Tenemos la esperanza de la resurrección (Hech. 24:15)

Tenemos la esperanza de la resurrección (Hech. 24:15)

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Ronald Curzan

Me gustaría comenzar haciéndoles tres preguntas que iremos respondiendo. Primero, ¿qué sabemos sobre la resurrección? Segundo, ¿qué es lo que no sabemos sobre la resurrección? Y tercero, ¿qué deberíamos hacer con lo que sabemos de la resurrección? Empecemos por la primera pregunta: ¿qué sabemos sobre la resurrección que pronto ocurrirá en la Tierra? Para empezar, que está garantizada. Es una promesa que se cumplirá. El texto que tenemos para hoy, Hechos 24:15, así lo confirma. Allí dice que “va a haber [va a haber] una resurrección tanto de justos como de injustos”. Imaginemos cómo será cuando eso ocurra. Imaginemos cuando salgan de las tumbas las personas que han muerto durante más de 6.000 años de historia. ¡Qué maravilloso será! Y es bastante animador lo que dice la primera línea del comentario de <i>La</i> <i>Atalaya,</i> que seguro que ya vieron. Dice que Jehová quiere que las personas vivan y no mueran. Así que la resurrección es una muestra del poder de Jehová y también de su gran amor por toda la humanidad. Y Jesús también demostró ese amor. De hecho, murió por todos nosotros porque quería cumplir la promesa que hizo en Juan 5:28, 29, donde dijo: “Todos los que están en las tumbas oirán su voz y saldrán”. Y “todos” significa “todos”, tanto los justos como los injustos. Quienes han muerto despertarán. Puede que la gente los haya olvidado hace mucho, pero Jehová nunca los ha olvidado; están ahí, en su memoria. ¿Han estado alguna vez en un cementerio antiguo y se han fijado en las lápidas? Puede que el paso del tiempo haya borrado algunos nombres. Ni siquiera sabemos quién está enterrado allí, pero Jehová sí lo sabe. Él ha grabado esa información en su memoria infinita. ¿Y quiénes son esos justos que volverán a la vida? Bueno, son tanto los hombres y mujeres fieles que murieron antes de que Jesús diera su vida por nosotros como las otras ovejas que mueran durante los últimos días. ¿Y quiénes son los injustos? Bueno, los injustos son las personas, los miles de millones de personas, que murieron sin tener la oportunidad de conocer a Jehová, de adorarlo o de poner en práctica las verdades de la Biblia. Pero ellos tendrán la oportunidad de conocer a Jehová, de acercarse a él y de hacer su voluntad. Quizás recuerden lo que mencionaba la <i>Guía de actividades</i> del mes de marzo de 2016. Allí decía: “En vez de llorar en funerales, celebraremos la bienvenida de los resucitados”. ¡Guau! Será muy emocionante poder estar allí y celebrar juntos esas reuniones de bienvenida. Y esa <i>Guía</i> hacía dos preguntas: “¿A qué familiar o amigo desea volver a ver especialmente?”. Bueno, seguro que le vinieron a la mente varias personas, como me pasó a mí. Y la segunda pregunta: “¿A qué personaje bíblico le gustaría conocer para hablar con él?”. De nuevo, seguro que pensamos en varios. Pero tenemos que esperar. Ahora, una pregunta: ¿qué sabemos sobre el orden en el que van a resucitar las personas en el futuro? ¿Cómo ocurrirá esto? Bueno, según 1 Corintios 15:23, sabemos que la resurrección celestial de los ungidos ocurre de forma ordenada. Pablo dijo: “Pero cada uno en su debido orden: Cristo como primicias, y después los que le pertenecen al Cristo durante su presencia”. Así que esa resurrección es gradual. Y, claro, como Jehová es un Dios de orden, es razonable pensar que la resurrección en la Tierra se llevará a cabo de una forma lógica y ordenada. En lugar de que resuciten miles de millones a la vez, tiene más sentido pensar que será de forma gradual. Así, cada vez que alguien vuelva a vivir, o resucite, se le podrá ayudar de forma personal, según sus circunstancias y necesidades. ¿Y qué sabemos sobre la ayuda material y espiritual que recibirán quienes resuciten en el futuro? En el momento ideal, en el momento que Jehová escoja, los muertos despertarán. ¿Y qué encontrarán? Tendrán todo lo que necesiten: casa, ropa y comida. ¿Y cómo lo tendrán? Gracias a quienes pasen vivos al nuevo mundo, a quienes sobrevivan