Marina

Marina


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—Shelley crió a María como hija suya, pero ella siempre intuyó que la historia que el doctor le había explicado no era cierta, eso de que su madre había muerto al dar a luz… Shelley nunca supo mentir. Con el tiempo, María encontró los viejos cuadernos de Mijail en el estudio del doctor y reconstruyó la historia que os he explicado. María nació con la locura de su padre. Recuerdo que, el día que le anuncié a Mijail que estaba embarazada, él sonrió. Aquella sonrisa me llenó de inquietud, aunque entonces no supe por qué. Sólo años más tarde descubrí en los escritos de Mijail que la mariposa negra de las alcantarillas se alimenta de sus propias crías y que, al enterrarse para morir, lo hace con el cuerpo de una de sus larvas, a la que devora al resucitar… Cuando vosotros descubristeis el invernadero al seguirme desde el cementerio, también María encontró al fin lo que llevaba años buscando. El frasco de suero que Shelley ocultaba… Y treinta años después, Mijail volvió de la muerte. Ha estado alimentándose de ella desde entonces, rehaciéndose de nuevo con los pedazos de otros cuerpos, adquiriendo fuerza, creando a otros como él…

Tragué saliva y recordé lo que había visto la noche anterior en los túneles.

—Cuando comprendí lo que estaba sucediendo —continuó la dama—, quise advertir a Sentís de que él sería el primero en caer. Para no desvelar mi identidad, te utilicé a ti, Óscar, con aquella tarjeta. Creí que, al verla y al oír lo poco que vosotros sabíais, el miedo le haría reaccionar y se protegería. Una vez más, sobreestimé al viejo mezquino… Quiso ir al encuentro de Mijail y destruirle. Arrastró a Florián con él… Luis acudió al cementerio de Sarriá y comprobó que la tumba estaba vacía. Al principio sospechamos que Shelley nos había traicionado. Creíamos que era él quien había estado visitando el invernadero, construyendo nuevas criaturas… Tal vez no quería morir sin comprender los misterios que Mijail había dejado sin explicación… Nunca estuvimos seguros acerca de él. Cuando comprendimos que estaba protegiendo a María, era demasiado tarde… Ahora Mijail vendrá a por nosotros.

—¿Por qué? —preguntó Marina—. ¿Por qué habría de volver a este lugar?

La dama desabrochó en silencio los dos botones superiores de su vestido y extrajo la cadena de una medalla. La cadena sostenía un frasco de cristal en cuyo interior relucía un líquido de color esmeralda.

—Por esto —dijo.

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