Rojava, la revolución anarquista de Oriente Próximo

Rojava, la revolución anarquista de Oriente Próximo

15M Glocal

En medio del caos de la guerra civil siria, los kurdos han desarrollado un proyecto de autonomía política de raíces anarquistas inclusivo con las diversas comunidades de Oriente Próximo y que se ha ganado el favor de los EE. UU. Exploramos los orígenes, características e importancia de un movimiento que puede llegar a cambiar al completo el mapa y los equilibrios geopolíticos de la región.

Es 16 de septiembre de 1998 y el comandante de las Fuerzas Armadas turcas, Atilla Ates, acusa al Gobierno de Háfez al Asad de ser el origen de la inestabilidad y el terrorismo en suelo turco y pide la extradición inmediata de Abdalá Ocalan, líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK por sus siglas en kurdo), protegido de Damasco. La Guerra Fría ha terminado y, sin el apoyo de los soviéticos, el régimen sirio cede ante la presión turca y sus amenazas de invasión.

Se inicia así una persecución internacional de tintes novelescos en la que se implican los servicios secretos de Grecia, EE. UU., Turquía, Rusia e Israel. Ocalan marcha a Moscú, luego a Roma y, finalmente, de la mano de los servicios de inteligencia griegos, a la embajada de este país en Nairobi. Sin embargo, tras lasucesión de ataques terroristas ocurrida el mes anterior, Kenia se encuentra en el punto de mira de la CIA y el Mosad y no está dispuesta a facilitar la estancia a terroristas internacionales. El 15 de febrero de 1999 Ocalan es detenido.

Las aspiraciones turcas de entrada a la UE salvaron a Ocalan de la pena de muerte, pero no le esperaba un destino nada alentador: Imrali, una prisión de máxima seguridad específicamente pensada para él y en la que permaneció solo durante casi diez años. La detención del que fuera el líder absoluto del PKK, además de una figura mesiánica para el pueblo kurdo, supuso un duro golpe para el movimiento. Sin embargo, en la oscuridad de la prisión terminó fraguándose una deriva ideológica que ha terminado transformando de manera radical el escenario ideológico de Oriente Próximo.

El Estado: de sueño a némesis

El PKK fue un producto del siglo XX, de la Guerra Fría y los movimientos anticoloniales. Ideológicamente alineado con el marxismo-leninismo, el objetivo fundamental del movimiento fue siempre establecer un Estado propio para los kurdos de Turquía. No obstante, tras la detención de Ocalan, con el mundo bipolar convertido en un vestigio del pasado y en un Oriente Próximo en el que los islamistas ganaban cada vez más fuerza, el proyecto original del PKK ya no servía.


En la soledad de Imrali, Ocalan dedicó sus días a leer los trabajos de autores anarquistas y posmarxistas, ideólogos que buscaban la revolución social al margen de la línea soviética. Ya en los 90, el movimiento había reflexionado sobre el autoritarismo interno del PKK, influido por iniciativas como elmovimiento zapatista. Entre muchos nombres, el líder del PKK quedó especialmente impresionado con el estadounidense Murray Bookchin, cuyos textos sobre la ecología social y el municipalismo libertario pasaron inmediatamente a ser de lectura obligatoria para todos los cuadros del partido. Ocalan llegó incluso a pedir un encuentro cara a cara con el teórico. A partir de las ideas de Bookchin, Ocalan concibió el confederalismo democrático, un proyecto político que pretendía establecer un modelo de democracia radical para todos los kurdos —divididos entre Turquía, Siria, Irak e Irán— en forma de confederación, por encima de las fronteras estatales.

Para ampliar: “Definiendo el Kurdistán”, Gemma Roquet en El Orden Mundial, 2017

En la soledad de Imrali, Ocalan dedicó sus días a leer los trabajos de autores anarquistas y posmarxistas, ideólogos que buscaban la revolución social al margen de la línea soviética. Ya en los 90, el movimiento había reflexionado sobre el autoritarismo interno del PKK, influido por iniciativas como elmovimiento zapatista. Entre muchos nombres, el líder del PKK quedó especialmente impresionado con el estadounidense Murray Bookchin, cuyos textos sobre la ecología social y el municipalismo libertario pasaron inmediatamente a ser de lectura obligatoria para todos los cuadros del partido. Ocalan llegó incluso a pedir un encuentro cara a cara con el teórico. A partir de las ideas de Bookchin, Ocalan concibió el confederalismo democrático, un proyecto político que pretendía establecer un modelo de democracia radical para todos los kurdos —divididos entre Turquía, Siria, Irak e Irán— en forma de confederación, por encima de las fronteras estatales.

