Superando el miedo antes de ir al dentista

Superando el miedo antes de ir al dentista



El miedo al dentista es algo común que se da no sólo en niños y niñas, sino también en una gran cantidad de adultos. A pesar de que hace ya tiempo que quedaron atrás quedaron los días en que estos médicos bucodentales utilizaban métodos y aparatos que para muchos de nosotros podrían tener semejanzas a los existentes en las siniestras mazmorras medievales, lo cierto es que por desgracia, el mito sigue vivo en el subconsciente colectivo. Y es algo totalmente injusto, la odontología y sus profesionales, así como el material utilizado, han evolucionado mucho, y mantener nuestras sonrisas cuidadas y en perfecto estado es cada vez más agradable y casi indoloro. Hoy en día, lo único que hay que temer al acudir al dentista, es la factura. También es cierto que mantener esta a raya es fácil si mantenemos una buena higiene y acudimos a la clínica dental de forma regular. Cuánto más tiempo dejemos pasar para tratar nuestros problemas de dientes y encías, más abultada será la factura que debamos pagar al final. Como en todo, la prevención es la mejor arma para conservar en el mejor estado posible nuestros dientes y nuestra cuenta corriente.

Pero ese miedo que nos paraliza a veces hace que aplacemos de forma irremediable esa visita tan necesaria al dentista. Los motivos pueden ser muchos. En ocasiones lo que ocurre es que tuvimos una mala experiencia con un dentista, y ya no quisimos probar más, en otras pasa todo lo contrario. Tenemos tanto aprecio al trabajo y buen hacer de nuestro dentista habitual, que si por lo que sea no podemos acudir a él, desistimos de ir al dentista, y eso es un error. Si por motivos de trabajo hemos tenido que mudarnos de Madrid a Sevilla, nada como Google para encontrar a un buen dentista en Sevilla. La opción de poder leer los comentarios de pacientes satisfechos es algo que no existía años atrás, y que debería generarnos cierta seguridad a la hora de confiar en un dentista. Esa es otra de las ventajas que nos ha traído la tecnología, y de la que deberíamos aprovecharnos. Por último, es probable que un impertinente dolor de muelas intente arruinarte un viaje, no lo permitas. Esperar a la vuelta a casa para acudir al profesional, o peor aún, pensar que “ya se pasará” cuando sabemos perfectamente que estos dolores sólo tienden a empeorar, no es una buena idea. Tienes un smartphone, úsalo, haz una parada en tu ruta senderista por la Vía verde de la Sierra, y busca “dentista en Puerto Serrano” o “dentista en Cádiz”. En unas pocas horas podrás continuar tu camino.


Y ahora que ya hemos trabajado un poco en las barreras y miedos que nos bloquean a la hora de ir al dentista, es un buen momento para añadir unos consejos para prepararnos ante el acontecimiento .Seamos sinceros, el miedo irracional sigue ahí, acechando, y necesitamos hacer acopio de toda nuestra racionalidad y preparación física y psicoemocional para afrontarlo. Las listas nos ayudan para poner orden y sentir que tenemos todo controlado, así que aquí tenemos una fabulosa lista de consejos de cosas que debemos tener en cuenta antes de ir al dentista:

1. Encuentra un dentista en quien puedas confiar

Elige a tu dentista como si fueses a elegir a tu cónyuge… Sí es cierto, esta frase no ha ayudado mucho. En realidad, y como ya te hemos comentado, hoy en día no es tan difícil elegir un dentista, si nadie puede recomendarte uno, siempre puedes recurrir a Google. Aún así, si lo que buscas es un dentista “para toda la vida”, no te conformes con su buen hacer y los buenos comentarios de sus pacientes. Aquí cada uno tiene sus propios criterios: apariencia, tono de voz, sentido del humor o, por el contrario, un enfoque estricto… Tienes que decidir cuál es el mejor dentista para ti. Existen muy buenos profesionales cualificados, lo que buscas es algo más, ese extra que convierta al dentista en “tu dentista”. Sí, debes “enamorarte” de tu dentista, es un buen modo de esperar con ansias cada cita con él, o ella. Bromas a parte, el clima de confianza y el “feeling” entre ambos resulta imprescindible para una relación larga. Así que si no has encontrado a tu dentista ideal, tómate tu tiempo, acude a varias consultas con dentistas diferentes y encuentra al mejor.