a la gran tribulación, como tú y yo. En la Biblia hay un ejemplo de esto. ¿Recuerdan cuando Jesús resucitó a una niña? Había muchas personas presentes. ¿Qué les dijo Jesús a quienes vieron aquel milagro? “Por favor, denle algo de comer a la niña”. Pero él no dijo eso cada vez que resucitó a alguien. Jesús sabía lo que ella necesitaba y se aseguró de que se lo dieran. Y la mayoría de nosotros también tendremos la bonita oportunidad de darles a los resucitados lo que necesiten. Pensemos que toda la capacitación que la organización nos da aquí en Betel, en el LDC o en otros campos nos servirá para aquel momento. Pensemos en los miles de millones de injustos que resucitarán y necesitarán alimento espiritual. Tendrán que aprender de Jehová, aprender de Jesús y del sacrificio que hizo por nosotros, y cómo pueden demostrar fe en el rescate. ¿Y quién les enseñará? ¡Ustedes lo harán! Y esperemos que yo también. ¿Y qué usaremos para enseñar a todas estas personas sobre Jehová, Jesús y lo que Dios pide de nosotros? Bueno, por supuesto, usaremos la Biblia. Pero la visión que tuvo Juan, según Apocalipsis 20:12, nos da otra pista. Busquémoslo y leámoslo juntos. Apocalipsis 20:12. Dice: “Y vi a los muertos —los grandes y los pequeños— de pie delante del trono, y se abrieron rollos. Pero se abrió otro rollo: el rollo de la vida. Y, de acuerdo con lo que estaba escrito en los rollos, se juzgó a los muertos por sus acciones”. Pero ¿se refieren estas acciones a lo que hicieron en el pasado, antes de morir? No. No serán juzgados por lo que hicieron antes de morir. ¿Cómo lo sabemos? Bueno, como recordarán, Romanos 6:7 dice: “Porque el que muere queda absuelto [o, como dice la nota, perdonado, liberado] de su pecado”. Así que aquellos que vuelvan a vivir —es decir, que resuciten— empezarán de cero. Qué alivio para ellos y para nosotros, porque seguro que conocemos a muchas personas que no sirvieron a Jehová antes de morir. Qué tranquilidad nos da saber esto. Por lo tanto, quienes pasemos la gran tribulación y quienes resuciten recibiremos más instrucciones para obtener vida eterna. Tendremos que aprenderlas y obedecerlas, tanto esas como cualquier otro requisito que Jehová nos pida durante los mil años. ¿Y qué es lo que no sabemos sobre la resurrección? Muchísimo. Seguro que tenemos muchas preguntas. Por ejemplo: ¿resucitarán al principio del Reinado de Mil Años de Cristo los que hayan muerto hace poco? ¿Resucitarán primero los justos y luego los injustos? ¿Les darán la bienvenida sus seres queridos? ¿Resucitarán cerca del lugar donde murieron? ¿Qué pasará con quienes mueren estando casados? ¿Qué hará Jehová? ¿Resucitará a hombres fieles del pasado que fueron buenos líderes para que organicen las cosas? ¿Y qué hay del alimento espiritual? ¿Cómo lo recibiremos entonces? ¿Habrá un Comité de Enseñanza o un Comité de Redacción, o se dará el alimento espiritual de alguna otra manera? ¿Habrá publicaciones en papel o serán electrónicas? ¿Usaremos videos? ¿Tendremos algo como JW Broadcasting? No tenemos idea. Tenemos que esperar; hay que ser pacientes. Es bueno que sigamos el consejo de Jeremías. Si vamos a Lamentaciones, el capítulo 3, notemos lo que dicen los versículos 25 y 26. Allí se dice algo que queremos tomar en cuenta hoy en día. Dice: “Bueno es Jehová con quien pone sus esperanzas en él, con quien no deja de buscarlo. Bueno es esperar en silencio [o, como dice la nota, esperar pacientemente] la salvación de Jehová”. Sabemos que Jehová contestará todas las preguntas a su debido tiempo. Él ha prometido que satisfará el deseo de todos los seres vivos y, si confiamos plenamente en él, tendremos la seguridad de que cubrirá las necesidades de todos, incluidas las de los resucitados. Jehová contestará todas nuestras preguntas. Siempre nos da lo que necesitamos para ser fieles ahora y hará lo mismo en el futuro. Así que seamos fieles, confiemos en la resurrección y hablemos de esta esperanza con otras personas. Y esperemos que un día, quizás dentro de mil años, miremos atrás y digamos: “De verdad hubo una resurrección tanto de justos como de injustos”.

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