mierda—maldije—Entonces sí que sabías acerca de esta cosa de los disfraces. ¿Qué está usando ella?

Él agarró mi brazo.

— ¿Eso importa? Tenemos que largarnos.

Solté su brazo.

—No puedo irme. Kale está abajo con Fin, y mi madre puede que esté aquí. No voy a perder la única oportunidad que tengo de salvarla.

—Tu madre está aquí, pero no podrías acercarte a ella. Ese es el punto. ¿Por qué crees que Mercy te dijo que estaría aquí? Para asegurarse de que vinieras. ¿Alguna vez has pensado que eres el segundo objetivo?

De nuevo. Idiota. Ese pensamiento ni siquiera pasó por mi cabeza.

—Eso sería estúpido. Ellos ya me tienen, no necesitarían atraerme aquí. Papá podría haberme encerrado cualquiera de esos días en Denazen.

—Los escuche hablar. No te habían atrapado mientras estabas en Denazen por que estaban buscando a Ginger. Han estado buscándola durante un largo tiempo. Ellos esperaban que las guiaras hacia ella. Por otra parte, tu padre sabe sobre tú y 98. Lo quieren de vuelta y ellos sabían que él vendría contigo.

—Kale. —Me hirvió la sangre—Sabes jodidamente bien que su nombre es Kale, no 98. No lo llames así.

—No me importa él o su nombre. —Trató de sacarme de la esquina—Tú y yo. Nos vamos de aquí.

Lo miré.

—A mi Kale me importa, y no me voy sin él, o mi madre.

— ¡A la mierda con Kale!—Espetó. En la barandilla detrás de él, un vaso medio lleno con un líquido naranja se hizo añicos—Te amo, Dez. Siempre lo he hecho. Siento lo que hice, pero sé que podemos arreglar esto. Podemos hacerlo funcionar. Pero tenemos que irnos de aquí antes de que ellos te almacenen como un proyecto científico.

No necesitaba eso.

—Alex, no. No ahora. Te lo dije. Tuve que aclarar mis sentimientos por Kale. Lo hice y…

No podía creer que él estaba discutiendo sobre esto aquí. Ahora.

—No hay nada que aclarar. Somos perfectos juntos. Lo sé y tú también deberías.

—Lo amo, Alex. Amo a Kale.

Sus ojos se agrandaron.

—Tú… ¿Qué hay del otro día en mi apartamento? ¡No parecía como si estuvieras enamorada de él mientras me besabas!

— ¡Lo siento! Estaba enfadada y tú estabas allí, y yo no estaba segura…

Alex negó con su cabeza.

—No importa. Por favor, vete mientras puedas. Eché un vistazo de lo que Denazen le hace a los Sixes. Ese lugar es un espectáculo de terror, Dez. Tienen a la mitad de los Sixes pensando que hacen todo el trabajo para Dios, hasta una misión súper secreta gubernamental para hacer el mundo mejor. La otra mitad están caminando como zombies viviendo en jaulas y sin mente propia.

Trató de sacarme de entre las sombras, pero yo no iba a ceder.

—Por favor, nunca te vas a acercar a tu madre, ahórrate pérdidas y vete.

— ¿Quieres apostar?

Tomé su cara fuerte. En cuestión de segundos, mi propio marco estuvo demasiado pesado para mantenerse por sí solo, el suelo cedió. Y Alex me agarró justo antes de caer contra el suelo.

—No—susurró, mirándome—No hagas esto. No es parte del plan.

Aún temblorosa, me puse en pie. El dolor en mi cabeza estaba ahí, y fuerte. Pero era casi tolerable. En el lado positivo, no sentí la necesidad inmediata de vomitar todo lo que había comido. Tal vez cuanto más haga esto, más fácil será.

— ¿Plan?—De repente no podía respirar— ¿Qué plan? ¿De qué estás hablando?

Él volvió a tirar de mi brazo, suplicante.

Señalando a través de la verja de en frente, dijo.

—Mira, ahí está la puerta. Podemos estar abajo y de camino a una nueva vida en veinte minutos. Hice lo que tenía que hacer… ¡Si no nos vamos ahora, lo vas a echar a perder todo!

