¡No seas neandertal!: y otras historias sobre la evolución humana

¡No seas neandertal!: y otras historias sobre la evolución humana


3. ¿Quiénes fueron nuestros primeros ancestros homininos?

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3 ¿QUIÉNES FUERON NUESTROS PRIMEROS ANCESTROS HOMININOS?

¿Quiénes fueron nuestros primeros ancestros homininos? ¿Qué aspecto tenían? ¿Y cuándo aparecieron? A menudo pensamos que existe una respuesta correcta a cada una de estas preguntas, pero al igual que ocurre con muchas otras preguntas en la evolución humana, cada respuesta depende de nuestras ideas acerca de nuestros antepasados más lejanos. Los paleoantropólogos están de acuerdo, en general, en que nuestros antepasados más antiguos aparecieron hace entre 5 y 7 millones de años en África.

Tres especies fósiles descubiertas en la primera década del siglo XXI, con una antigüedad de entre 5 y 7 millones de años, están en la actualidad enfrentadas por el título del ancestro hominino más antiguo. Puesto que corresponden a un periodo temporal anterior a cualquiera de las especies de homininos descubiertas hasta ahora, cualquiera de las tres podría ser la más antigua (si es que realmente son especies de homininos…). Este debate sigue produciéndose. Estas tres especies no son las únicas candidatas que compiten por el título de primer antepasado. Otras tres especies, descubiertas en el siglo XX, siguen estando en la carrera. Dichas especies vivieron hace entre 3 y 4,2 millones de años.

Así pues, ¿quiere hacer el favor de ponerse en pie el auténtico primer antepasado?

¿TENÍAN UN CEREBRO GRANDE NUESTROS ANTEPASADOS?

Con el fin de poder afirmar si una especie fósil es un ancestro de los homininos, hemos de ponernos de acuerdo primero acerca de qué aspecto pudo haber tenido nuestro antepasado más antiguo. Charles Darwin habló de cuatro características que son únicas de los humanos: cerebro grande, dientes pequeños, andar erguido y emplear utensilios. Aunque el modelo de Darwin ya no se acepta en sentido literal, ha tenido una gran influencia en la manera en que los paleoantropólogos emiten hipótesis y modelan los orígenes de los antiguos homininos. Primero, se conjeturó que los ancestros de los homininos tenían alguna combinación de estas cuatro características, lo que a su vez explicaba cómo se inició el linaje de los homininos.

Que los humanos poseen un cerebro mayor que el de otros animales en proporción al tamaño del cuerpo es, en efecto, una de las características más sorprendentes de nuestra especie. De hecho, nuestro cerebro es grande incluso en términos de tamaño absoluto. Gracias a este gran órgano, los humanos poseen la capacidad cognitiva para procesar un volumen de información tremendamente grande. Incluso nuestro nombre específico da pistas de nuestro intelecto único: Homo sapiens significa «humano sabio», en referencia a la inteligencia o sabiduría.

Durante mucho tiempo, los estudiosos predijeron que el cerebro grande tenía que ser la marca reveladora de los humanos ancestrales. Se pensaba que otras características solo eran secundarias con respecto al desarrollo de nuestra gran cabeza. El hombre de Piltdown, descubierto cerca de Londres en 1912, encajaba bastante bien en esta predicción: poseía todavía los feroces caninos de nuestros predecesores simiescos, pero tenía un cerebro grande. El hombre de Piltdown se convirtió en el orgullo de los ingleses como nuestro antepasado humano más antiguo. Hasta 1953, es decir, cuando se reveló que el espécimen fósil era una tomadura de pelo creada con gran habilidad, hecha artificialmente al combinar el cráneo de un humano moderno con los dientes y las mandíbulas de un simio. Era un fraude.

A medida que se hacían más descubrimientos fósiles a lo largo de las décadas de 1950 y 1960, surgió la idea predominante de que los humanos ancestrales tuvieron que haberse originado hace cerca de 10 millones de años. Toda la atención se centraba en Proconsul y Ramapithecus, los restos fosilizados de simios que databan de este periodo. Tenían una frente recta y unos huesos supraorbitarios (arcos superciliares) tenues y gráciles. Los paleoantropólogos advirtieron estos rasgos parecidos a los humanos y pensaron que quizá estos simios nos proporcionarían finalmente algún atisbo de los primeros antepasados humanos.

¿CONDUJERON LOS PIES HUMANOS AL CEREBRO HUMANO?

