Respuesta a otro intento por denigrar nuestro trabajo

Respuesta a otro intento por denigrar nuestro trabajo

Karlito Marx

Resulta preocupante, cuando no un verdadero problema, que instituciones y medios de prensa de carácter público se usen a partir de posiciones personales e intereses. Voy a referirme al último intento por denigrar el trabajo de los perfiles alternos en las redes sociales. La labor que realizamos, junto a un grupo nutrido de personas, no se reduce solo a Facebook o Twitter, sino que se ha tratado desde el inicio de un comedido entendimiento desde diversas posturas en el campo revolucionario, de manera que Karlito Marx no es ni una persona, ni un equipo, ni un grupo, sino la intención manifiesta de aprender sobre la marcha más sobre marxismo y revolución, haciendo de la pelea contra la gusanera quizás una de nuestras tantas aulas. Sabemos que tal tarea ha sido vista con recelo por no pocos, incluyendo algunos que aún dicen pertenecer y militar del lado revolucionario, aunque la vida se está encargando de demostrar lo contrario. Pero no queremos adelantarnos, ya que hacia ese desmontaje vamos en este post.

El último intento, que no el único, que quiere denigrar nuestra labor, se asienta en la pretensión de clasificar a los que de este lado estamos en la lucha a partir de una suerte de “categorías” que puedan servir de comodín para el descrédito y, por ende, desecharnos. Sin ir más lejos, para el escritor del material somos vistos a partir de tres prismas: regulares, malos y peores. ¿Por qué? Desde hace meses otras intentonas quisieron acallar la labor de los perfiles alternos. Incluso, un bloguero nos clasificó como lo peor y quiso intimidar a partir de un desafortunado post que fue desmontado en esta página. Que la arremetida de ahora se haga desde un espacio público no quita ni la insolencia, ni el carácter impropio y cómplice del asunto.

Curiosamente, muchos de los vicios que se nos señalan en tales líneas son propios no de nosotros, sino del campo que defiende el propio autor. Podemos hablar ahí de la grafomanía de ciertos “influencers” que ha llegado a elogiar a figuras que hablan abiertamente contra la revolución hasta supuestos líderes de talante socialdemócrata que poseen connivencia con lo peor de la contrarrevolución e incluso quieren reivindicar a tales personajes como “marxistas” y “comunistas”.

En este arte de birlibirloque, esta voltereta retórica esgrimida contra los perfiles alternos, se nos achacan solo errores y deficiencias, pero es que la mayoría son cometidos por los propios acusadores. En cambio, se obvian labores de reconocimiento, perfilamiento, enfrentamiento que sí se hacen desde aquí y que demuestran efectividad y beneficio para el campo revolucionario. De tales logros no hay ni una palabra en el susodicho editorial.

Además, se nos tilda de “falta de liderazgo” y de “no dar la cara y asumir el peso de nuestras ideas”. Quisiera añadir que quienes dicen esto no tienen ni el recorrido, ni la experiencia ni el mérito para echar en cara a nadie absolutamente ningún reproche. También, justo es señalar que se puede mostrar el rostro en Facebook y ser un perfecto enmascarado ideológico, como ya hemos evidenciado a partir de algunos casos aquí expuestos. Por ejemplo, nadie hubiera dicho hace tres años que Yunior era lo que finalmente se supo, porque, a pesar de mostrar su rostro, llevaba una doble vida ideológica. He ahí como la única manera de ser falsos no es a través de un perfil, sino mediante las triquiñuelas de la vida cotidiana y sus tantas trampas. Ni hablar de personajes que ahora mismo firman como revolucionarios y que poseen amigos en el campo enemigo, a los cuales quieren meter en nuestras instituciones a partir de una labor reivindicadora, verbigracia, Rolando Prats.

Las instituciones deben asumir que representan intereses públicos y no particulares, como mismo debería tenerlo claro el propio autor del editorial, que es un funcionario de todos, no para un grupo o facción. Curiosamente, su esposa posteaba al unísono un cartel en el cual se ufanaba de las “amistades” que posee.

¿Podemos interpretar que se vanagloria de “conexiones”, o sea, de privilegios? ¿Hay alguna relación entre esto y el editorial que aquí analizamos? El tiempo podrá decir de qué va todo y hacia dónde quieren llevar la lucha en las redes sociales. Baste decir que no conozco que los neorrevolucionarios que nos acusan hayan sacado de circulación o perfilado a algún líder de la contra y, de esta manera, frenado su labor. Todo lo esgrimido hasta el momento cae en el saco de los mitos y de las invectivas sin fundamento, cuando no de la insolencia y el irrespeto.

El romanticismo barato no posee un peso real en estas labores que son duras, extenuantes y, en ocasiones, hasta decisivas. Los intereses personales o grupales no deberían estar por encima de la tarea mayor, la que implica salvar la vida de tantas personas que dependen del socialismo para mantener las conquistas sociales, políticas y económicas. Hay mucho en juego y no se permitirá ni el sectarismo, ni la socialdemocracia, ni otras formas de simulación y oportunismo que nos dañan, dividen y entorpecen.

Aún tenemos fresca en la memoria aquella amenaza que nos hiciera cierto influencer, para quien sus “conexiones” personales eran suficientes para acallar y aplastar el perfil y la labor de quienes llevamos años en una batalla desigual. Tales intentos, tales manejos, propios de un talante poco transparente, elitista y en ocasiones mafioso, no serán jamás tenidos como valores revolucionarios. Este es un proceso para los humildes, los de abajo, los que no poseen conexiones ni padrinazgos. Contra tal lacra luchamos en el pasado y volveríamos a luchar de ser necesario.

Solo resta decir que siempre que se intente linchar o difamar la labor de los perfiles alternos, daremos una respuesta con elementos, desde el respeto, pero con energía y sin miramientos. Nosotros no poseemos “conexiones”, pero nos sobran convencimiento revolucionario y horas de trabajo en esta trinchera.

Sin más,

Karlito Marx - Página Oficial y demás proyectos editoriales afines.




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