Por un jardín de rosas

Por un jardín de rosas

Roxana Reina - Bienaventurados Blog

La primera vez que hablé con Ivett Ramírez me dijo que solo era una guajirita del campo que trataba de servir a Dios con todo su corazón. Esto no he podido olvidarlo desde entonces. Cada una de sus palabras desbordaban humildad y me hicieron recordar que todo lo que hacemos es por Él y para Él. 

Desde que era una cría le gustaba cantar, pero normal, como lo hacen los niños que cuentan con ápices de creatividad. A los quince años, cuando conoció a Dios, comenzó a tomar la música en serio. En medio de una clase de Matemática se inspiró a hacer un poema y, al ponerle unas melodías empíricas, nació una canción.

Más tarde un jardín de rosas se convirtió en su inspiración. Sentada en el portal junto a su esposo mientras miraba las flores cavilaba en que, a pesar de que las rosas se dañaban, se marchitaban o las personas las arrancaban, todavía volvían a florecer. Ahí le dije al Señor: Tú también eres así en nosotros, aun cuando este mundo que nos rodea viene y daña nuestras vidas tú haces que volvamos a florecer; así como el jardinero cuida las rosas, tú eres el jardinero de mi corazón. 

- ¡Voy a escribir una canción que se llamará Jardinero de mi corazón y ese va a ser el nombre del primer disco que grabe para la gloria de Dios! - así, sin más y de repente exclamó. Su esposo se quedó atónito. Pero Ivett lo hizo, escribió y grabó la canción. Y, en efecto, su primer disco se llamó Jardinero de mi corazón. 

Sin embargo, antes tuvo que lidiar con los obstáculos propios de quienes quieren servir a Dios pero las circunstancias no juegan a favor. Ivett vive en un pequeño pueblo: José René Riquelme en Villa Clara; en su iglesia se alababa al Señor con unas claves y un güiro. No había recursos, las posibilidades de cumplir su propósito eran escasas. 

Y... nació su primera hija, ella no dudó en dejar todos sus sueños guardados en una libreta en la gaveta de su armario para cumplir su misión como madre, lo más importante en su corazón. 

Cuando ya la niña tenía unos meses, en la iglesia me llaman para que participara en un evento del Departamento de Música de las Asambleas de Dios (DEMAD) en el presbisterio, saqué la canción Jardinero de mi corazón, se las canté y me dijeron que presentara esa. Llegamos a la iglesia, buscamos un guitarrista, ensayamos quince minutos antes de que comenzara el servicio y la presentamos. La canción no estaba perfecta, había que hacerle muchos ajustes, pero para mí fue una experiencia maravillosa y además fue la primera vez que cantaba en público con micrófono y acompañamiento musical. Para mi mayor sorpresa ese día el profesor de coro de la iglesia me vio y me dijo que, si estaba dispuesta a recibir las clases, podía a ir para que mejorara y siguiera adelante. 

Luego de un año de madrugadas en carretera para llegar a las clases sábado por sábado, Ivett le muestra a su profesor de solfeo su canción, él se quedó sorprendido y le recomendó a un productor para que la grabara. 

En ese momento con lo único que contaba era con las prendas que tenía encima, prendas que mis padres me habían regalado en mis quince años, pero estaba dispuesta a entregarlas para poder cumplir lo que Dios había puesto en mi corazón. A pesar de que muchas personas no me entendieron ni me apoyaron, Dios peleó y en el año 2015 me permitió grabar la primera producción musical bajo el nombre Jardinero de mi corazón y me proveyó el dinero que necesitaba; no tuve que vender mis recuerdos, mi esposo me ayudó y trabajamos en equipo para lograrlo.

- ¿Y ahora qué viene? - se preguntó. 

- Ahora hay más, hay que seguir adelante. 

¡Y de qué manera! Un 25 de agosto, en tiempos de carnavales, dio un concierto en la plataforma central de la celebración. Dios le abrió las puertas. Le dieron la autorización hasta las 11:00pm y a pesar de la lluvia pudo cantar y mostrar a su pequeño pueblo el mensaje de salvación. 

Cuando bajé de la plataforma la primera persona que me dio un abrazo fue el representante del Consejo Popular y luego la jefa de sector del pueblo quien me dijo que esas cosas se tenían que volver a repetir porque había sido precioso. Entonces entendí que Dios me estaba llamando para algo más que simplemente cantar, Él me estaba llamando a que pudiera ser un instrumento en sus manos para traer bendición al lugar donde vivo, al donde Él me lleve y a donde quiera que haya una persona que necesite escuchar de su palabra. 

Cuéntame, Ivett, ¿de qué manera se proyecta la música en tu vida?

La música para mí es el mensaje de Dios. No me considero una artista en el sentido de dedicar mi música solo para cantar, yo necesito que cuando lo haga pueda ver vidas transformadas, gente dispuesta a venir a la presencia de Dios. La música para mí sin el ministerio no tendría sentido. Antes me han preguntado que por qué no cantaba música para el mundo o música romántica, pero yo necesito cantar para adorar a Dios y bendecir a quienes puedan escucharme.  

