Mújica. Una biografía inspiradora

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PRIMERA PARTE » El nacimiento de Tupamaros

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El nacimiento de Tupamaros

El Tiro Suizo fue una de las tantas experiencias que sirvieron para convencer a un grupo decidido de jóvenes a crear un foco guerrillero. La idea del foco se inspiraba en las reflexiones del Che Guevara sobre la experiencia de la revolución cubana. Para el Che, Cuba era la demostración de que no siempre había que esperar a que se dieran todas las condiciones para la revolución. Bastaba con que un grupo pequeño de insurgentes iniciara acciones de guerrilla en el campo para que la revolución se expandiera y lograra el levantamiento de las masas.

El problema del Uruguay, una amplia llanura de vegetación baja, era que no tenía una Sierra Maestra que resguardara a los combatientes. Uno de los foquistas más entusiastas, el ingeniero Jorge Manera, había recorrido todo el país y había llegado a la conclusión de que la alternativa uruguaya era crear el foco urbano. Esta concepción, que podía considerarse una verdadera herejía en el manual guerrillero del Che, fue aceptada y pasó a ser una característica de la uruguayidad de Tupamaros.

En el verano de 1966 se realizó una reunión clandestina en el Balneario de Pinar Norte en donde se definieron los objetivos y se estableció la organización formal del Movimiento Nacional de Liberación-Tupamaros. El nombre de Tupamaros proviene de la denominación peyorativa que daban las autoridades coloniales a los revolucionarios independentistas de origen mulato o indio. El término aludía a la revuelta del inca Tupac Amaru contra las autoridades coloniales del virreinato del Alto Perú. La reivindicación de las luchas históricas y de los elementos propios de la cultura uruguaya fue una constante de este movimiento revolucionario.

En la primera época se dedicaron a pensar en una estructura organizativa que contuviera la diversidad de grupos y procedencias ideológicas que se intentaban coordinar. Las opciones iban desde el partido revolucionario clásico, con un comando centralizado y un programa estricto, a grupos autónomos, horizontales y espontáneos de tipo anarquista. Finalmente se escogió una opción híbrida, una «organización desorganizada», con un comando de dirección central y grupos a los que se les reconocían amplias zonas de autonomía. Esta seña de nacimiento se mantuvo durante toda la trayectoria de Tupamaros que nunca llegó a transformarse en un ejército disciplinado. Muchos años después Julio Marenales reivindicaba el espíritu gregario «al MLN-T no hay nadie que lo mande. Ni Raúl Sendic. Esto es un colectivo verdadero. Somos fanáticos del colectivismo». (2006)

El núcleo fundacional lo formaban principalmente los grupos vinculados a Raúl Sendic y al socialismo. Otros sectores, de procedencia anarquista o maoísta, desistieron de participar de la «orga», término coloquial que usaban para llamar a la organización. Mujica había abandonado la militancia en el Partido Blanco y se había vinculado al MIR, una organización comunista maoísta. Finalmente, fue de los pocos integrantes del MIR que se adhirió a la nueva organización y se incorporó a una célula en Montevideo.

La «adicción a la acción» o «accionismo» fue otra seña identitaria de Tupamaros que dice mucho de este espíritu ácrata con el que fueron concebidos. Casi sin formación ni entrenamiento, los neófitos guerreros se largaban a la calle a realizar las acciones más arriesgadas. Un mural de Montevideo que rezaba LAS PALABRAS NOS SEPARAN, LA ACCIÓN NOS UNE sintetiza esta huida hacia delante que conjuraba los déficits organizativos y las diferencias internas.

Mujica, como muchos otros, sufrió en carne propia las consecuencias de este voluntarismo improvisado. La consigna de los primeros tiempos era que las células consiguieran pertrechos, armas y dinero, para realizar acciones de envergadura. En una de las primeras acciones de su célula, un intento por «expropiar» una empresa textil, fue apresado por la policía y lo condenaron a ocho meses de prisión. Afortunadamente para la organización no estaba fichado como terrorista sino como delincuente común. Desafortunadamente para su madre fue un duro golpe enterarse de que su hijo era un delincuente, desconociendo la doble vida que llevaba.

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