Regreso a Encélado

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Recuperación » 22 de diciembre de 2049, Encélado

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22 de diciembre de 2049, Encélado

«Ciento cincuenta metros más». Marchenko vio en la pantalla del radar cómo se aproximaba Valkyrie al centro del bosque. El radar le daba una visión de trescientos sesenta grados de la zona. La imagen mostraba dos siluetas en el borde de la plataforma donde, hacía tres años, su antiguo ser había conocido a la entidad, pero no podía reconocer nada más que eso. Mientras las cámaras apuntaban hacia delante y atrás, el ángulo extremo de la nave colocaba la plataforma en un punto ciego. Tenía que hacer que Valkyrie descendiera y aterrizara.

Redujo con cuidado la potencia de los chorros. «¿Qué debería hacer?». Era difícil decidirlo sin un conocimiento exacto de la situación. Probablemente tenía sentido dejar la nave preparada para volver a despegar. Por lo tanto, Valkyrie no debería tocar por completo el fondo, o la burbuja de aire podría escapar por la escotilla abierta.

La popa de la nave tocó tierra con un horrible sonido.

—¡Ni un paso más!

Marchenko oyó la amenaza de Valentina antes de ver a la mujer. Usó los chorros de control para revertir la presión, evitando que Valkyrie se moviera hacia delante. También tenía que bajar la proa ligeramente, ya que de otro modo no podía ver si Valentina tenía alguna ventaja sobre él. Finalmente, la cámara de proa mostró la plataforma y Marchenko se quedó en shock. La rusa parecía amenazar a la tumbada Francesca con un arma.

—¿Qué está pasando? ¿Qué quieres? —preguntó por radio.

—Ella quiere una muestra de las células de la criatura.

—Cállate, Francesca. Sí, es cierto. ¡Y no quiero que Valkyrie se acerque más!

La mente de Marchenko iba a toda velocidad. ¿Cómo podía ayudar a su novia sin ponerla en peligro? Le gustaría abandonar la nave y entregarse a Valentina en su lugar, pero estaba atrapado en los circuitos de Valkyrie.

—¿Podemos encontrar otra solución? —preguntó.

—Dentro de minuto y medio se solucionará el problema, de un modo u otro —dijo Valentina antes de girarse hacia Valkyrie.

El hueco estaba tras ella y estaba empezando a moverse.

«¿Podía ser cierto?», pensó Marchenko.

Valentina no notó el movimiento y tenía que distraerla. El hueco desapareció en el suelo.

—¿Qué quieres hacer con las células? —preguntó.

—Analizarlas para poder expandir las capacidades de las células humanas —dijo Valentina.

—¿Y se supone que eso funciona? ¡Tienen una estructura celular completamente diferente! —Marchenko vio que el hueco aparecía de nuevo, y había un cuerpo tumbado dentro.

—Otros treinta segundos —advirtió la rusa—. Solo estás intentando distraerme.

—Estoy interesado. Después de todo, soy médico.

—Pero no eres ingeniero genético.

El cuerpo surgió del hueco y Marchenko aumentó la imagen de la cámara todo lo que pudo. Era un ser humano, un hombre. El físico y el rostro le parecían extrañamente familiares. El hombre se agachó y se acercó con sigilo a Valentina por detrás.

—Otros diez segundos.

—La genética siempre fue mi hobby —dijo Marchenko, intentando sonar despreocupado—. Según lo que sé, todavía no…

El hombre golpeó el brazo que sostenía el arma y Marchenko vio un objeto pequeño alejarse flotando. Entonces el hombre alargó la mano hacia los dos tubos que conectaban el tanque de oxígeno de Valentina con su casco, y los arrancó.

—¿Qué?

Valentina ahora solo emitía sonidos extraños. El hombre, Marchenko se dio cuenta entonces, no llevaba traje espacial. Si era humano, se quedaría sin aire pronto. Valentina parecía estar derrotada.

—Francesca, tráele dentro de Valkyrie de inmediato. ¡Hay aire en la proa!

Su novia se puso de pie y pareció ver entonces al hombre. Se sacudió por un momento, pero luego cogió al hombre de la mano y lo arrastró hacia la nave. Valentina cayó, pero comenzó a ponerse de pie otra vez. Marchenko la vio pararse por un momento. Probablemente estaba decidiendo si debía coger el arma o huir hacia la nave. No podría reparar los dos tubos del aire, así que decidió dirigirse hacia Valkyrie. Francesca y el extraño hombre le llevaban una cómoda ventaja. Se estaban ayudando el uno a la otra, pero el hombre no podría contener la respiración mucho más tiempo.

Tras cuarenta segundos llegaron a la escotilla. Francesca dejó entrar al hombre primero y luego entró ella. Marchenko se estaba preguntando qué hacer. Podía arrancar los chorros al instante y alejar Valkyrie del alcance de la mujer rusa. Ella moriría como merecía, o podía esperar a salvarle la vida. Francesca y el extraño tendrían tiempo suficiente para darle una adecuada recepción dentro.

Puede que Valentina hubiera matado a Francesca y hubiera puesto en peligro repetidas veces a la tripulación, de eso estaba convencido, pero… ¿merecía morir? Ciertamente… pero él no sería el verdugo. Esperó a que ella llegara a la escotilla también y estuviera a salvo dentro antes de arrancar los chorros.

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