He estado al tanto de tu labor evangelística, de lo que haces no solamente en las redes, sino también presencialmente, por eso quiero preguntarte, ¿qué significa el evangelismo para ti?

El evangelismo es parte de mi vida, compartir con las personas que me rodean, mostrarles, más que con palabras, con hechos cuánto Dios les ama, cuánto Él quiere hacer por sus vidas. Lo he tenido muy ligado a la alabanza y la adoración. Siempre que voy a un lugar al que me invitan, primero salimos y predicamos por las calles. El evangelismo es llevar el mensaje donde quiera que estoy, es mi manera de vivir, no es solamente cuando estoy en la iglesia o cuando estoy frente al púlpito. Es en todo momento, con mis vecinos, con mi familia, con quienes me conocen. 

Sabemos que en ocasiones como mujeres algunas de nuestras labores ministeriales son un tanto cuestionadas, en tu caso, ¿has recibido críticas con respecto a tu llamado?

Sí las he recibido. Después de que grabé mi primer álbum comenzaron a hacerme invitaciones a diferentes iglesias del país. Tristemente, mis líderes no me entendían. Ellos veían en mi esposo un llamado pastoral y sentían que yo lo estaba desviando de ese propósito. Y fue un proceso muy dificil para mí porque hasta me sentí culpable por querer adorar a Dios. En aquel momento yo les creí esa mentira, pensé que por ser mujer yo no debía de seguir adelante, pero hoy puedo entender que Dios me ha llamado, como a muchos, para servirle. Lo que verdaderamente identifica el llamado de una persona es que la mano de Dios, su gracia y su favor esté sobre ella. Claro que la palabra nos enseña que el hombre es cabeza de familia y eso es algo importante para que la obra de Dios y el ministerio inclusive de la mujer pueda florecer. 

Y tu papel como esposa, madre, artista y evangelista, ¿cómo llevas todo al mismo tiempo?

Primero que todo, es importante valorar las prioridades. He entendido que soy esposa, madre y tengo un ministerio para el Señor. Si queremos que la obra de Dios avance y permanezca es necesario ser luz en casa, para entonces poder hacer perdurar los frutos que Dios pone en nosotros a medida que vamos trabajando para Él. Siempre me levanto de madrugada, tengo mi tiempo de oración e intercesión mientras mis niñas están durmiendo, para que cuando despierten yo les pueda dedicar el tiempo a ellas y cuando mi esposo llegue del trabajo yo pueda dedicarle mi tiempo a él. En las noches, cuando ya ellas están descansando o están ocupaditas haciendo sus tareas, yo me dedico al estudio de la palabra, a preparar los sermones, los devocionales, las prédicas, etc. Hay que tener muy bien definida la importancia de la familia, el lugar en el que Dios nos ha puesto. 

Ivett, con respecto a lo de guajirita del campo, ¿alguna vez eso ha sido un impedimento para desarrollar tu llamado?

Han habido obstáculos, por supuesto, e incluso he pensado en darme por vencida, por no tener las condiciones, los recursos... pero he aprendido que de nada vale tener mucho si no lo sabes usar, debes saber aprovechar lo poco que tienes y, sobre todo, dar lo mejor para el Señor. Así se podrá ver la gloria de Dios en todo lo que hagamos. 

¿Crees que en La Habana los artistas cristianos tengan más oportunidades para crecer en su carrera musical?

La realidad es que sí, en La Habana las personas puede que tengan más recursos y más medios en los que se puedan desarrollar, pero creo que lo importante es estar en la voluntad de Dios. Muchas personas me han dicho que debería mudarme para La Habana y yo recuerdo que le dije al Señor: yo sé que para mí va a ser más difícil, pero si tu poder va a manifestarse de una manera más gloriosa aquí donde yo estoy, yo te pido que tú no me lleves, para que el mundo pueda ver que no soy yo, ni con lo que cuento, ni es el lugar donde vivo, sino que eres tú. Creo y estoy convencida que el secreto para crecer con una carrera musical es la perseverancia, la excelencia, el enfoque en el llamado de Dios. Si Él me tiene aquí no hay nada que pueda impedir que me haga crecer, he visto como Él se ha encargado de poner lo que necesito en el momento justo y he aprendido a caminar por fe. 

Me hablabas ahorita de ver la gloria de Dios en todo lo que hagamos... en tu opinión, ¿por qué a veces no la vemos en nuestros ministerios?

Ante todo, nuestra vida tiene que estar completamente agarrada a Dios, enfocada en sus planes para nosotros, es lo primordial. Muchas veces lo que nos impide experimentar su gloria es que vemos las cosas desde nuestra perspectiva humana. En todos nuestros procesos si nos enfocamos en Él podemos ver su gloria. No se basa en hacer grandes sueños, se basa en que aunque sean pequeños nos entreguemos por completo y demos lo mejor a Dios, en eso consiste el verdadero éxito y la gloria. 


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