Paredes de Papel IX

Paredes de Papel IX

@RelatosEroticosDRK

Llegamos tarde, después de cenar, algo afectados por las bebidas y

dispuestos a caer agotados en la cama, pero al llegar al portal, nos

encontramos con nuestro vecino, acompañado de una bonita chica de

ondulada melena negra y ojos de color verde.

— Buenas noches, Agustín —dijo, abriendo la puerta para franquearle

el paso a mi marido—. Buenas noches, María del Carmen —añadió,

cautivándome con su sonrisa tras dejarme pasar y, disimuladamente,

mirarme el culo (o eso me pareció a mí).

— ¿Qué tal, Fernando? —preguntó mi marido, sin darme tiempo a mí

para contestar más que con una sonrisa—. Aprovechando que tus

padres están en el pueblo, ¿eh? —añadió, guiñándole un ojo en gesto

cómplice.

Vi cómo la chica sonreía con una timidez que, a la luz de mi

experimentada mirada, supe que era totalmente fingida. Y me fijé unos

segundos en ella, corroborando que, efectivamente, no era ninguna de

las chicas con las que ya había visto a mi vecinito. Y no solo era

bonita, tenía un cuerpo curvilíneo que no dudaba en lucir con unas

prendas bastante ajustadas.

— No se te escapa una, Agustín —contestó Fer, devolviéndole el

guiño para, después, clavar unos instantes sus ojos en los míos,

provocando mi combustión interna.

Mi marido ni se enteró de ese breve, pero intenso, contacto visual.

Estaba demasiado ocupado en realizar el escáner completo de la

preciosidad que acompañaba a nuestro vecino.

— Je, je, je —rio—. Disfrutad la noche, jóvenes, que estáis en la edad.

Y dicho esto, tomó mi mano para conducirme escaleras arriba.

— Hasta mañana —solo pude decir, algo ebria e impactada por el

encuentro, viendo de reojo cómo la mirada del joven volvía un instante

a mi culo al comenzar a subir, atizando mi hoguera interna.

— ¡Qué pájaro el Fernandito! —exclamó Agustín cuando entramos en

casa—. Este sí que sabe... ¿Te has fijado en la chica?

— Pues claro que no —mentí, caminando por el pasillo para conducir

a mi marido hasta el dormitorio.

Estaba un poco borracha, y ese encuentro no había hecho más que

reavivar en mí las ganas de echar un polvo.

Continuará...

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