En 1967, Vince Sarich y Allan Wilson, ambos de la Universidad de California en Berkeley, publicaron un breve artículo que habría de cambiar por completo el consenso acerca de los orígenes de los homininos. Su descubrimiento no se hizo en una localidad de excavación, sino en un laboratorio de biología de la universidad. Las investigaciones en bioquímica y genética habían sugerido que los linajes de los humanos y de los gorilas se separaron hace 8 millones de años, y que los linajes de los humanos y los chimpancés se separaron hace únicamente 5 millones de años. Los simios fosilizados de los que antaño se había pensado que eran los primeros homininos, Proconsul o Ramapithecus, no eran los primeros ancestros, ni siquiera parientes cercanos, sino simios lejanamente emparentados de hace 10 millones de años.

Pero había un problema con esta hipótesis, basada en el ADN: no había datos fósiles que la confirmaran. Hasta la década de 1970, los restos más antiguos de homininos eran de la especie Australopithecus africanus, descubierta por primera vez en la década de 1920 en Sudáfrica. Pero los restos de Australopithecus africanus databan de hace solo 2 o 3 millones de años, lo que era demasiado reciente para ser nuestro antepasado más antiguo.

Pero a partir de 1973, un puñado de paleoantropólogos, entre ellos Mary Leakey y Donald Johanson, efectuaron una serie de enormes avances. Se hicieron importantes descubrimientos de homininos fósiles en África Oriental, entre otros lugares en Hadar (Etiopía) y Laetoli (Tanzania). Dichos fósiles se dataron mediante métodos radiométricos y se vio que tenían entre 3 y 3,5 millones de años de antigüedad. La nueva especie de hominino fósil era la Australopithecus afarensis. El espécimen más famoso de su especie que encontraron Johanson y su equipo de investigación recibió el nombre de «Lucy» y fue la especie de antepasado hominino fósil más antigua descubierta hasta aquel momento.

Pero la creencia de que esta era la especie de hominino fósil más antigua no fue la única razón por la que el descubrimiento de Australopithecus afarensis marcara un momento histórico en la investigación de la evolución humana. Fue esta especie la que demostró de forma definitiva que la humanidad andaba sobre dos piernas mucho antes de desarrollar un cerebro aumentado. El cerebro de Australopithecus afarensis es del mismo tamaño que el de un chimpancé adulto. Los dientes son grandes, comparados con los de los humanos modernos, y no hay pruebas del empleo de utensilios. En todos los aspectos que podemos ver, el Australopithecus afarensis se parece más a un chimpancé ancestral que a un humano ancestral…, excepto por una cosa: que caminaba sobre dos piernas.

El esqueleto de Australopithecus afarensis mostraba señales de marcha erecta en la forma de la pelvis, el fémur y la articulación de la rodilla. Y la existencia de un «arco doble» de los pies en la huella de pisada encontrada en Laetoli, Tanzania, es una prueba incuestionable de bipedismo. Un doble arco es exclusivo de los pies humanos: un arco recorre el pie de delante atrás y otro arco lo recorre de un lado a otro; ambos operan para amortiguar el choque del peso del cuerpo en el contacto contra el suelo. El descubrimiento del Australopithecus afarensis precipitó un cambio paradigmático en la búsqueda de los primeros homininos. No era el cerebro, sino el bipedismo, lo que se convirtió en la característica definitoria de un humano ancestral. Y otros caracteres humanos aparecerían más tarde en la historia evolutiva humana. Según este criterio, el Australopithecus afarensis ostentó durante mucho tiempo el título de hominino más antiguo.

Pero la posición gloriosa del Australopithecus afarensis no iba a durar. Desde mediados de la década de 1990 se descubrieron varios homininos ancestrales mucho más antiguos que el Australopithecus afarensis, y todos ellos eran asimismo bípedos. El Australopithecus anamensis, de hace entre 3,9 y 4,2 millones de años, es un buen ejemplo. Existe un acalorado debate acerca de si considerar al Australopithecus anamensis como un tercer candidato (junto al Australopithecus afarensis y el Australopithecus africanus) al ancestro más antiguo de los homininos. Se puede ver una señal evidente de bipedismo en la articulación de la rodilla del espécimen fósil, y varios rasgos de los dientes, el húmero (hueso del brazo) y la tibia (hueso de la pierna) son semejantes a los del Australopithecus afarensis, hasta el punto de que muchos sospechan que el Australopithecus anamensis podría ser simplemente otro Australopithecus afarensis. Está por ver si el Australopithecus anamensis se mantendrá como una especie distinta a la del Australopithecus afarensis en la clasificación, a pesar de todas sus semejanzas.

