Las mejores anécdotas del Real Madrid

Las mejores anécdotas del Real Madrid


«CON UN CLAVO EN LAS BOTAS JUEGO MEJOR»

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«CON UN CLAVO EN LAS BOTAS JUEGO MEJOR»

Los hermanos Alsúa (Antonio y Rafael) jugaron en el Madrid en la década de 1940. En aquella época las botas de los jugadores llevaban unos tacos sujetos a la suela con tres clavos.

Horas antes de los partidos, Pedro Llorente, «Peris», por aquel entonces encargado del material deportivo del equipo, repasaba el calzado y la indumentaria de los jugadores. En un encuentro que el Madrid jugó en tierras norteñas, Peris com probó que en una de las botas de Rafael Alsúa sobresalía la punta de uno de los clavos de los tacos, lo que supondría dañarle la planta del pie cuando se la pusiera, sobre todo durante el partido. Sin dudarlo, remachó el clavo. Lo que no esperaba el servicial Peris era la reprimenda que le echó el jugador al terminar el primer tiempo.

Alsúa, nada más entrar al vestuario, gritó: «¡Quién ha tocado mis botas!». Pedro Llorente, algo perplejo, le comentó que había sido él y le explicó los motivos. Alsúa, aún alterado, le dijo: «¡Que sea la última vez que me arreglas las botas! ¡Que sepas que me gusta que sobresalga un poco algún clavo porque, al sentir el dolor en el pie, juego mejor, con más fuerza y velocidad».

Rafael Alsúa, según aseguró el propio Peris, concluía los partidos con las medias manchadas de sangre.

«PAPÁ, TRANQUILÍZATE, QUE AÚN NO HE HECHO LA PRUEBA»

El hecho ocurrió en la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid. Llegó un coche que tuvo que parar en la entrada, al estar bajada la valla de una de las puertas del recinto deportivo. El vigilante se acercó al conductor y le preguntó qué deseaba. La respuesta no se hizo esperar: «Vengo con mi hijo, de ocho años, al que el club ha comunicado por carta que se presente en la Ciudad Deportiva para hacer una prueba y entrar en las categorías inferiores del Madrid».

Tras escucharle, el conserje le dijo: «De acuerdo, caballero, pero aparque usted donde pueda, porque el vehículo no está autorizado para entrar en la Ciudad Deportiva». El padre del niño, con énfasis, le contestó: «¡Pero qué dice usted, hombre! ¿Cómo no van a poder aparcar los coches de los futbolistas dentro del recinto madridista?». El jovencito le dijo entonces a su progenitor: «Papá, tranquilízate, que aún no he hecho la prueba».

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