Más de 130 personalidades en Alemania exigen la liberación inmediata de Assange

Más de 130 personalidades en Alemania exigen la liberación inmediata de Assange

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Más de 130 políticos, artistas y periodistas exigieron el jueves la "inmediata puesta en libertad" de Julian Assange "por razones humanitarias y de cumplimiento de los principios de un Estado de derecho", al tiempo que subrayaron la necesidad de preservar la libertad de prensa.

En una rueda de prensa en Berlín, el impulsor de esta iniciativa, el periodista de investigación encubierta Günter Walraff, afirmó que el fundador de WikiLeaks "no puede esperar un juicio en Estados Unidos ni un proceso de extradición en Reino Unido acordes con un Estado de derecho".

Assange está siendo obstaculizado en los preparativos de su defensa. Además, el relator especial de Naciones Unidas Nils Melzer había confirmado que el periodista australiano mostraba signos de haber sido sometido a tortura psicológica.

El exministro de Exteriores alemán Sigmar Gabriel declaró que según sus parámetros Reino Unido y Estados Unidos son Estados de derecho, pero que "por razones políticas" en este caso "aparentemente no hay garantías de un proceso" que respete los principios elementales.

En este sentido, no se trata de si Assange incurrió en un delito, sino de que "en las actuales condiciones no puede hacer uso de los derechos elementales de todo acusado", es decir, "no puede preparar físicamente y mentalmente y con ayuda de sus abogados una defensa adecuada" y para ello, "debe ser puesto en libertad".

Por otra parte, Walraff señaló que el objetivo es hacer entender a la gente que no se está hablando solo de la defensa del propio Assange, sino "también de la defensa de la libertad de opinión y de prensa y, en consecuencia, también de la democracia misma".

Debemos advertir de que "si por destapar crímenes de Estado, periodistas, denunciantes y medios tienen que temer en un futuro la persecución, la encarcelación o incluso por su vida, el cuarto poder está más que en peligro".

Entre los firmantes del llamamiento a la liberación de Assange se encuentran diez exministros, -entre ellos tres de Justicia, representantes de partidos políticos, escritores como Elfride Jelinek, Eva Menasse y Eugen Ruge, y periodistas, así como cuatro organizaciones.

Assange se encuentra a la espera del resultado del juicio de extradición a Estados Unidos en una prisión de alta seguridad londinense, donde permanece encarcelado desde abril pasado, después de ser sacado por la policía británica de la embajada de Ecuador donde había recibido asilo durante siete años.

Indiferencia frente a la muerte inducida

La historia de una muerte anunciada e inducida comienza cuando en 2010 WikiLeaks publica documentos sobre la guerra de Irak, incluido un video, que se ha vuelto viral a nivel internacional; "Asesinato colateral", el que muestra el ataque aéreo del 12 de julio de 2007 en Bagdad. Cómo un helicóptero yanky Apache abrió fuego contra un grupo de civiles, incluidos dos reporteros de Reuters. Al menos 18 personas murieron durante esta redada. Julian Assange se convirtió, ese día, en el objetivo, el enemigo público número 1 de los Estados Unidos. Este ha sido el pistoletazo que ha dado inicio a una cacería humana, apoyada por varios paises cipayos de los EEUU.

Sin entrar en los misterios de la ley británica, el caso Assange plantea una cuestión fundamental del derecho internacional. Assange es ciudadano australiano, no ciudadano estadounidense. No cometió ningún delito en aquél país. Filtró información confidencial pero la transmitió a otros (Chelsea Manning fue su confidente) y bajo ningún punto de vista la ha robado. Desde un punto de vista periodístico, más precisamente desde el periodismo de investigación (rama cuasi en extinción), todos los periodistas hacemos esto, con información generalmente menos importante, pero el principio es el mismo. Sino, el caso Watergate no hubiese acontecido. En la propia prensa yanky, se habla constantemente de información proveniente de "fuentes oficiales no identificadas".

Si Assange va a ser extraditado al "país de las libertades" y encarcelado por el resto de su vida, significa que, en principio, todos los países que espían a los yankys deberían entregarles a sus espías, así como a todos los periodistas que publican información al respecto. Información obtenida por "medios ilegales". Pero cuando esta misma situación se produce a la inversa, es decir, desde las Agencias de Inteligencias yankys, desde la propia Defensa americana, ¿qué tribunales internacionales actúan para extraditar? 

Si el Gobierno de Estados Unidos puede procesar a Julian Assange por publicar documentos clasificados, despejará el camino para que los Gobiernos enjuicien a periodistas en cualquier parte del mundo, lo cual sentaría un peligroso precedente para la libertad de prensa a nivel mundial. Acusar de espionaje a quienes publican materiales proporcionados por filtradores es también una novedad que debería encender las alarmas de todos los periodistas y medios de comunicación. En una democracia, deben poder revelar crímenes de guerra y casos de tortura y abuso sin tener que ir a la cárcel. Ese es, precisamente, el papel de la prensa en una democracia.

En este sentido, los documentos filtrados por Wikileaks "demostraron que el Gobierno de Estados Unidos había engañado a la opinión pública sobre sus actividades en Afganistán e Irak y había cometido crímenes de guerra" y fueron difundidos en asociación con "un gran número de medios de comunicación de todo el mundo". Este es el punto en donde se sitúa el núcleo del principio de la libertad de expresión.

Si bien Estados Unidos no es un defensor de la soberanía nacional de otros países además del suyo, aquí hemos alcanzado una etapa extraordinaria y la falta de reacción de los gobiernos aliados de Estados Unidos, principalmente británicos y australianos, ilustra el grado extremo de sumisión.

Mientras Estados Unidos espera agazapado la extradición por "piratería", Julian Assange se está muriendo ante la indiferencia de muchos. Ha perdido casi 11 kilos desde el comienzo de su confinamiento. Apenas encontramos palabras para describir la inusitada barbarie a la que es sometido, y marcada por un envejecimiento prematuro, como efecto colateral. Estamos llegando al punto límite de un asesinato inducido.

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