Stalin

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I. El revolucionario » 1. Stalin tal como lo conocemos

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Desde luego, pasaron por alto el otro lado de Stalin, un lado que se hizo más que evidente después de la Revolución de octubre. Había matado a muchos inocentes durante la Guerra Civil. Había causado cientos de miles de muertes durante el primer y el segundo plan quinquenal. Era un asesino de Estado mucho antes de instigar el Gran Terror. El hecho de que no se prestara atención a sus inclinaciones parece inexplicable a menos que se tenga en cuenta la complejidad del hombre y del político oculto detrás de «la borrosa figura gris» que ofrecía a una multitud de observadores. Stalin fue un asesino. Fue también un intelectual, un administrador, un estadista y un líder político; fue escritor, editor y estadista. En privado fue, a su modo, un marido y padre tan atento como malhumorado. Pero estaba enfermo de cuerpo y de mente. Tenía muchas cualidades y utilizó su inteligencia para desempeñar el papel que pensó que se ajustaba a sus intereses en un momento dado. Desconcertaba, aterrorizaba, enfurecía, atraía y cautivaba a sus contemporáneos. La mayoría de los hombres y mujeres de su época subestimaron a Stalin. Es tarea del historiador examinar sus complejidades y sugerir el modo de entender mejor su vida y su época.

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