Regreso a Encélado

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20 de diciembre de 2048, Ishinomaki

La primera llamada telefónica se produjo a las cuatro de la mañana y despertó a toda la casa, aun cuando durante el desayuno los padres de Hayato fingieron no haber oído nada. Amy rechazó la llamada y apagó el teléfono, pero Sol estaba completamente despierto. Acercó su camita más a su propio futón. Balbuceaba alegremente mientras jugaba con sus dedos, y ella se quedó dormida otra vez. A las seis de la mañana, Hayato se despertó gracias a un sonido de traqueteo en alguna parte. Su padre siempre se levantaba tan temprano para la sesión de Tai Chi al amanecer en su dojo local, y por supuesto su esposa se levantaba para despedirle. Ella hacía el desayuno mientras él estaba fuera y comían juntos cuando él volvía.

Amy decidió usar el tiempo para trabajar. ¿Quién les habría llamado la noche anterior? Como el código del país era el 1, la llamada debía proceder de los Estados Unidos, su país natal. «¿Tal vez era alguien de la NASA?». Ella devolvió la llamada.

—Meyers al habla —oyó que respondía una voz femenina.

—Sandy, ¿eres tú? Soy Amy.

—¡Vaya sorpresa! ¿Cómo te va?

—Muy bien, ¿y a ti?

Amy odiaba la charla banal, pero era ella quien quería algo de Sandy, no al revés. La mujer con la que estaba hablando era una vieja amiga, y habían viajado juntas a bordo de una cápsula Orión. En algún momento, la familia de Sandy protestó por sus frecuentes ausencias, así que se buscó otro trabajo de vuelta en la Tierra. Amy no estaba segura de quiénes eran los jefes de Sandy ahora. Como todo el mundo lo llevaba en secreto, incluyendo a Sandy, supuso que trabajaba para la NSA o la CIA. Estas agencias habían mantenido su propio y pequeño programa espacial durante una temporada, y la NASA les reservaba capacidad de despegue.

Para llegar a Sandy, Amy había contactado con un amigo mutuo que aún le debía un favor. Para estar seguros, Amy no mencionó ningún detalle. Esperaba que Sandy no se sorprendiera demasiado al saber de ella, y que también sintiera deseos de investigar un poco por ella.

—Tengo una pregunta concerniente a alguien en el programa espacial ruso —comenzó Amy—. No sé por qué, y tampoco importa, pero tengo la sensación de que podrías ayudarme a hallar la respuesta.

—Claro, dime —contestó Sandy.

—Bueno —dijo Amy, respirando hondo—, se trata de alguien llamado Yuri Dushek. ¿Tengo que deletrear el nombre?

—No, no hace falta. Me resulta familiar. Así que no puede ser poco importante. Solo dame un momento.

Amy la oyó teclear en el ordenador.

—Tengo un gran archivo sobre este Dushek. Un tipo interesante. ¿Qué quieres saber específicamente?

—¿Cómo se gana la vida?

—¿Por qué? ¿Quieres casarte con él? Parece que todo es completamente legal. Por lo visto, es muy bueno comercializando los hallazgos en su investigación de los IAs. Luego lo vende por todas partes… incluso a países donde no se nos permite exportar. En ese aspecto, tiene algo así como el monopolio, a excepción de dos chinos, quienes ciertamente no son más que testaferros para compañías estatales.

—¿Y qué me dices de las industrias aeronáuticas?

—Bueno, usa sus beneficios para financiar parte del presupuesto espacial ruso, pero él no participa. Más bien parece una afición cara, o tal vez sea un patriota.

—Supongamos que me haya ofrecido pagarme un viaje a la luna. ¿Podría hacerlo con su propia tecnología?

—No, tendría que comprar espacio en la cápsula de un cohete Energía T.

—Comprendo. Es extraño. Entonces quizás haya tentado a la suerte.

—Espera un momento… Hay conexiones con el Grupo RB.

—¿El Grupo RB?

—Antes era una de las principales compañías petroleras. Ahora tiene éxito extrayendo asteroides. Mucho, la verdad. Eso permitiría que Dushek financiara su propia compañía.

—¿Entonces es un hombre de paja del Grupo RB?

—No, yo no diría tanto. Dushek es demasiado activo como para ser un hombre de paja.

—¿Y quién está detrás del Grupo RB?

—Un hombre que es aún más rico que Dushek. Su nombre es Nikolai Shostakovich.

—¿Shostakovich? ¿Se llama como el compositor?

—Sí. Es un apellido común en Rusia.

—¿Qué sabes de él?

—Tengo que admitir que muy poco, la verdad. Es sorprendente; ni siquiera tenemos una foto suya. Debe haber vivido en Akademgorodok durante un tiempo, la ciudad de investigación cercana a Novosibirsk. Allí solía pedir dinero prestado para comenzar una compañía de IT. No está claro cómo llegó a la cima del RB.

—¿Pero este Shostakovich tiene una nave espacial?

—¿Solo una dices? El Grupo RB posee la flota espacial privada más grande del mundo. Es más grande que SpaceX. Controla toda la cadena de valores, lo cual es su gran ventaja. No solo lanza cohetes, sino que también construye su carga y determina su uso. Todo está concentrado en la prospección de asteroides. Esto es el futuro, Amy. SpaceX siguió un camino equivocado con sus aventuras marcianas. Desperdiciaron mucho dinero, mientras que Shostakovich lo está ganando a manos llenas.

—Suena muy inteligente.

—Sí que lo es. Y por lo que sabemos, ni siquiera se gasta el dinero en yates rápidos y mujeres hermosas, como se esperaría de alguien de su posición; lo invierte en investigación.

—Eso es encomiable. Parece una especie de santo.

—No del todo, Amy. Ninguno de sus institutos de investigación ha publicado nunca nada en ninguna de las revistas más famosas. Están trabajando estrictamente a puerta cerrada.

—Gracias, Sandy, muchas gracias. Ahora creo que puedo juzgar mejor la oferta que hemos recibido.

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