Matan a un Blaquier: familia manchada con la sangre de argentinas y argentinos
REDCOMAndrés Blaquier fue muerto de un disparo en el pecho al negarse a entregar su moto a dos ladrones en la Panamericana.
Los hechos
Andrés Blaquier, de 62 años de edad, e integrante de una de las familias de la oligarquía argentina y que cuenta sobre sus espaldas con varios tomos escritos de la historia negra y funesta de nuestro país, fue muerto de un disparo en el pecho en la Autopista Panamericana cuando se resistió al robo de su moto.
Blaquier circulaba ayer cerca de las 19.30 con su moto por la Panamericana junto a su esposa Marcela Elordy cuando fue interceptado por otra moto verde, marca Benelli, en la que viajaban dos personas que intentaron robarle apuntándole con un arma. Se resistió al mismo e intentó escapar, fue entonces cuando uno de los ladrones le disparó y lo hirió gravemente en el pecho. Tras lo cuales, cae sobre el asfalto, al igual que su esposa.
En ese momento, el ladrón que iba como acompañante descendió de la moto, subió a la moto del hombre y escapó a toda velocidad a la par de su cómplice.
Pese a que Blaquier fue trasladado a un hospital de la zona, finalmente muere.
Una instantánea de los hegemónicos
Tras la muerte de Blaquier, inmediatamente, los medios hegemónicos argentinos se lanzan rápidamente a escribir sobre las bondades de Andrés Blaquier y su acaudalada familia.
El concentrado La Nación lo presenta como este hombre de 62 años que perteneció a una de las "familias más ricas de la Argentina y se desempeñó como director de Negocio Agropecuario de Ledesma". Al medio capitalismo de traje nacional, también le ha parecido oportuno destacar, frente a la muerte y el duelo, que una de las mayores fortunas del país, está "incluida en el puesto 24 del ranking Forbes de 2020, con un patrimonio de 490 millones de dólares. Claro, lo que se olvidan de contar es cómo han llegado a lograr esa obscena cantidad de dinero.
Para el "pibe de los mandados" de La Nación y el Grupo Clarín, Infobae, Andrés Blaquier era un Ingeniero Agrónomo recibido en la Universidad Católica Argentina (UCA) e "integrante de una de las familias más ricas del país". Como si fuese necesario enmarcar en el obituario, Infobae recuerda que Blaquier vivía con su familia en el barrio La Alborada, frente al "reconocido barrio cerrado Martindale", y era primo hermano de Carlos, Alejandro, Santiago e Ignacio Blaquier, "miembros del directorio del Grupo Ledesma". Andrés, añade Infobae, era “un tipo muy afable, querible, apasionado por la Argentina”; encargado del segmento dedicado a granos y carnes de la empresa agroindustrial, una de las cuatro áreas principales de actividad junto con la producción de azúcar y alcohol, papel y frutas. "El empresario era encargado", además, "de cuatro campos de 51 mil hectáreas en total".
El diario hegemónico Clarín, en referencia a Blaquier, dice que "se trata del gerente general del Haras La Biznaga y uno de los miembros de la familia que controla la azucarera Ledesma, una de las empresas más importantes del país". A esto, añade el medio concentrado como mecanismo de alto impacto, era miembro de una de las "familias aristocráticas" más importantes de la Argentina. "Andrés era sobrino de Carlos Pedro Blaquier, patriarca histórico de la empresa".
Tanto uno como otros, intentan mostrar una instantánea deshistorizada de lo que hoy es la familia Blaquier y uno de sus miembros tristemente fallecido. En esa instantánea, intentan congelar un solo momento, escondiendo así una película oscura de sangre, muerte, secuestros, torturas, exterminio, y socios principales, de lo que ha sido el Terrorismo de Estado en la época de dictadura cívico-militar en la Argentina..
La familia Blaquier y la "Noche del Apagón"
Andrés Blaquier era primo de Carlos Herminio Blaquier y sobrino de Carlos Pedro Blaquier, señalado como un hombre ligado al terrorismo de Estado en los años de la dictadura cívico-militar y enjuiciado por una casua de lesa humanidad.
El relato de sobrevivientes y familiares describen su papel en la llamada Noche del Apagón en Jujuy, ocurrida en julio de 1976, por la cual continúa el reclamo de justicia por las 400 víctimas de aquella semana trágica.
El apagón de Ledesma de 1976 fue un plan criminal y de terrorismo de Estado perpetrado durante una serie de cortes del suministro eléctrico de la usina de San Martín, provincia de Jujuy, producidos intencionalmente por la dictadura. El plan de secuestro y exterminio fue ejecutado entre el 20 y 27 de julio de ese año por los militares con el objetivo de capturar unas cuatrocientas personas en Ledesma: estudiantes, militantes políticos o sociales, sindicalistas o manifestantes.
Muchos vecinos que vivieron este hecho como también sobrevivientes testificaron y posteriormente denunciaron que directivos de la empresa Ledesma proveyeron a los militares de personal y vehículos para la captura de personas. Se afirmó que en vehículos de la empresa Ledesma eran trasladados los detenidos, los cuales quedaban hacinados en las comisarías y luego trasladados a Buenos Aires, principalmente a un centro de detención existente en Guerrero.
En un excelente documental: “Sol de Noche: La historia de Olga y Luis”, co-dirigido por Pablo Milstein y Norberto Ludin con producción de Eduardo Aliverti, es narrada con suma precisión la conocida como “Noche del Apagón”, con el hilo narrativo de la historia del médico Luis Arédez y su esposa Olga Márquez, pero también, la historia de la familia Blaquier, dueña del ingenio Ledesma.
En el documental queda plasmada la complicidad absoluta del ingenio Ledesma con las fuerzas represivas, o mejor dicho: las fuerzas represivas como guardia pretoriana del capitalismo. El «involuntario» testimonio de quien fuera jefe de personal deja esto al desnudo, contando incluso cómo se torturaba dentro de la empresa, donde también la Gendarmería tenía un destacamento permanente. Asimismo, la inhumana explotación de los trabajadores con que se forjó la fortuna (activo de 500 millones de dólares) de la familia Blaquier, dueña del ingenio. Cada gramo de azúcar está abonado por la sangre de miles de trabajadores y sus familias y por la salud de todo un pueblo (el bagazo -desperdicio de la caña- es tremendamente nocivo y nauseabundo. Incluso Olga está enferma de “bagazosis”).
Cuarenta años después de estos abominables hechos, Carlos Pedro Blaquier no sólo sigue impune -con la inestimable colaboración de una Justicia reacia a juzgar a los empresarios cómplices de la dictadura- sino que ha logrado duplicar su fortuna, que hoy se estima en más de 4.500 millones de dólares.
De todo esto, por cierto, poco y nada se dice en los medios hegemónicos que, como La Nación, Clarín o Infobae, consideran que hay que dedicarle más espacio a la muerte de Andrés Blaquier y a una instantánea que lo resume como perteneciente a la "alta sociedad" y a la fortuna familiar que a los crímenes de lesa humanidad cometidos por algunos de sus parientes.