Mújica. Una biografía inspiradora

Mújica. Una biografía inspiradora


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«Pobre no es el que tiene poco, sino que verdaderamente pobre es el que necesita infinitamente mucho, y desea y desea y desea más y más.»

La pobreza personal, tal como decía Mujica en la Conferencia de las Naciones Unidas por el Desarrollo Sostenible en junio de 2012, no tiene tanto que ver con lo que se tiene como con lo que se cree que se necesita.

Mujica es un ejemplo de cómo se puede ser feliz y tener una vida agradable con poco. Lejos de aprovechar su puesto político para aumentar su patrimonio, donó gran parte de su sueldo a los que lo necesitaban más que él.

Pero el presidente uruguayo no ha sido el único que ha sabido entender el concepto de riqueza personal a lo largo de la historia.

«Al pobre le faltan muchas cosas; al avaro, todas», decía Publio Siro. Escritor de la Antigua Roma, fue de origen siriano hasta que fue vendido en Italia como esclavo. Su dueño lo liberó y lo educó, y aunque se hizo famoso y el propio Julio César lo premió por su maestría, Siro nunca olvidó sus orígenes humildes.

«La pobreza no viene por la disminución de las riquezas, sino por la multiplicación de los deseos», aseguraba Platón. Discípulo de Sócrates, este filósofo griego que dedicó muchos años de su vida al oficio de maestro, primaba por encima de todo la nutrición de la mente y una vida según unos principios rectos y cívicos.

«No hay riqueza más peligrosa que una pobreza presuntuosa», rezaba San Agustín, que fue máximo exponente del pensamiento cristiano durante el primer milenio. Fue padre y doctor de la Iglesia católica, y prolífico escritor sobre pensamiento teológico y filosófico. Consideraba que la ética social debía estar en contra de las injusticias debidas a la repartición de las riquezas, y abogada por la ayuda a los desfavorecidos.

«El pobre se arruina en el momento en que deja de ser sobrio», sentenció Concepción Arenal, escritora feminista española que tuvo que vestirse de hombre para poder acudir a la universidad. Fue la primera mujer en ganar un premio de la Academia de Ciencias Morales y Políticas y la primera Visitadora de Cárceles de Mujeres. En 1872 formó la Constructora Benéfica, para proporcionar casas baratas a los obreros. «A la virtud, a una vida, a la ciencia», rezaba el epitafio que se colocó en su tumba en 1893.

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