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NEXUS » 9. Período de entrenamiento

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CAPÍTULO 9

PERÍODO DE ENTRENAMIENTO

El entrenamiento de Kade para la misión con la ERD empezó inmediatamente. El lunes por la noche recibió la orden de presentarse en la habitación 3004 del edificio de ciencias de la salud. Allí conoció a su entrenador, Kevin Nakamura. Nakamura era un cuarentón con las sienes canosas y un cuerpo atlético; además era una persona seria.

Según le confesó el propio Nakamura, trabajaba para la CIA, pero había aceptado como un favor personal colaborar con la ERD, a la que había pertenecido en el pasado. Él y Kade se reunirían todas las noches durante las ocho semanas que restaban para la reunión de la Sociedad Internacional de Neurociencias en Bangkok. Nakamura le enseñaría a mantener la calma y a mentir sin ser descubierto, lo instruiría en distintas situaciones que podrían darse durante su relación con Shu y le enseñaría estrategias para cada una de ellas. Y juntos implantarían en la memoria de Kade una identidad falsa a la que podría recurrir en caso de necesidad.

La mayor parte del entrenamiento se desarrollaba por medio de unas gafas de realidad virtual y unos auriculares, además de un medidor de tensión portátil que registraba las reacciones de Kade. Una recreación de Shu simulaba conversaciones con Kade que le exigían mentir, ocultar su misión para la ERD y su relación con el departamento.

Cada vez que mentía, el medidor de tensión lo delataba. «Mejorará», le decía siempre Nakamura.

La última parte de la primera sesión consistió en la implantación de los recuerdos falsos. Kade apenas recordó después vagamente cómo había transcurrido. Nakamura le había inyectado alguna clase de sustancia no sedativa que lo había inducido a un estado hipnótico. Kade se había sentido dentro de un sueño. Solo recordaba fragmentos de lo que le mostraron las gafas y oyó por los auriculares.

Acabó la sesión exhausto, mentalmente agotado. Regresó a su apartamento, se desplomó sobre la cama y durmió diez horas del tirón.

Repitieron los mismos ejercicios todas las noches.

Mientras Kade entrenaba, Rangan rumiaba.

Un día se escabulleron del laboratorio y fueron al Golden Gate Park con Ilya. Kade les abrió la mente y les mostró toda la información que le había proporcionado la ERD, toda lo que sabía de la misión. A continuación fue Rangan quien abrió su mente a los demás para que vieran lo que había ocurrido en la celda de la ERD. Le habían inferido un dolor indescriptible.

Rangan estaba furioso. Quería devolver el golpe a la ERD. Propuso que Kade, Ilya y él se armaran para defenderse de esa clase de ataques de la ERD, que se equiparan con sus propias armas. Rangan intentó convencerles de la importancia de hacerlo. Kade no podía ir a la misión desarmado.

La invitación para asistir al ISFN y al posterior taller privado llegó durante la segunda semana. La directora de la tesis de Kade estaba encantada. Le dijo que había gente importante siguiendo su trabajo. Kade fingió sorpresa y alegría, aunque solo sentía pavor y aversión.

El entrenamiento prosiguió. Aprendió a utilizar un mantra para activar los recuerdos falsos y los antirrecuerdos. La fiesta había acabado por una denuncia por ruido excesivo. ¿Qué encuentro con la ERD? Saltar de un estado mental a otro resultaba desconcertante. Kade acababa paranoico y con los nervios de punta. La posibilidad de cambiar los recuerdos le hacía cuestionarse la veracidad de los suyos. ¿Había ocurrido algo más que no recordaba mientras estuvo detenido por la ERD? ¿Se lo habían borrado de la memoria? ¿Habría un mantra que desbloqueara esos recuerdos? ¿Habría un mantra que lo transformara por completo en otra persona?

—Es normal —le dijo Nakamura—. Todo el mundo cuestiona sus recuerdos cuando se somete a este proceso.

Las palabras de Nakamura no lo tranquilizaron.

El sábado, después del entrenamiento, acudió al club Mephistopheles, donde iba a pinchar Rangan. Kade tenía una vista despejada de la cabina del pinchadiscos. Rangan parecía alicaído. La música era más lenta que de costumbre. Los sábados por la noche Rangan solía pinchar flashcore o elemental, siempre algo animado y movido que casi obligaba a bailar. Esa noche la sesión estaba centrada en blackbeat, que era un estilo pesado, intenso y oscuro. Había menos gente bailando de lo que era normal.

El domingo por la noche, Nakamura le dijo que el proceso de implante de recuerdos iba por buen camino, pero el avance en el resto de las áreas de entrenamiento no era el esperado. Al parecer, Kade mentía fatal; se ponía nervioso. Y cuando se ponía nervioso, el sensor lo delataba.

—¿En serio es tan importante? —preguntó a Nakamura.