2. Siempre que puedas, intenta que las citas sean por la mañana.

Hay al menos dos razones para esto. En primer lugar, estarás más descansado, tu sistema nervioso estará más equilibrado que después de un duro día de trabajo o de estudios, e incluso estará más receptivo al tratamiento. Está demostrado que la anestesia es más efectiva en aquellas personas que se encuentran tranquilas y relajadas, por lo que si acudes por la mañana existen menos posibilidades de que te duela. Además, tendrás todo el día para recuperarte.

En segundo lugar, por la tarde el dentista estará más cansado. La atención, la concentración y la agudeza visual no son sobrenaturales para él, y a nosotros nos conviene que esté es unas condiciones óptimas para atendernos. Por lo tanto, lo mejor es planear la cita para ese momento del día en el que ambos disponéis de la mejor energía.

3. El día anterior, trata de descansar bien

Cuanto mejor duermas, más equilibrado estarás y, por lo tanto, el tratamiento será más relajado y menos doloroso. Así que no, no es buena idea organizar la cena de empresa justo la noche antes de ir al dentista, o pedir cita al día siguiente de un partido de tu equipo de fútbol favorito (esto vale para cualquier deporte o evento). Lo que decimos es que no planees nada en la víspera anterior, ni siquiera una cita relajada ¿Y si sale mal y te pasas la noche llorando desconsoladamente y con el corazón roto?. Mejor sal a caminar o lee para conciliar el sueño. ¡Y no intentes ayudarte con el alcohol “para relajarte”! Puede debilitar el efecto de la anestesia.

4. Las mujeres deben evitar, en lo posible, acudir cuando están menstruando.

A pesar de que cada mujer tiene su propia distribución de emociones y un umbral del dolor diferente en los días del ciclo, el riesgo de sangrado más prolongado y otras complicaciones durante la menstruación es mayor. Por lo tanto, si la situación no es aguda, es mejor planificar una visita al dentista para la segunda o tercera semana del ciclo.

5. Si tienes preguntas, prepáralas antes

Un dentista no es una persona con herramientas terribles en sus manos, sino que es, ante todo, un especialista calificado y cualificado.

Probablemente tengas preguntas sobre el cuidado dental y las normas nutricionales para la salud dental. Anótalas, porque a veces debido al estrés del momento, o a que tenemos un aparato en la boca aspirando saliva cuando nos vienen a la mente, nuestra memoria puede decepcionar cuando ya estamos en la clínica. Haz las preguntas cuando te sientes en la silla, antes de comenzar, de ese modo la conversación ayudará a calmar la situación y reducirá su ansiedad.

6. No acudas a la cita demasiado temprano

No hay necesidad de esperar más de la cuenta. Esto puede aumentar la ansiedad. Incluso si has llegado antes, es mejor dar un paseo o meditar mientras estás sentado en tu coche que ponerse nervioso en una sala de espera llena de revista viejas con nulo interés para ti y un hilo musical no muy de acorde con tus gustos. Si llegas cinco minutos antes, estos serán suficientes para completar los formularios médicos básicos. Puedes completar el resto después del procedimiento.

7. Intenta localizar problemas

Intenta describir lo mejor posible los síntomas que te han llevado a estar en ese sillón sentado y con la boca abierta. Cuanto más precisa y detallada sea la descripción, más fácil será para tu dentista hallar el problema y la solución.

8. Date un capricho al salir

La promesa de una recompensa por “haber sido bueno” nos motiva a muchos ya muchas. Así que mímate, te lo mereces. Cuando el efecto de la anestesia se debilite un poco (generalmente un par de horas es suficiente), haz algo especialmente agradable para ti. Anímate con un premio después de cada visita al dentista para desarrollar un reflejo positivo. Luego, ir a la revisión cada seis meses no te será difícil en absoluto.


 

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