Los grandes personajes de la Historia

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28: Charles Darwin » El Origen de las especies y sus consecuencias

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El Origen de las especies y sus consecuencias

Darwin era consciente de que la publicación de sus tesis evolucionistas no iba a dejar indiferente a nadie, pero su inquietud como científico le empujaba a hacerlo. Así, el 24 de noviembre de 1859 salieron a la venta los primeros mil doscientos cincuenta ejemplares de su obra El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la existencia, y ese mismo día se agotaron. Lo mismo sucedería con la segunda y tercera edición de 1860 y 1861. Un terremoto científico sacudía toda Europa. La obra describía la teoría de la selección natural, refutaba las posibles objeciones que se le podrían plantear y defendía la evolución frente a las tradicionales explicaciones creacionistas. Al desprenderse de toda explicación religiosa Darwin daba un salto en el vacío y abría la puerta de la biología moderna. Nada tiene de raro que El origen de las especies diese pie a todo tipo de controversias. Las ideas de Darwin fueron criticadas hasta la saciedad y ridiculizadas en todo tipo de escritos y caricaturas. Bajar al hombre del pedestal bíblico de la Creación para convertirle en un animal más que había evolucionado a partir de especies comunes con los primates no podía ser una tarea fácil. Especialmente sonado fue el debate que tuvo lugar en Oxford en 1860 entre el arzobispo anglicano Wilberforce y T. H. Huxley, seguidor de Darwin; a la pregunta hecha por el primero de si el hombre descendía del mono por vía paterna o materna, el segundo contestó: «Si tuviese que escoger, preferiría descender de un humilde mono y no de un hombre que emplea sus conocimientos y su elocuencia en tergiversar las teorías de aquellos que han consumido sus vidas en la búsqueda de la verdad».

A pesar de todas las críticas y del inicial clima de rechazo de su obra, Darwin continuó trabajando en la misma línea y así en 1868 publicó su libro sobre Las variaciones de animales y plantas en estado de domesticación y en 1871 se atrevió a publicar otro en que de forma detallada aplicaba sus tesis evolucionistas al caso concreto del hombre, La descendencia del hombre y la selección con relación al sexo. Sin embargo, cuando esta última obra vio la luz no fue recibida como lo había sido su Origen de las especies. En algo menos de dos décadas el clima social y científico se había modificado. Las tesis de Darwin con su cuidada demostración habían empezado a ser aceptadas por muchos científicos de la época tanto dentro como fuera de Inglaterra. Sus ideas continuaban causando incomodidad en los estratos más conservadores de la sociedad pero de forma progresiva fueron calando en el resto. Los hallazgos fósiles venían a corroborar sus propuestas y el asombrado mundo de la ciencia comenzaba a darse cuenta de que las aportaciones de Darwin habrían de marcar un antes y un después en la Historia.

Las voces que se alzaban para criticar duramente a Darwin continuaron haciéndolo durante mucho tiempo aún. Llegaron a formarse incluso organizaciones científicas de carácter religioso en las que se pretendía combatir las afirmaciones de Darwin y demostrar que la verdadera ciencia no tenía por qué entrar en conflicto con las creencias cristianas. Pero los planteamientos de Darwin parecían alimentarse de una fuerza imparable, la que en buena medida les insuflaba su autor, que no dejó de publicar profundizando en ellos hasta su muerte. Cuando ésta acaeció el 19 de abril de 1882, su apenada esposa no podía llegar a creer que el gobierno inglés solicitase su permiso para enterrar a Darwin junto con las grandes glorias nacionales en la abadía de Westminster. Su tumba se ubicó junto a la de Isaac Newton. El reconocimiento que le ofrecía la sociedad de su tiempo no podía ser mayor.

La obra de Darwin constituye uno de los legados más importantes para la historia de la ciencia. Con su teoría de la evolución de las especies naturales puso las bases de la biología moderna y consagró la secularización del pensamiento científico. Pero más allá de eso Darwin consiguió que los hombres cambiasen la percepción que habían tenido sobre sí mismos durante siglos. La inclusión del ser humano en la naturaleza como un elemento más sujeto a sus variaciones habría de traer consigo importantísimos cambios en la antropología y la filosofía. Nuestras ideas actuales sobre la historia de la humanidad se elevan sobre la obra de un hombre cuya fascinación por todo aquello que le rodeaba fue tan grande como su deseo de encontrar una explicación racional a lo que veía. Difícilmente una vida puede ser más provechosa.

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