MONICIONES MIÉRCOLES 31 JULIO 2024
MONICION DE ENTRADA
El banquete del Reino del que Jesús nos habla en cada Eucaristía, es de aquí y de “allí”, de ahora y de después. Nace y se desarrolla aquí y adquiere su esplendor en la otra vida. Por eso, hablamos de la alegría del Evangelio, lo consideramos el tesoro de los tesoros, la perla imperecedera con garantías de eternidad. Y quien lo posee, quien lo tiene, lo aprecia, lo agradece, y su felicidad y su alegría sólo quedan empañadas ante el riesgo de perder aquella prenda que no se dejará quitar así por así, lucha y lucha para que su vida no se aparte de ese tesoro... Iniciemos
PRIMERA LECTURA
El profeta está desamparado, desilusionado, ha perdido fuerzas y ya nada le hace volver su alegría
Su vocación y su entusiasmo por anunciar esa Palabra que es el gozo y la alegría de su corazón no encuentran la respuesta esperada; al contrario, la gente le maldice y le persigue. Pero Dios le hará una promesa y bendición... Escuchemos con atención
Del libro del profeta Jeremías: 15, 10. 16-21
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 58, 2-3. 4-5a.10-11.17.18.
R/. Me alegraré, Señor, por tu bondad.
EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Mateo: 13, 44-46
Escuchamos dos pequeñas parábolas de Jesús sobre el Reino de los cielos, pero éstas comparaciones llaman a la acción a la actividad contínua de cada persona para apostar a que el Reino sea productivo para si mismo y para los demás, a fin de que cada interesado por el Reino se vea que despliega lo mejor como ser humano, despliega lo mejor como sociedad... Escuchemos
ORACIÓN DE LOS FIELES
Para que nuestro corazón se llene de alegría y permanezca siempre lleno de los frutos del Reino... Oremos
Por los que tienen la vocación de ser portadores de la voz del Señor, para ante sus dificultades confíen siempre en el Señor que les anima a no dejar de anunciarle... Oremos
Para que en medio de las turbulencias de la vida, no apartemos la mirada en el tesoro que sólo se encuentra en el Reino que nos ha anunciado Jesús, que sea él que nos alien te con su palabra y con su cuerpo y sangre, par a caminar fortalecidos en medio de tantas dificultades diarias... Oremos