APARECEN NUEVOS CANDIDATOS

Las cosas se complicaron más en los primeros años del siglo XXI, cuando tres nuevos candidatos, todos ellos más antiguos que el Australopithecus afarensis y el Australopithecus anamensis, se sumaron a la carrera por ser nuestro antepasado más antiguo. ¿Acaso alguna de ellas clarificará el amanecer de la humanidad?

Dos de estos nuevos candidatos se encontraron en 1999, justo antes del inicio del siglo XXI. El primero es el Sahelanthropus tchadensis, descubierto en Toumaï, Chad (África Central). A juzgar por los restos fósiles, se piensa que esta especie vivió hace 6 o 7 millones de años. Si se considera que la mayoría de los fósiles de homininos antiguos se han encontrado en África Oriental o en África del Sur, este descubrimiento de África Central fue muy excepcional. Sin embargo, el espécimen está representado únicamente por piezas de un cráneo, dientes y una mandíbula muy fragmentados y deformados, lo que hace que sea problemático extraer de él conclusiones firmes. Los primeros homininos suelen parecerse a simios, excepto por rasgos asociados con el bipedismo. Al quedar únicamente fragmentos craneales, no podemos decir de manera definitiva si el Sahelanthropus andaba erguido y, por lo tanto, no podemos estar seguros de si este fósil es un hominino o un simio ancestral. De hecho, algunos paleoantropólogos aducen que el cráneo del Sahelanthropus se halla más cerca del linaje del gorila que del de los homininos.

El segundo candidato es el Orrorin tugenensis, descubierto en la región de las colinas Tugen de Kenia, en África Oriental. Esta especie fósil data también de hace 6 o 7 millones de años. El fémur de Orrorin muestra señales de bipedismo; por lo tanto, existe una gran posibilidad de que esta sea la más antigua especie fósil de hominino.

Si el Sahelanthropus o el Orrorin fueron realmente homininos, entonces nuestros orígenes se remontan a hace 6 o 7 millones de años. Sin embargo, existe una posibilidad de que estas especies fueran ancestros comunes tanto de los humanos como de los chimpancés antes de que los dos linajes divergieran. También es posible que estas especies pertenezcan a otro linaje de simios. Si es así, entonces los inicios de los homininos podrían ser más recientes. Con tan pocos especímenes fósiles, todavía no hemos podido resolver este misterio.

El tercer candidato, y el más reciente, a ser nuestro ancestro original es el Ardipithecus ramidus, descubierto en Aramis, Etiopía. Esta especie fósil data de hace 4,4 millones de años: posterior al Sahelanthropus y al Orrorin, pero anterior al Australopithecus afarensis y al Australopithecus anamensis. En 2009 se publicaron artículos sobre el Ardipithecus ramidus en un número especial de la prestigiosa revista Science y su hallazgo se consideró el Descubrimiento del Año. Supuso un gran revuelo en la antropología, la ciencia y la sociedad en general.

OTRO REVÉS: EL BIPEDISMO EN ENTREDICHO

¿Por qué causó tanto revuelo el Ardipithecus ramidus? Tenía brazos largos, manos grandes y un dedo gordo del pie que divergía hacia un lado como un pulgar. Este dedo gordo (que, para mayor confusión, no era el mayor dedo de su pie) era el gran problema. Pies de este tipo se suelen encontrar en simios que trepan a los árboles, no en bípedos obligados que solo pueden desplazarse caminando erguidos. Si el Ardipithecus ramidus era un bípedo obligado como nosotros, el dedo gordo tendría que haber sido el dedo más grande del pie, paralelo a los demás dedos y orientado hacia delante, tal como ocurre con nuestros dedos gordos. Pero el del Ardipithecus ramidus muestra que la especie no solo andaba en posición erguida, sino que también pudo estar adaptada para trepar a los árboles. La idea consensuada de que los primeros homininos solo andaban erguidos se ponía en entredicho.

La ecología medioambiental que ocupaba el Ardipithecus ramidus presenta otro problema. Durante mucho tiempo, los investigadores teorizaron que la razón por la que los homininos se convirtieron en bípedos obligados fue la desaparición gradual de los bosques en África hace aproximadamente 5 millones de años. La hipótesis explica que en África Occidental, donde todavía hay bosques, las adaptaciones de los simios que habitan en los bosques continúan hoy en día en forma de chimpancés y gorilas, mientras que en África Oriental, con su mezcla de bosques y praderas, los simios bípedos que podían ser activos en las praderas llanas sobrevivieron y evolucionaron a homininos. Pero el entorno en el que vivía el Ardipithecus ramidus no era pastizal, sino forestal. Así pues, con el descubrimiento de esta especie, la hipótesis de que el bipedismo apareció por evolución para adaptarse a pastizales llanos pudo haber empezado a desmoronarse.