Para ampliar: “Definiendo el Kurdistán”, Gemma Roquet en El Orden Mundial, 2017

Los protagonistas de este proceso son los miembros del Partido de la Unión Democrática (PYD por sus siglas en kurdo), una organización fundada en 2003 por kurdos sirios y afines al PKK huidos de Turquía que, junto a otros partidos políticos y consejos comunitarios dentro del Movimiento por la Sociedad Democrática, fundado en 2011, tomó el testigo de Ocalan para llevar a término en Siria el proyecto confederalista de su líder. Es notable señalar que hasta 1999 Ocalan no había tenido ningún interés en la cuestión kurda de Siria y que, mientras Al Asad reprimía a las poblaciones kurdas de su territorio y les negaba la ciudadanía, daba vía libre y una base segura a movimientos nacionalistas kurdos de Turquía e Irak.

Incentivados por miembros del PYD y sin que ningún ejército ni Gobierno pueda oponerse, las comunidades de Rojava comienzan a organizarse encomunas —algo que el movimiento llevaba fomentando desde 2005—, asambleas con comisiones mediante las cuales canalizan la toma de decisiones. Al mismo tiempo, la organización asamblearia va extendiéndose poco a poco a los centros de trabajo y a asociaciones y la economía comienza a organizarse bajo un modelo social decooperativas.

Este proceso fue lento y desigual a nivel territorial. Además, el contexto de laguerra siria ha condicionado el proyecto de transición hacia un modelo de economía social. Aún hoy conviven tres modelos económicos: el de las comunidades, basado en cooperativas que no dejan de crecer; el capitalista, previo a la declaración de autonomía, y el propio de la guerra, férreamente centralizado y que ha llegado a suponer el 70% del presupuesto del Gobierno autónomo de Rojava, ya de por sí con un presupuesto limitado y un sistema impositivo muy poco desarrollado.


Por encima de las comunas se organizan los consejos, estructuras integradas por representantes de las comunas y que buscan coordinarse para el autogobierno. Los consejos eligen, de manera rotativa, una junta que transmite sus demandas a nivel regional, donde se deja también espacio para representantes de partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil.

Esta organización funciona de manera paralela en las tres regiones o cantones de Rojava —Afrín, Kobane y Yazira—, coordinadas por el Consejo de los Pueblos del Oeste del Kurdistán y que a finales de 2016 se organizaron oficialmente en la Federación Democrática del Norte de Siria. Es necesario remarcar que a estas alturas el proyecto confederalista de Ocalan no solo implicaba ya a los kurdos, sino también a árabes, asirios y a todos los colectivos y minorías étnicas y religiosas que lo desearan.

Para ampliar: “El nuevo mapa de Oriente Próximo”, Clara Rodríguez en El Orden Mundial, 2018

Las comunas van a la guerra

El 24 de agosto de 2014, tras conquistar la base aérea de Tabqa, el autodeclaradocalifato del Daésh se extiende oficialmente por toda la provincia de Raqa. La guerra civil siria es ya una crisis humanitaria de alcance internacional y, entre Irak y Siria, el grupo yihadista controla ya una población de unos diez millones de personas.

En el noreste de Siria, bajo control kurdo, hasta ahora sin duda la región más segura del país, la situación da un vuelco al convertirse Raqa en el centro delcalifato del Dáesh. Miles de refugiados kurdos huyen hacia Turquía, que no parece muy interesada en frenar a los yihadistas, pues ve en el proceso autónomo de Rojava una amenaza directa a su seguridad. Tan solo la ciudad de Kobane, en la frontera turca, resiste al invasor, aunque su suerte parece estar decidida.

Llega octubre y la bandera negra del Dáesh ondea ya en partes de la ciudad. Pero las milicias kurdas afiliadas al PYD —las Unidades de Protección Popular y las Unidades Femeninas de Protección (YPG e YPJ, respectivamente)— resisten. Kobane se convierte en la Stalingrado del Kurdistán, la última trinchera contra el imparable avance del Dáesh. Con ello se inicia también un limitado flujo devoluntarios procedentes de todo el mundo dispuestos a luchar por Rojava, al estilo de las Brigadas Internacionales de la guerra civil española.

Es entonces cuando las guerrilleras kurdas comienzan a ocupar las portadas de la prensa internacional y hacer que los ojos del mundo entero miren hacia Rojava y su proyecto de autonomía. Es necesario recalcar la importancia ideológica de estas milicias: al oponerse a la existencia del Estado y su monopolio de la violencia, al igual que los zapatistas, el confederalismo democrático pone énfasis en el concepto de la autodefensa, la necesidad de las comunas de organizar y garantizar su propia seguridad para defender el proyecto de democracia radical.


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