Un sudor frío pasó por mi frente y por mi trenza mientras me apartaba de él.

—Fuiste tú. —Todo el aire contenido de mis pulmones salió y mi visión se nubló. No. No puede ser—Tú le dijiste a mi padre acerca de mí y de Kale.

Me giré para ver la habitación. La barra donde dejé a Kale y a Fin estaba llena de gente, pero ninguno de ellos estaba ahí. Mercy como yo, le había dicho a Curd que yo quería enrollarme con Fin. Curd, a su vez, pasó el mensaje. Fin, siendo el perro que era, saltó de emoción ante la idea. Mientras yo estaba malgastando el tiempo hablando con Alex, Mercy como yo probablemente pavoneó y agarró a Fin. Él habría mendigado como un cachorro por un premio después de descubrir que yo estaba tras él. Claro, yo ya le había dicho que tenía novio, pero con mi reputación, eso no significa una mierda. Mi única esperanza es que Kale hubiera sido lo suficientemente intimidante como para que Fin volviera en busca de otras presas.

Me volví y agarré la parte delantera de su camisa.

— ¿Qué diablos hiciste?

—Es demasiado tarde para él. Si tu padre no lo tiene aún, lo tendrá pronto.

— ¿Cómo has podido hacerme…?

—La forma en la que me estabas besando el otro día…entonces me empujaste. Eso me mató. Luego dijiste que era por él…Cuando saliste con el coche de mi casa el otro día, llamé a tu padre. Le hablé sobre hacer un trato. Tú por Kale. Le dije que estabas enamorada del pequeño monstruo. No se sorprendió de verme en la cafetería, Dez. Él ya sabía que estaría contigo.

La persona delante de mí era un completo desconocido. Esta descorazonada, esa egoísta y fría cosa que usa la máscara de alguien que alguna vez me importó.

— ¿Cómo pudiste hacer eso? ¿Sabiendo lo que le hicieron? ¿Lo que le van a hacer?

—Hice lo que necesitaba hacer para asegurarme de que estuvieras a salvo. —Él se irguió, con la mandíbula apretada—Ese monstruo iba a hacer que te mataran. Iba a hacer que nos mataran a todos.

No pude creer que realmente estuviera defendiendo sus acciones. Tratando de justificar lo que hizo. Incluso si sus intenciones eran buenas, él sabía lo que sentía por Kale. Él sabía lo que le hacían a los Sixes en Denazen.

—Me das asco. —Escupí en su cara y me alejé.

Le dejé en la esquina y fui a buscar a Kale y a mi madre, llevando conmigo la cara de mi ex-novio.

 

Capítulo 29

He estado buscando señales de Kale, o de mi madre, aun cuando no tengo idea de dónde buscar, cuando me vi en la barra inferior. Estaba usando un bikini de color rosa pálido con una suave y esponjosa cola de algodón de color rosa en la parte trasera. Mi cabello, rubio en un pasado glorioso y de encarnación oscura, balanceándose en bucles sueltos que dejaban ver un par de largas orejas rosas apuntando al cielo. ¿Una conejita playboy? ¿En serio? Sólo por eso, patearé el trasero de Mercy desde aquí hasta Jersey.

Hice una línea recta hacia la barra con un repentino estallido de energía renovada. La imitación había tomado lo que le correspondía, pero mi enojo me dio un segundo aire. Y un tercero. Además, si alguna otra chica caminante se arroja a mí, como Alex, alguien saldrá herido.

—Hey—dije, inclinándome cerca. Esperaba poder imitar a Alex lo suficientemente bien para hacerle creer que era él— ¿Qué demonios estás haciendo alrededor de la sala? Tenemos trabajo que hacer.

Ella se encogió de hombros y sorbió de su bebida verde.

—Fin fue atrapado. Fue tan fácil. Me acerqué a él, soplé en su oído, y él me siguió como un hombre hambriento.

— ¿Qué pasó con 98?

Se encogió de hombros una vez más y terminó el resto de su bebida.

—No estaba con Fin.

Su mano serpenteó fuera y me tomo de la cintura. Por un momento resbaló hacia abajo a mi trasero, el trasero de Alex. Nunca me recuperaré de esto mientras siga viviendo, no importa lo que Denazen me haga.