—Shu posee seguramente una inteligencia sobrehumana. Está protegida por un cuerpo especial de elite. Tiene a su disposición la tecnología más avanzada. Si no es capaz de mentir a la perfección, lo desenmascarará.

Siguieron probando otra semana. Era inútil.

—Sus pulsaciones han vuelto a dispararse —le dijo Nakamura el jueves siguiente—. Sus pupilas se han dilatado. Si no empezamos a progresar, habrá que recurrir a las drogas. Tenemos que ocultar su nerviosismo.

«Drogas, ¿eh? O si no…»

Esa noche, en vez de caer dormido a las primeras de cambio, Kade se quedó esbozando el diseño de una posible aplicación nueva para el sistema operativo Nexus. Una herramienta para manipular su estado mental en presencia de Shu. Si conseguía suprimir las señales de nerviosismo que viajaban por el complejo amigdalino, aumentar el nivel de serotonina y eliminar la noradrenalina… si lograba modular directamente la frecuencia de la respiración y el ritmo cardiaco… entonces podría mantener la serenidad. Desde el punto de vista conceptual era sencillo, pero siempre se habían resistido a profundizar tanto en el juego de las emociones. Tendría que ser extremadamente cuidadoso…

Cerró los ojos, se volvió hacia su interior e hizo aparecer su entorno de trabajo. Empezaron a brotar ventanas en su campo visual mental. Proyecto nuevo. Paquete de serenidad. Tenía mucho trabajo por delante.

Pasaron las semanas. Las sesiones con Nakamura experimentaron una ligera mejoría, pero no era suficiente. Entretanto Kade seguía trabajando en su paquete de serenidad. Ya casi lo tenía listo.

A punto de cumplirse la cuarta semana, Rangan se presentó con una novedad. Desbordaba alegría. Kade no lo había visto tan contento desde la redada.

[rangan] ¿Preparado para una sorpresa?

[kade] Claro. ¿Qué es?

En la cabeza de Kade parpadeó un mensaje que le pedía permiso para una transferencia de archivos. Kade aceptó. Recibió dos archivos. Uno era código fuente; el otro, una aplicación. No tenía ni idea de para qué servía. Pero entonces leyó el nombre: Bruce Lee. «¡Oh, no!»

[rangan] Vale, abre la aplicación. Pero no aprietes ningún botón todavía, ¿me has oído?

Kade refunfuñó internamente. Rangan siempre había soñado con una aplicación como aquella. Era ridículo.

[kade] Verás, no estoy muy seguro de que sea una cuestión de combate cuerpo a cuerpo…

[rangan] Vamos, hombre. Ahora eres un espía. Tienes que saber luchar.

[kade] Pero me faltan músculos y resistencia y…

[rangan] Tío, tú abre la aplicación.

Kade suspiró y ejecutó la aplicación. Su campo visual se pobló de círculos que marcaban objetivos, botones para el ataque y para la defensa, un botón para cambiar del modo automático al manual, una barra para modificar la proporción entre ataque y defensa del modo automático de inteligencia artificial.

[rangan] El motor es del juego El puño del ninja, que salió el mes pasado. Es compatible con formas y vectores estándar de realidad virtual. Solo he tenido que adaptarlo a nuestras interfaces corporales de Nexus.

[kade] Vaya… Rangan, de verdad te lo agradezco, pero…

[rangan] ¡No me lo agradezcas todavía! Para que no tengas que preocuparte de apretar botones, solo tienes que seleccionar el objetivo. La aplicación utiliza nuestra lista de objetos para rastrear personas y todo eso… Y luego le dices que ataque. Moviendo esta barra puedes elegir si quieres centrarte más en el ataque o en la defensa. Y esto de aquí es por si quieres tomarte un descanso. ¿No es genial?

Kade no podía creer que estuvieran teniendo esta conversación.

[kade] Sí, claro, es genial. De verdad. O sea, gracias…

[rangan] Vale. Pero no te veo muy emocionado, la verdad. No importa. Ya me darás las gracias cuando no tengas más remedio que utilizarla para pegarle una paliza a alguien.

[kade] No estoy tan seguro…

[rangan] Venga, llevémosla al gimnasio.

Salieron del gimnasio una hora después. Kade tenía todo el cuerpo dolorido. Había estado sacudiendo el saco de boxeo con patadas y puñetazos de todos los colores, y estaba convencido de que la mayoría de los golpes le habían dolido más a él que lo que le dolerían a un supuesto contrincante real. Había acabado con los nudillos ensangrentados. Tenía la muñeca derecha y el tobillo izquierdo hechos polvo porque Bruce Lee le había hecho golpear el saco de boxeo mucho más fuerte de lo que él habría querido. Y luego estaba ese momento inolvidable en el que el sistema había decidido que su objetivo era la pared en lugar del saco de boxeo…

Rangan se partió de la risa y le prometió arreglar los errores de programación. Kade solo sentía dolor.

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