Obamavirus

Obamavirus

Karlito Marx - Publicaciones

La derecha dura tradicional ha mantenido un discurso claro sobre las bases de destruir con violencia directa (armada) o indirecta (el bloqueo) a la nación cubana. Esa agenda que se mantiene como parte del esquema está bien descrita y es identificable de manera que no se puede esconder y tampoco le interesa. Pero como toda forma de poder, existe, junto al poder duro, el blando, que en sus variantes aspiran a las mismas cuestiones de geopolítica, solo que usando otras vías metodológicas.

Ideas virus y efecto rebote

En esa línea de análisis hay que incluir lo que sucede con la agenda liberal progresista norteamericana o globalista. Dicha agenda posee dos vías fundamentales de operar en todo el mundo y que se están haciendo presentes. Por un lado, las ideas virus: cultura LGBT, feminismo, antirracismo, multiculturalismo; por otro, el efecto rebote. ¿A qué nos referimos con esto? Las ideas virus, como su nombre indica, son aquellas que replican la información “genética” para servirse de la “célula infestada” y avanzar en la descomposición del “organismo que parasita”.

Ello procede de la siguiente manera. Existe un periodo de incubación de las ideas en el cual no se ven los síntomas o están muy poco desarrollados, en esa fase se están asentando las “ideas virus” y conviene no llamar la atención, para cuyo fin usa una réplica de la identidad en las categorías políticas (causas históricas como la racial, género, LGBTI, otras) del organismo y aparenta ser integrante de este.

Todo el que denuncie la presencia de estas ideas (cuerpos extraños) es visto como alguien ajeno que está atentando contra la unidad y existencia del todo. El virus logra enmascararse y darnos a entender que siempre ha estado ahí y que su presencia no solo es esencial, sino orgánica. Eso dificulta su detección o diagnóstico temprano y, por tanto, su enfrentamiento oportuno. De este modo, una vez que avanza y se ven los síntomas y secuelas es tarde: el “organismo” pudiera estar en fase de peligro.

Idéntico final

El virus (como el Obamavirus) es creado para que solo mediante una vacuna que conoce el propio fabricante pueda prevenirse. Por ello, es algo que se produce como un arma. El otro elemento es la idea del rebote, que nos plantea dos hipótesis igual de dañinas en cuanto a su finalidad, pero con caminos diferentes. En uno hay dolor directo, destrucción, sufrimiento. En el otro, hay negociación, efecto placebo, anestesia, incluso algunos beneficios temporales. Pero ambos conducen a la muerte. De esa forma se nos intenta llevar a preferir a la izquierda liberal del Partido Demócrata, antes que a la ultraderecha, aunque las dos declaren que su finalidad es la misma.

Mecanismos de encubrimiento

Todo golpe a quienes enarbolan las ideas virus, ya provenga desde la derecha o lo que ellos llaman la ultra izquierda, será usado como efecto rebote para, primero, victimizarse y, luego, utilizar las narrativas a favor de la tesis esencial del movimiento. El efecto rebote es parte de la propia naturaleza del virus que hace que la información genética no solo sea confundida con la del organismo, sino que los rebotes o ataques se capitalizan como una confirmación de esa pertenencia del virus al propio cuerpo.

Así, por ejemplo, se entiende que si la derecha lo ataca se debe a que el Obamavirus es "de izquierda" y serlo lo convertiría en aliado o, al menos, podría asumirse como una amenaza menos mala o peligrosa para el organismo. Lo difícil de esta agenda es que siempre que se le intenta desmontar de inmediato, el virus posee mecanismos en los cuales se activan las ideas virus.

Censura del debate

El que diagnostica o cuestiona desde el organismo que se va a parasitar —sería una especie de proteína antiviral— al instante es tildado de extremista de izquierda, machista, racista, un misógino, con lo cual queda descalificado totalmente. Los ataques derivan hacia el sector privado de la moral de la persona y, de tal forma, se intenta sacarla de la circulación ("sanguínea").

Esta cultura de la cancelación busca no abrir un debate, sino cerrarlo y establecer verdades sagradas intocables en el plano de lo ideológico. En la medida en que el virus avanza, se hace más difícil salir del círculo vicioso de estas ideas virus y se termina aceptando el esquema completo.

Implantación

La agenda cultural aspira a la implosión, desde la sociedad civil, destruyendo la amalgama de la cohesión en torno al proceso cubano y haciendo que los gobernados compartan las ideas del imperio. De esta forma, se nos intenta convencer de que dejemos de luchar y se impone la ideología desde dentro. Con la asunción de ropajes del poder inteligente, el imperio logra que se queden atrás las cuestiones menos populares para la juventud y otros sectores. En función de supuestos cambios para mejor, se moviliza a mujeres y demás personas segmentando las causas revolucionarias y generando división social entre hombres y mujeres, homosexuales y heterosexuales, negros y blancos.

La agenda "multicultural" impone una visión única de la cultura en la cual somos concebidos, por el occidente blanco, como un país subalterno que no posee capacidad de regirse por sí mismo, un estado fallido en el cual las minorías sociales no hallan plenitud. Solo con una democracia liberal y parlamentaria, con pluripartidismo y alternancia, la agenda aspira a las supuestas mejoras.

Cuba, en este campo, ha desarrollado sus vacunas propias, de las cuales solo mencionaremos dos: Baraguá y Girón. También contamos con un imprescindible material clínico: “El hermano Obama”. Los tres, con 100% de eficacia y seguridad antiviral.

Seguimos.



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