—Bueno, la encontraremos. Su madre está aquí y lo sabe. Me aseguré de ello. Es suficiente para tomarla. Y una vez que tengamos a Dez, 98 será cinchado. —Ella apretó mi trasero—Podemos matar el tiempo mientras esperamos por ellos, en alguna esquina oscura.

Me tomó un minuto imaginarlo. Mi reflejo de nauseas golpeó con rapidez y me aleje tropezando.

— ¡Ew!

—No pensaste eso anoche, cuando tenías tu lengua en mi garganta—espetó.

Wow. Solo…wow. ¿Él estaba tan caliente por mi físico que había jodido a esta imitación barata?

Ella tomo mi brazo, y la dejé que lo tomara. Toda está cosa era horripilante y asquerosa en un modo ético. Pero con el factor asqueroso a mi lado, generalmente puedo ver las posibilidades en cualquier tipo de situación. En realidad, esto podría funcionar a mi favor. La quiero fuera de mi piel, y para conseguirlo tenemos que estar a solas.

—Bien, vamos.

Rodeamos la parte trasera de la barra. La puerta del almacén estaba abierta y afortunadamente, éste se encontraba vacío. No perdí tiempo. Desafortunadamente tampoco lo hizo Mercy. Ella pateó a Alex, a mí, tratando de ponerlo de espaldas contra la pared de la segunda puerta, que estaba cerrada.

—Yo sé que estabas enojado cuando la encontraste fuera. No era ella, pero fue bueno ¿verdad? Algo acerca del cuerpo de ese pequeño vagabundo, me hace más audaz.

Sus manos estaban en todas partes, acaparando y apretando partes de mí que me provocó una inmensa necesidad de terapia eterna.

La empujé fuera y gruñó. Ninguna cantidad de depuración lograría jamás purgar la memoria de este instante lejos de mí. Brillo. Lufa. Ácido bórico. Nada.

Al doblar por otro paso, pensando que todo era parte del juego. Le di un puñetazo en el rostro. Ella se vino abajo como si fuera una mochila con libros de texto.

— ¿Tú y Alex? Eso sí que es asqueroso.

Ella se movió y yo no me hice esperar. Caí de rodillas y le agarré su mano. Como en el bosque cuando escapamos de su oficina, me concentre en imitar a Mercy de nuevo. Concentrándome lo que tenía en el interior en lugar del exterior. Una oleada de calor se extendió por mis extremidades, seguida de un ligero cosquilleo en las sienes.

Cuando abrí mis ojos, Mercy había vuelto a la apariencia de una mujer de 40 y tantos años con el cabello ratonil y un bikini rosa sumamente ajustado. Estaba en lo cierto. Se estaba volviendo más fácil. Como un músculo que necesita ser ejercitado. Todos estos años le tuve miedo a imitar por los efectos que tenía en mi cuerpo, y éstos podrían haberse evitado todo este tiempo y habría estado disfrutando de mi vida.

Me levanté y salí por la puerta, bloqueándola detrás de mí antes de que ella volviera en sí.

Aún y cuando ella gritara o golpeara la puerta por el resto de la noche, las posibilidades de que alguien la escuchará sobre la música eran escasas. Con Mercy fuera del camino, tenía que hallar la manera de encontrar a Kale y a mi madre. También necesitaba encontrar a Fin. No terminaba de entender cuál era su don, pero obviamente él era importante. Me debatía en si regresar a mi forma, pero por el momento, yo era menos notoria como Alex.

Con la pista de baile llena, atestada como una ternera en una pequeña caja de madera, era difícil ver a través de la habitación. Empujé y empujé siguiendo mi camino a través, tratando de ver por encima de la muchedumbre. Sin señales de Alex. Esperaba que él mismo se hubiera escondido en algún lugar, o mejor aún, a la izquierda; pero conociéndolo, las posibilidades eran pocas.

—Amigo, eso no es un disfraz—dijo una voz detrás de mí. Me voltee para ver a Dax sonriendo, poniendo una cerveza en mis manos—Te he estado buscando por días. Dez dijo que habías ido a Denazen. —Sonreí y me encogí de hombros, tratando de alejarme. La música estuvo arriba tan pronto como abrí mi boca.

