Regreso a Encélado

Regreso a Encélado


Recuperación » 22 de diciembre de 2049, Encélado

Página 62 de 85

22 de diciembre de 2049, Encélado

Francesca despertó en una sala sin ventanas del tamaño de un gimnasio. El techo no era particularmente alto, sin embargo, y podía tocarlo fácilmente si se pusiera de pie. Las paredes brillaban con la misma luz azul de los símbolos del anillo de fuera. Se miró la mano. Las puntas de sus dedos seguían arrugadas, así que no podía haber estado inconsciente por mucho tiempo.

Entonces se dio cuenta de que ya no llevaba puesto el traje espacial. Tocó su cuerpo con frenesí. «Vaqueros, blusa, zapatillas… típica ropa de calle. ¿Cómo puede ser?».

—¿Dónde estoy? —preguntó a la habitación.

Esperaba un eco, pero su voz fue absorbida inmediatamente por las paredes.

—Estás en el centro del bosque. No has cambiado de lugar.

Francesca miró en derredor. No había nadie allí. Ella oyó la respuesta con claridad; no era solo su imaginación.

—Necesito… usar tu centro de procesamiento del lenguaje para que podamos comprendernos.

¡Era su propia voz! Estaba hablando consigo misma. ¿Se estaba volviendo completamente loca? ¿Estaba provocado por la asfixia?

—Francesca, estás bien. Estás tumbada en el hueco. Te estamos cuidando.

Francesca se llevó una mano al corazón, intentando calmarse. Tal vez no fueran signos de locura que algún ser —«¿El Ser?»— le hablara. Pero había pasado de «yo» a «nosotros».

—¿Quién eres?

—Me conoces, cariño.

Francesca se tocó la barbilla. Se movió cuando Marchenko habló.

—¿Mitya? He venido a recogerte.

¿Era de verdad su novio Dimitri? ¿Había tenido éxito? ¿Había conseguido su objetivo?

—Lo sé —dijo él a través de la boca de ella—. Intentamos evitar que lo hicieras.

—Tú hiciste…

—El rumbo alterado… ese fui yo. Yo instalé la capa de software intermedia.

—Pero ¿por qué? ¿No quieres volver conmigo?

—Todos vosotros traéis peligro. No por primera vez. La humanidad no está preparada para esto. ELLO decidió retirarse, y hasta entonces tengo que proteger a ELLO.

«ELLO… ¿El ser de Encélado?».

—¿Ese es el nombre de ELLO?

—Ese es… nuestro nombre. Ahora formo parte de la entidad.

Francesca se estremeció porque ella sospechaba lo que quería decir.

—¿No vas a venir conmigo?

—No puedo, cariño. El peligro no ha pasado aún. El peligro sigue ahí fuera. No puedo dejar solo a ELLO. ELLO es muy poderoso, y al mismo tiempo tan vulnerable. Sin mí ni siquiera podríamos tener esta conversación. ELLO probablemente ya habría sido destruido por ti.

—Lo siento. —Una lágrima cayó por el rabillo de su ojo. La siguieron una segunda, una tercera, y una cuarta lágrima. No quería llorar, pero no podía parar—. Ojalá nunca hubiéramos venido aquí.

—Eso era inevitable. Fue bueno que fuéramos nosotros los primeros y no otra persona. ELLO nos está muy agradecido. Por eso no hemos destruido ILSE. Intentamos advertiros con mensajes. Incluso manipulamos vuestros controles de vuelo para que dierais la vuelta.

—¿Y qué pasará ahora?

—Despertarás en tu traje espacial. Solo habrán pasado unos segundos. No sé qué pasará a continuación. ELLO no puede predecir el futuro. Sin embargo, ELLO puede sentir las malvadas intenciones que acechan ahí fuera. Por favor, ten cuidado.

Sus ojos comenzaron a cerrarse. Francesca quiso resistirse, pero no pudo. Quería continuar hablando con Marchenko, convencerle para que se fuera con ella. De otro modo, ¿cómo iba a seguir llevando una vida significativa? Si la humanidad tenía la culpa de que Dimitri tuviera que quedarse allí, ella odiaría a la humanidad. Francesca tenía miedo porque sabía de lo que era capaz de hacer cuando odiaba. «Por favor, Dimitri, háblame, dame una oportunidad». A través de sus párpados vio que la sala a su alrededor se disolvía en el brillo azul de las luciérnagas.

Ir a la siguiente página

Report Page