Regreso a Encélado

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Recuperación » 4 de febrero de 2049, ILSE

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4 de febrero de 2049, ILSE

«Contén la respiración, muévete rápido, y pulsa el botón». La puerta hacia el resto de la nave espacial se cerró con un resuello. Delante de él, Martin vio el módulo CELSS al que se referían como el jardín. Una vez dejara de taparse la nariz, le saludaría con su especial olor, el cual era particularmente fuerte ese día. Martin se había ofrecido voluntario para el trabajo; probablemente tenía los receptores olfativos menos sensibles y más adaptables de todos ellos. Valentina ya estaba allí para ayudarle, ya que ella había desayunado temprano. Notó que hacía calor, no solo por el sudor que goteaba con rapidez por su espalda, sino también por la fina y ajustada ropa de la rusa, y que a él no le importó en absoluto. En su mente, se disculpó con Jiaying.

La pareja tenía un duro trabajo por delante. Valentina ya había cargado el primer saco de tierra que había sacado de los parterres secos. Aunque algunas de las plantas eran cultivos hidropónicos, las demás necesitaban tierra fértil. Tendrían que mezclar la tierra reducida a polvo ahora con los residuos que habían obtenido de los contenedores de aguas residuales. Martin trajo una batidora grande, y su idea consistía en hacer que las partículas sólidas fueran un poco más pequeñas antes de regar la tierra.

Buscó un enchufe para la batidora. Luego cogió uno de los doce cubos, retiró la tapa, e intentó crear una emulsión suave.

—Emulsión es una palabra agradable para una mezcla de excremento, orina, y agua —le dijo a Valentina. Ella hizo una mueca—. De algún modo suena mejor que excrementos, orina, y agua, ¿verdad? —Ella siguió sin responder. Presionó la batidora hacia abajo para llegar a todos los grumos.

—Técnicamente hablando, en realidad no es una emulsión —dijo Valentina al cabo de un rato. Dejó el saco de tierra y se quedó pensativa—. Es más bien una solución, ¿no?

—Hmm, eso es parcialmente cierto —comentó Martin—. Tienes razón en lo que concierne a la orina. El ácido úrico está en una solución, y la orina es mezclada con agua. Pero los excrementos solo contienen grasas que no son solubles en agua. Eso sería una emulsión.

—Pero eso es solo una pequeña parte —dijo Valentina, y Martin tuvo que estar de acuerdo con ella.

Fibra alimentaria, células muertas de las paredes intestinales, y la micro flora bacteriana, que era la que más les preocupaba, dominaban la composición de los excrementos humanos.

Hubo silencio durante un rato. Valentina se cruzó de brazos y esperó a que él terminara su tarea. Se agachó delante de ella, batiendo mierda. «¡Vaya vida!».

—¿Cómo te llevas con las demás? —A Martin le resultaba inusual ser él quien iniciara una conversación.

—Bien —dijo—. En realidad sois como una familia.

—¿Con Amy como el padre, tal vez?

—Sí, eso es. Ella sería el estricto pero bonachón padre de la familia. Me habría gustado tener uno así —respondió Valentina.

—A todos nos habría gustado, y muy pocos lo conseguimos. Y aquellos que fueron tan afortunados probablemente no lo apreciaron. Solo valoramos las cosas cuando las echamos de menos.

—Suenas como un anciano al borde de la muerte. ¿Cuántos años tienes?

Martin tuvo que pensarlo un momento. ¿Cuándo celebró su último cumpleaños? ¿Podía ser que se hubiera olvidado por completo?

—Veamos… cuarenta y uno —dijo. Eso le seguía sonando bastante joven. Aún no había llegado a la mitad de su vida.

—Eso es lo que pensaba. Yo habría dicho cuarenta y tres.

—¿Es por mi pelo?

—Por la falta de pelo, sí, supongo. —Valentina acarició sin vergüenza su escaso cabello y Martin se ruborizó—. Qué mono —dijo—. Aún te ruborizas a los cuarenta y un años. Espero poder seguir haciéndolo cuando sea más vieja.

—¿Qué vas a hacer cuando volvamos? —preguntó.

—Eso será dentro de dos años —respondió—. Nunca pienso con tanto tiempo de adelanto.

—¿No tienes planes para tu vida?

—Quiero estar lo más lejos de mi padre como sea posible… pero seguir teniendo dinero.

—Eso es bastante difícil de conseguir, ¿verdad?

—Hasta ahora lo ha sido. Sí, es más cómodo tener acceso a una cuenta bancaria bien repleta. ¿Y qué vas a hacer tú tras tu regreso?

—Aún no lo sé.

Dos meses antes habría mencionado que sentarse en su despacho y comprobar los códigos fuente en busca de errores. Pero, ahora mismo, no sentía que eso fuera a volver a suceder jamás.

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