Mújica. Una biografía inspiradora

Mújica. Una biografía inspiradora


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«Muchas veces nuestros sentimientos ya decidieron lo que después la razón busca justificar.»

Un cuento de uno de los poetas uruguayos más famosos de todos los tiempos ilustra que, como Mujica dejaba entrever en una entrevista a la CNN2 en español en diciembre de 2013, los sentimientos tienen la intensidad suficiente como para mover al ser humano. Y es después cuando este trata de encontrar una lógica a lo que ha hecho, pero suele hacerlo en función de lo que siente.

En el cuento de Benedetti, los sentimientos y aptitudes humanas deciden jugar al escondite, siendo la Locura quien debe buscarlas:

«[...] La primera en aparecer fue la Pereza, solo a tres pasos de una piedra. Después se escuchó a la Fe discutiendo con Dios en el cielo sobre la zoología. Sintió vibrar a la Pasión y al Deseo en el centro de los volcanes. En un descuido encontró a la Envidia y claramente pudo deducir dónde estaba el Triunfo. Al Egoísmo ni tuvo que buscarlo, él solito salió disparado de su escondite... que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar le dio sed, y al acercarse al lago cristalino descubrió a la Belleza. Con la Duda resultó mucho más fácil aún, pues la encontró sentada sobre una cerca sin saber de qué lado esconderse. Así fue encontrando a todos. Al Talento entre la hierba fresca, a la Angustia en una oscura cueva, a la Mentira detrás del arco iris (mentira, estaba en el fondo de los océanos), y hasta al Olvido, quien ya se había olvidado que estaba jugando a las escondidas. Solo faltaba el Amor. No aparecía por ningún lado.

La Locura buscó detrás de cada árbol, bajó a cada arroyuelo del planeta, subió a las cimas de las montañas. Cuando estaba a punto de darse por vencida, divisó un rosal, tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas. De pronto se escuchó un doloroso grito. Las espinas habían herido al Amor en sus ojos. La Locura no sabía cómo hacer para disculparse, lloró, imploró, suplicó, rogó, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo. Desde entonces, desde que por primera vez se jugó a las escondidas, “el Amor es ciego y la Locura lo acompaña”.»

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