Dax no lo entendió. Me agarró del brazo y me colocó frente a él.

— ¿Qué estabas pensando, corriendo a Denazen? ¿Lo hiciste por ella, no es cierto?—Dax gimió y me empujó fuera de la pista de baile. Yo podía haber tenido el cuerpo de Alex, pero no su coordinación—Pensé que estabas arriba con ella. —Me lo quité de encima—No tengo tiempo para esto ahora. —Dax vaciló por un momento, pero me soltó del brazo—No va a funcionar.

No miré hacia atrás.

Busqué por todo el primer piso y no vi ninguna señal de Kale. Para cuando llegue al segundo piso, empecé a preocuparme. Encontré un rincón oscuro y me sacudió la imitación. Si Alex no sabe cómo se ve mi madre, las probabilidades de que ya lo busqué a él afuera son nulas.

La gente gritó y silbó mientras pasaba en mi pequeño top blanco y mis pantalones cortos, tratando de llamar mi atención. ¿Quieres bailar? ¿Necesitas una bebida? ¡Ven a la habitación atrás conmigo!

Ignoré todas ellas.

Al doblar la esquina trasera en el segundo piso, tome el sitio en donde Kale se estaba abriendo paso entre la multitud. Me sentí aliviada al ver que no había sido interceptado por uno de los matones de mi padre. Llamarlo no tenía caso. No quería atraer la atención hacia mí, y él no me habría escuchado encima de la música de todos modos, así que simplemente lo seguí. Tuve razón al seguirlo por el borde de la muchedumbre, sobre todo cuando me di cuenta de que había alguien más siguiéndolo. La chica rubia se quedó lo suficientemente lejos para no ser notada, pero ella definitivamente lo seguía. Kale salió a un pasillo más allá de los baños. La chica lo seguía. Yo cerraba la marcha.

Kale se acercó al final del pasillo. Y así como el levantó la mano para abrir una puerta en el otro extremo, la chica debió haberlo llamado, porque él se detuvo y se volvió. Aceleré.

Los dos, perdidos en la conversación, no vieron que me acercaba.

—Kale, no te muevas. —Lo llamé, empezando a correr.

No me escuchó. Él extendió el brazo, llegó a ella y fue en ese momento que ella miró hacia arriba.

O más bien, que miré hacia arriba.

Forcé a mis pies a moverse más rápido, tratando de manejar mi voz por encima de la música en todo el camino.

— ¡Kale! ¡Alto!—Pulgadas.

Eso era todo lo que me separaba de sus manos.

Pulgadas. Y la distancia se cerró rápidamente.

— ¡Ella no soy yo!

—Quédate dónde estás. No quiero hacerte daño—dijo mi impostor, volteando hacia mí.

Reí, no podía evitarlo.

— ¿No quieres hacerme daño? Tienes alguna idea de quién soy…

— ¿Dez?

Kale miró hacia ella y luego a mí, la comprensión tintineó en sus ojos. Después el horror. Él había estado a punto de matar accidentalmente a mi madre.

— ¿Qué paso? ¿En dónde está Fin?—Pregunté, mientras al mismo tiempo, mi otro yo dijo con una voz verdaderamente horrorizada.

— ¿Kale? ¿En verdad eres tú?

Kale dio un paso más lejos de ella.

— ¿Quién creías que era?—Estaba pálida y su voz tembló un poco al hablar.

—Ellos me dijeron que había otro cambiante aquí, un traidor. Lo trajeron aquí para acabarlo. Me dijeron que le habían enseñado a parecerse a ti. Me dieron una foto de ella—señaló hacia mí—y me dijeron que lo distrajera en una conversación. Que el cambiante reconocería esa cara. —Ella miró alrededor—Se suponía que habría alguien aquí para capturarte. Ellos…

Ella hablaba rápido, sin detenerse para tomar aire, pero Kale la interrumpió.

—Está bien Sue, eso es…

—Cross está aquí para capturar dos nuevos Sixes. Si el té encuentra, nunca tendrás otra oportunidad de liberarte.

Él dio un paso atrás, poniendo una imposible distancia entre nosotros y ella, y me agarró de la mano. Su mandíbula, y la mía, se abrió.

