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Solo » Primera parte - Sueños » 13

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Las noches en las terrazas de los bares de la bahía de Corralejo eran como un invernadero juvenil donde los sueños marineros se mecen cálidos en un verano casi eterno. Estaba charlando de la última sesión de surf con mi amigo Salvatore apoyados en la barra abarrotada, pero en el mismo instante en que pasó por mi lado me di cuenta de que me odiaría si no le decía algo.

—Por favor, disculpa a toda esta gente por no darse cuenta de la belleza que tienen delante. —Deseaba tanto una respuesta positiva que no medí la dosis y sonó bastante meloso, ni lo pensé—. Son unos maleducados, deja que te ayude a pedir, me llamo Álvaro, ¿y tú?

En ese momento me cautivó, deseaba que no se marchara. Ella se quedó mirándome fijamente. Su tranquila cara angelical, melena corta rubia, boca carnosa, ojos azules enormes eran un espectáculo digno de contemplar. Se notaba que estaba acostumbrada a ese tipo de situaciones.

—Me llamo Ona —respondió sosteniéndome la mirada. Acerté a sonreír y me devolvió una ligera sonrisa. «¡Un punto para mí!», pensé. Pedimos juntos en la barra.

—¿Quieres un chupito? —dijo estirando su mano mientras me ofrecía uno—. ¿De dónde eres?

—De un lugar al que no quiero volver, ¿y tú?

—Yo nací en la isla. —Una nativa preciosa dedicándome su tiempo y una breve charla transformaron la noche en pura magia. Su sonrisa sincera lo llenó todo de luz meciéndome en un deseo tranquilo—. ¿Por qué viniste aquí?

—¿Cómo iba si no a encontrarte? —Sin sonrisa por su parte esta vez, pero allí seguía.

—¿Dónde trabajas?

—En un hotel que se llama Villas Paradiso. ¿Y tú?

—De relaciones públicas en una agencia de viajes mayorista.

—Me imagino que das una imagen perfecta para eso.

La conversación siguió un rato más mientras poníamos en común nuestros detalles más mundanos. Me pareció muy educada y dueña de sus impulsos. No se dejaba halagar con facilidad, como si intuyera que eso la haría vulnerable.

—Nos volveremos a ver, Ona —dije cuando ya nos despedíamos. Aquellas palabras resonaron en el espacio que ya no nos separaba. Los dos lo supimos entonces, nos volveríamos a ver.

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