Mújica. Una biografía inspiradora

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PRIMERA PARTE » La importancia del pasto

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La importancia del pasto

La integración de Tupamaros en el Frente Amplio fue un proceso lento ya que había que convencer a propios y extraños de los beneficios de la unidad. En la izquierda se debatía volver a los postulados tradicionales como la reforma agraria o la estatización de la banca, o asumir posturas más moderadas cercanas a la socialdemocracia. Mujica planteó desde un primer momento una visión pragmática que tenía en cuenta las dificultades del país para asumir cambios profundos.

Su amigo Eleuterio Fernández Huidobro recuerda que «Pepe siempre fue pragmático. Estaban los teóricos, que para hacer una cosa la complican, y estaba Pepe, que venía de trabajar la tierra. Como dice el aforismo, el Pepe piensa como Aristóteles pero habla como Juan Pueblo». (2011)

El sistema electoral uruguayo organizado por lemas permite a cada partido sumar las candidaturas de diferentes políticos que se adhieren a una misma fuerza. Los tupamaros se integraron en el Movimiento de Participación Popular y recién fueron aceptados en el Frente en 1989. Los viejos dirigentes acordaron que de momento no se postularían a cargos políticos dejando la opción a aquellos que no estuvieran tan comprometidos con el pasado reciente.

Recién en 1994, casi diez años después de su excarcelación, se presentó como candidato a diputado y accedió a una banca en el congreso. Empezaba una nueva vida en la que el guerrillero dejaba paso al político cuya principal arma era la palabra. Ejerció como diputado por el Frente Amplio desde 1995 al 2000 aplicando su hoja de ruta de vivir como se piensa. El primer día que se presentó al congreso la guardia de seguridad no lo quería dejar entrar. Su indumentaria y aspecto, de chacarero en ropa de fajina, distaba mucho de los cánones con que se manejan sus excelencias.

«Yo reivindico mi derecho a ponerme lo que se me antoja sin molestar a los demás.» (1998)

Su primer discurso en el recinto fue antológico. El Parlamento atendió en silencio la exposición de más de una hora en la que realizó una apología del pasto al que definía como el petróleo del Uruguay. Su intervención, «Pastos, ganados y hombres por una política nacional», para algunos era una excentricidad, pero en realidad estaba dirigida a la gente del campo, al Uruguay profundo, al que en los próximos años dedicó especial atención. Pocos podían sospechar que este sexagenario al que tenían por medio loco terminaría siendo ministro de Agricultura y Ganadería. Y que más adelante, sustentaría su candidatura a la presidencia por su buena llegada con la gente de campo.

La irrupción del Frente Amplio transformó la política uruguaya dominada tradicionalmente por el bipartidismo. En las elecciones de 1999 fue la segunda fuerza más votada para la presidencia. En este momento, siguiendo la estrategia de Lula en Brasil, el Frente se propuso ampliar su apoyo electoral en una coalición con otras agrupaciones políticas. También crecía la ascendencia de Mujica, candidato a senador por Montevideo, que triplicó los votos de la elección anterior y aparecía como un referente destacado del Frente.

La aguda crisis económica del año 2002 dejó al país en recesión económica, con el sistema financiero quebrado con el paro y la pobreza desbocados. Lejos de tensar la cuerda para propiciar un cambio de sistema, las consignas de los sesenta «mientras peor mejor», Mujica apoya medidas moderadas para enfriar los ánimos. Concretamente, se opusieron a una medida muy sentida por los partidos de izquierda como gravar las rentas de los depósitos bancarios. Si las cosas iban a peor, sería peor para todos y el futuro sería ingobernable. Y en el Frente se preparaban para gobernar.

Así como al salir de la cárcel aparece un nuevo Mujica que intenta comprender y adaptarse a la situación que vive el país, en su rol de político vuelve a reinventarse. Debe dar respuestas a los continuos cambios y necesidades sociales; pensar alternativas viables para ganar las elecciones; moverse con la astucia de un zorro para no caer en las múltiples trampas de la política. La gente no lo seguirá votando por ser un mito del pasado ya que «las credenciales del pasado envejecen y deben ser renovadas».

El senador Mujica multiplica sus apariciones en los medios para hablar de la crisis. Su estilo directo y desenfadado lo transforma en un dirigente muy popular y con gran llegada a los sectores más populares. El Mujica comunicador y mediático utiliza un recurso infrecuente en la clase política: decir lo que piensa. Y muchas veces, la incontinencia verbal le acarreará no pocos problemas.

«A fin y al cabo lo más cómodo en la vida es la verdad. Lo que es, hay que reconocerlo.» (2013)

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