Las mejores anécdotas del Real Madrid

Las mejores anécdotas del Real Madrid


LA CAMISETA DE KAHN, PARA CASILLAS

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LA CAMISETA DE KAHN, PARA CASILLAS

Oliver Kahn ha sido uno de los más grandes porteros del fútbol alemán. Sin embargo, su buena fama bajo el marco no se correspondía con sus modales fuera del terreno de juego. De carácter irascible y pose permanentemente agresiva, el cancerbero del Bayern de Múnich protagonizó una anécdota con Iker Casillas que comenzó de forma desagradable pero concluyó con final feliz. Tras una eliminatoria de Champions en el Santiago Bernabéu en la que el Real Madrid eliminó al conjunto alemán, Iker le pidió en el centro del campo a su colega intercambiar las camisetas, una práctica corriente en numerosos partidos. Pero Casillas se encontró con la inesperada negativa de Kahn, que rehusó de muy malos modos darle su elástica. Casillas, perplejo, criticó en la sala de prensa la actitud del alemán. Más tarde, y tras recapacitar en frío, Kahn se percató de su error y lo corrigió enviándole a Iker su camiseta e invitándole a pasar con él un día en Múnich, algo que agradeció el portero del Real Madrid.

EL MADRID JUEGA POR PRIMERA VEZ EN UN CAMPO DE HIERBA

El Madrid tuvo que abandonar el campo de O'Donnell porque su propietario, Luis García Camisón, se propuso construir viviendas en ese terreno y porque debido al crecimiento meteórico de la afición por el fútbol se había quedado pequeño. El 11 de marzo de 1923, a las tres y media de la tarde, el equipo blanco jugaba su último partido en aquel arenoso rectángulo. Empató a dos con el Racing de Chamberí en la última jornada del Campeonato Regional.

El presidente, Pedro Parages, se dirigió a los Soria, propietarios de la Compañía Madrileña de Urbanización, familiares de Arturo Soria y Maza, ingeniero y urbanista español que adquirió una gran fama por su concepción de la Ciudad Lineal madrileña. Las negociaciones fructificaron y el Real Madrid jugaría provisionalmente en el Velódromo de la Lineal en condición de alquilado. En un mes, bajo la supervisión del arquitecto José María Castell, jugador del Madrid, el velódromo se adaptó para la práctica del fútbol.

Las medidas del terreno de juego eran de 108 metros de largo por 68 de ancho, tenía un cuidado césped y un aforo para 8.000 espectadores. El Real Madrid, por primera vez, iba a jugar en un terreno de hierba.

EN EL NUEVO CAMPO, FÚTBOL, CARRERAS DE MOTOS Y BICICLETAS

La apertura del nuevo estadio se calificó de majestuosa y tuvo gran resonancia dentro y fuera de Madrid. La revista Gran Vida, en abril de 1923, destacaba con una amplia información la inauguración del campo de la Ciudad Lineal. En síntesis decía:

El día 29 de abril de 1923 quedará marcado en los anales del deporte madrileño como fecha memorable que recordará a los buenos aficionados al deporte la inauguración del primer campo de fútbol digno por su amplitud y sus excelentes condiciones y del desarrollo que ha logrado en la capital de España este varonil deporte.

[…]. En el centro del antiguo velódromo se ha establecido el campo de fútbol de amplias dimensiones, por lo que queda en condiciones de celebrar carreras de motos y bicicletas. La entrada principal dispone de gradas construidas sólidamente, donde pueden presenciar la fiesta cómodamente los buenos aficionados, que aguantaban de pie en el antiguo campo las inclemencias del tiempo.

En el lado opuesto se ha colocado la tribuna de preferencia que el club tenía en el campo de la calle de Narváez y se han construido sólidas tribunas para la familia real, la prensa, y algunos palcos. La caseta de los jugadores, también de nueva construcción, reúne unas condiciones inmejorables.

Para celebrar la inauguración la junta Directiva del Real Madrid organizó un banquete en el soberbio restaurante de la Ciudad Lineal, sentando a la mesa a los notables jugadores que luego inauguraron el campo y a la representación de la prensa y la Federación.

DON JUAN DE BORBÓN: «QUE GANE EL MEJOR, PERO QUE SEA EL MADRID»

En el espacio dedicado al partido, Gran Vida hacía, entre otros, estos comentarios:

A las cuatro de la tarde el nuevo campo ofrecía un hermoso golpe de vista. Más de 4.000 personas esperaban el momento de dar comienzo el partido y exteriorizaban con animadas charlas la alegría que experimentaban ante la realidad por tantos años acariciada. Un día primaveral de ambiente cálido y sol deslumbrador daba mayor realce a la fiesta, que comenzó alineándose el equipo del Real Madrid frente al del Real Unión de Irún. El infante don Juan, que con sus augustos hermanos ocupaba la tribuna regia, bajó al campo acompañado por don Pedro Parages y dio la salida al balón, recibiendo una cariñosa ovación del público.

[…]. A los pocos minutos Bernabéu hizo un pase magistral que recogió Úbeda, marcando el primer goal, y el propio Úbeda tuvo la fortuna de apuntar un nuevo goal antes del descanso. En el segundo tiempo decayó bastante el equipo madrileño y aunque dominaron los irundarras, tuvieron poca fortuna para chutar, desaprovechando ocasiones magníficas, y el partido terminó con la victoria del Madrid por 2-0.

En este partido, cuenta la leyenda, el infante Juan de Borbón y Battenberg, padre del rey Juan Carlos y conde de Barcelona desde 1977, no paró de animar al Madrid durante todo el encuentro. El infante tenía diez años y en el palco regio apenas daban importancia a la pasión que ponía el honorable niño en defensa del equipo blanco. Salvo el conde de Grove, que se encontraba junto a él y quien, en un momento del partido, le dijo: «Alteza, todos somos españoles. Que gane el mejor». Don Juan le respondió: «De acuerdo, tiene usted razón: que gane el mejor, pero que sea el Madrid».

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