—Sue, ella es Deznee Cross. Tu hija.

 

Capítulo 30

No dijo nada al principio, solo se paró allí, pestañando. Cuando habló, no era lo que yo esperaba oír.

— ¿Eres…un Six?—Preguntó horrorizada.

—Soy un Six. Puedo imitar, como tú…sólo que un poquito diferente.

Se volvió más blanca, si es que era posible.

—Él me dijo que eras un Nix, que no tenías habilidades. —Respiró, alejándose— ¡Pensé que estabas a salvo!

No era la cálida bienvenida que esperaba a la hija perdida por largo tiempo.

—Él no lo sabía. Lo mantuve en secreto. —Dejé ir la mano de Kale y me alejé un paso—Sólo se lo dije después de que lo encontraran vivo y lo atraparon en Denazen. Lo hice para que pudieras salir de allí.

— ¡No puedo creer que esto esté pasando!—Lloró ella— ¡Ustedes, niños, tienen que dejar este edificio ahora!

—Estoy de acuerdo. —Dijo papá desde la puerta— ¿Por qué no nos vamos todos juntos?

—Maldición—maldijo mamá y con un fantasmagórico resplandor ya no era yo, si no, una hermosa mujer rubia, alta con cara de elfo de largo cabello. Sus ojos, del mismo color que los míos, miel. Se dirigió a mi padre—Por favor Marshall, si alguna vez me amaste, deja ir a nuestra hija.

Por un segundo él vaciló. Tenía una alocada noción de que en realidad se apartaría y nos dejaría ir. Estúpido. Lo sé, pero había algo allí. Algo que no podía recordar haber visto antes. Un reflejo de emoción, un pequeño tic en su mejilla derecha y una sutil flexión de los dedos. La equivalencia a una quebrazón emocional, considerando la fuente.

—Por favor—urgió mamá.

Más vacilación. Él había dado varios pasos dentro del cuarto y la estaba viendo con una mezcla de molestia y algo más. ¿Remordimiento? Por un momento pensé que él había olvidado todo acerca de mí y de Kale. Abrió la boca, luego la cerró de nuevo. Tomó aire y retrocedió. Entonces, tan de repente como había aparecido, se había ido.

Una pequeña grieta en su armadura. Me di cuenta de que en realidad había una persona allí dentro. Había desaparecido, y era el viejo él de nuevo. Un frío clínico, mono de Denazen.

—Eres un experimento, uno disfrutable pero todavía uno de muchos—sonrió, pero algo en eso parecía forzado. O quizás yo quería que creer eso.

Mamá suspiró y sacudió su cabeza. Cuando habló, su voz era suave como una pluma.

— ¿Lo hace más fácil? ¿Diciéndote que todo era parte del trabajo?

Él la ignoró pero juró que se estremeció.

—Nosotros encontramos un camino para potenciar las habilidades de la descendencia de los Six. El químico impulsando la anomalía de los seis cromosomas, haciéndolo en noventa y nueve por ciento en los ensayos, diez veces más fuertes. Mientras cada don no se manifiesta exactamente como el de padre a hijo, siempre hay una similitud. El proyecto se llamó Supremacía.

Supremacía. Eso era lo que papá y el tal Vincent mencionaron en los emails.

—Deznee es el resultado de ese proyecto, como lo es Fin.

¿Experimento? ¿Cómo el moho en una placa Petri? ¿Y uno de muchos? ¿Eso significaba que había más como yo y Fin? ¿Cuántos había papá…dirigido personalmente? Dios. Puede que tuviera parientes por allí, en algún lugar. Quizás atrapados dentro Denazen.

Él señaló de mamá a mí.

—La habilidad de “imitar” a alguien de Suesshanna fue muy útil, pero lamentablemente limitada. Nada más que una simple ilusión. Deznee, por otra parte, tenía de lejos un mayor rango. Me imagino que con la edad seguirá incrementando, aunque…

— ¿Aunque qué?—Susurré, enferma.

Papá suspiró. Él evitaba los ojos de mamá.

