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Lunes, 12 de noviembre. Sevilla, España » Capítulo 15

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Barbara se da por vencida ante los timbrazos.

 

Silvio no puede evitar un arrebato de pudor al ver las pintas que se gasta. Ha cambiado los jeans y el jersey de punto por una bata de boatiné bajo la cual se distingue un pijama con detalle de florecillas. Unas pantuflas con forro de lana le calzan los pies, sus hombros caen como si tuviera que sostener sobre ellos todo el peso del firmamento, y su cabello azul está levantado por la parte de la coronilla. Ahora sí que parece una viejecita. Una viejecita de esas modernas que se tiñen el pelo de colores, pero viejecita al fin y al cabo. Camina a paso de tortuga hasta el salón, se sienta y le hace un gesto abúlico a Silvio para que se acomode donde quiera.

—¿Se puede saber a qué viene tanta insistencia?

—Te has ido sin decirme nada…

—¿Acaso eres mi superior? ¿Desde cuándo hemos cambiado los papeles?

Él hace una mueca de compunción, y ella se siente lo suficientemente culpable para relajar la ofensiva.

—Es que no sé qué haces aquí —continúa—. ¿Me he perdido algo?

Silvio se agarra a esa última frase.

—Exacto, eso es. Te has perdido algo —dice al tiempo que le alarga la carpeta que ha traído consigo.

Barbara la alcanza con sus ojillos desconfiados. Se ajusta las gafas de pasta rosa que usa para leer y enfoca la vista en el primero de los documentos. Es una fotocopia a todo color de una noticia publicada hace menos de una hora. Lee el titular con una voz más aguda de lo que hubiera pretendido: «Los tiburones del acuario de Génova devoran a su cuidador».

—Para cuando quisieron sacarlo quedaba poco más de medio pie.

Silvio adopta un tono neutro al tiempo que calibra su reacción. Pero ella mantiene la compostura. Y el tono mordaz.

—¿Por qué me traes el periódico? Es un detalle que te animo a repetir, aunque mejor a la hora del desayuno.

—Creí que la noticia te interesaría.

—¿Porque hay animales implicados?

—Sí.

—Sería un descuido. Iba a alimentarlos, se confió y cayó al agua.

Silvio se crece al asestar el golpe final:

—De eso nada. He investigado a la víctima: Luca Aliprandi fue condenado hace un año por pesca furtiva.

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