Desde luego, puede que el Ardipithecus ramidus no fuera la especie más antigua de hominino. El Sahelanthropus tchadensis y el Orrorin tugenensis son asimismo candidatos importantes, pero también estos presentan demasiadas anomalías como para que se los declare sin dudas los primeros homininos. Los tres candidatos podrían ser miembros de los diversos linajes de simios que existían antes de que aparecieran los homininos, en lugar de ser los primeros del linaje de los homininos. Por ejemplo, podrían formar parte de la ascendencia común entre humanos y chimpancés, en lugar de ser los primeros ancestros humanos después de la divergencia entre los linajes de humanos y chimpancés. Esto explicaría los rasgos simiescos que se observan en el Ardipithecus ramidus y otras especies, y aunque estas serían candidatas prometedoras para el puente entre simios y homininos, no serían consideradas adecuadamente los homininos más antiguos. Si tal es el caso, entonces el hominino más antiguo sería un australopitecino, bien afarensis, bien anamensis, y la fecha sería hace 3 millones de años.

¿Quiénes fueron los primeros homininos? ¿Qué aspecto tenían? Estas preguntas se han explorado durante más de ciento cincuenta años, desde la teoría de la evolución de Darwin. El debate sigue y no deja de generar argumentos diametralmente opuestos. Nuevos descubrimientos y nuevas investigaciones pueden reducir nuestra lista de candidatos al hominino más antiguo, o bien pueden desvelar candidatos completamente nuevos en cualquier momento. A medida que la teoría evolutiva cambia, lo mismo ocurre con la investigación sobre los orígenes de los homininos a través de nuestras innumerables preguntas y nuestra búsqueda de respuestas.

ANEXO: ¿ERAN FABRICANTES DE UTENSILIOS LOS PRIMEROS HOMININOS?

Junto con un cerebro grande, dientes pequeños y el bipedismo, elaborar y usar utensilios ha sido un sello distintivo de la humanidad. Louis y Mary Leakey, un famoso equipo de paleoantropólogos responsables de muchos descubrimientos (véase su historia en el capítulo 15), denominaron al hominino que descubrieron (la primera especie del género Homo) Homo habilis, que significa «humano hábil». La implicación del nombre de esta primera especie es que los utensilios hacen que nuestro género, Homo, sea único. En este caso, ¿elaboraban y usaban utensilios los primeros homininos? Quizá no. Los primeros utensilios líticos hechos de forma artificial que se han descubierto son de hace entre 2,5 y 3 millones de años, mucho más tarde que la primera aparición de homininos.

Los primeros homininos tenían un tamaño cerebral cercano al de un chimpancé o gorila promedio: unos 350-400 centímetros cúbicos, un tamaño muy pequeño para el linaje humano. No está claro que alguna especie con un cerebro relativamente pequeño como este pudiera elaborar y usar utensilios. Considerando que los chimpancés son capaces de hacer un uso moderadamente sofisticado de utensilios, no podemos decir con seguridad que los primeros homininos no usaran utensilios ni que no puedan descubrirse huellas arqueológicas de tal uso. No todos los utensilios podrán ser descubiertos, sobre todo si están hechos de materiales que no sean piedra. Sin embargo, los utensilios líticos se conservan durante mucho tiempo.

Un gran ejemplo procede del Australopithecus garhi, descubierto en 1966 en Etiopía. El Australopithecus garhi data de hace 2,5 millones de años y fue descubierto con una tecnología de utensilios líticos similar a la industria oldowana (de hace entre 1,7 y 2,5 millones de años). Los utensilios líticos se definen según la manera en que se fabrican. Los utensilios oldowanos se producen golpeando una piedra con otra, desechando las lascas y utilizando el núcleo con bordes aguzados. La especie de hominino fósil Australopithecus garhi fue descubierta también junto a huesos de animales con claras marcas de cortes efectuadas con utensilios líticos. El yacimiento del Australopithecus garhi tiene los utensilios líticos más antiguos y las pruebas más antiguas que hemos descubierto hasta ahora del uso de dichos utensilios. Pero el descubrimiento más sorprendente fue que el tamaño del cerebro de este hominino era de apenas 450 centímetros cúbicos, un tamaño similar al del cerebro de los chimpancés o de otros homininos australopitecinos, lo que demuestra que no es necesario un gran cerebro para elaborar y usar utensilios.

 

 

 

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