—Eres segunda generación. Tus predecesores eran increíbles. Los empleados perfectos con las habilidades más grandiosas que jamás habíamos imaginado. No necesitaban ser coaccionados o que les mintieras. No necesitaban ser motivados o tratados. Eran criados para ser los soldados más perfectos de Denazen. Conocían como de especiales eran y que habían grandes cosas en las tiendas para ellos. Pero debíamos haber cometido un error con la composición del químico. Uno por uno, cuando los niños cumplían los dieciocho, se volvieron irracionales. Imposibles de controlar. Todos los restos de los de primera fase del experimento fueron retirados.

— ¿Retirados? ¿Los mataste?

Me fulminó con la mirada como si yo fuera idiota.

—Eran incontrolables. Al final, nada más que animales. Les hicimos un favor.

—Entonces ¿me estás diciendo que puede que pierda mi mierda cuando cumpla los dieciocho? ¿Qué me vuelva loca?

Realmente ese era el menor de mis problemas de momento, pero si lograba salir de esto viva, y libre, iba a ser un gran problema tarde o temprano. Iba a cumplir dieciocho en ocho meses.

Se encogió de hombros como si no le importara.

—Es una posibilidad real, sí. Los primeros del segundo ensayo del grupo Supremacía cumplen dieciocho el próximo mes. Será excitante ver cómo sale todo.

¿Excitante? No era la palabra que yo estaba pensando.

—Comenzaremos todo de nuevo. Escogiendo a aquellos que encontramos más útiles, e inyectando el químico mejorado en el líquido amniótico. Una vez que los bebes nacieron, fueron colocados con empleados de Denazen. La mayoría mostró signos de sus dones antes de sus primeros años. Fueron fáciles. La generación fue educada para creer en lo que nosotros entendíamos por correcto desde el principio.

Pensé en Flip, el chico que había conocido en la cafetería de mi primer día. Las cosas que dijo. La total y completa convicción de que él era un buen chico. Ese Denazen estaba allí afuera haciendo el mundo un lugar mejor. Era devoto y no había sido criado allí. Imagina como serían esos creyentes.

La expresión de mi padre cambió en algo horrible, una versión distorsionada de control vacío que había conocido toda mi vida.

—Dos nunca desarrollaron dones, desafortunadamente. Pero pasa. Cuando, a la edad de cinco, no muestran signos, lo atribuyo a una perdida. Tú y Fin fueron nuestras únicas fallas. Pero tú eres escurridiza ¿no? Desarrollaste habilidades y te lo guardaste muy bien. Dime, ¿cuándo lo recibiste por primera vez?

—Tenía siete cuando pasó.

No era como si decírselo importara. En realidad me hizo sentir cálida y confusa. Obviamente él había estado esperando por ellos y se lo mantuve en secreto. Un punto para mí.

—Todos los otros sujetos mostraron signos tempranamente en Supremacía. Fin, creemos, sólo desarrolló sus habilidades hace unos meses. Lo encontramos por accidente la semana pasada. Es bastante extraordinario. La mayoría de lanzadores de elementos solo pueden manipular sus elementos. Fin puede crearlos. Por su avanzada edad, traerlo de buena gana era cuestionable. Especialmente con Ginger y su gente expandiendo su voz sobre la comunidad Six. No sabíamos si su gente lo había obtenido. Hasta que conozcamos el éxito de Supremacía pasada la edad de dieciocho todavía necesitamos obtener y retener empleados a la antigua.

—Quieres decir, secuestrándolos. —Escupió mamá—Destruyendo familias y forzándolos a robar y matar por ti.

Papá la ignoró, riéndose.

— ¿Nunca te preguntaste? ¿Denazen? ¿Deznee? Te nombré por la compañía a la que un día servirás.

Kale dio un paso adelante.

—Para ahí, 98. —La sonrisa de papá se amplió al tiempo que sacaba una pequeña pistola desde el fondo de su chaqueta—Para probarte que no soy el bastardo que crees que soy, te daré una opción.

Kale se congeló. Quizás sabía lo que diría papá, quizá no, pero cuando se giró hacia mí, el terror en sus ojos hizo que los cabellos de mi nuca se erizaran.

—Dame la localización de Ginger y podrás elegir a una.

Kale me miró y luego a papá, confundido.

— ¿Elegir una?

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