Las mejores anécdotas del Real Madrid

Las mejores anécdotas del Real Madrid


«ELE PESA LA LAVADORA?»

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«ELE PESA LA LAVADORA?»

En el año 1982 se produjo una enorme convulsión en el madridismo, y por ende en todo el fútbol español, con la aparición de una firma publicitaria en la camiseta del Real Madrid. La elástica, que había mostrado siempre un blanco impoluto, servía ahora, por mor de los nuevos tiempos, como soporte publicitario. Aquella irrupción provocó ciertos disgustos y bastantes debates, todos ellos zanjados ante las poderosas razones de «Don Dinero».

En este sentido el club también fue pionero, ya que poco a poco todos los clubes fueron entendiendo que la publicidad era una forma cómoda y fructífera de conseguir ingresos. La primera firma comercial que estampó su nombre en la camiseta blanca fue Zanussi, una marca de electrodomésticos que los futbolistas del Real Madrid empezaron a publicitar en cada parti do. Durante uno de los primeros encuentros en que los blancos jugaban luciendo sponsor, y cuando aún estaba en boca de todos la novedosa iniciativa, Di Stéfano salió del banquillo para reprender a Juanito porque no había corrido lo suficiente en una jugada. Con su retranca habitual, La Saeta le dijo: «¿Qué pasa? ¿Le pesa la lavadora?».

SIETE FIRMAS EN EL ESCAPARATE BLANCO

Desde aquel año 1982 en que se implantó la primera serigrafía comercial en la camiseta del Real Madrid, un total de siete firmas comerciales han pagado para publicitar su nombre en el pecho de los futbolistas blancos. La primera fue Zanussi, que estuvo sólo una temporada. A la firma de electrodomésticos le sucedió la empresa Parmalat, que estuvo asociada al club durante dos campañas. Le siguieron, durante un año cada una, Reny Picot y Otaysa. Tras ellos llegó Teka, que se mantuvo durante ocho temporadas como patrocinador. La siguiente empresa en contratar aquel singular y exitoso espacio publicitario fue Siemens, que permaneció en el escaparate como Siemens Mobile, BenQ Siemens y Siemens a secas. Finalmente dejaron paso al actual sponsor la casa de apuestas Bwin.

«NICOLAS CAGE» EN EL PALCO DEL BERNABÉU

Una de las anécdotas más sorprendentes de los últimos tiempos tuvo como escenario el solemne palco del Santiago Bernabéu durante la disputa de un partido de Champions League entre el Real Madrid y la Roma, en marzo de 2008. Un famoso cómico italiano llamado Paolo Calabresi, que presentaba un programa en una televisión privada del país transalpino, se hizo pasar por el famoso actor, ganador de un Oscar por Leaving Las Vegas, y logró ver cómodamente el partido en el palco. La historia comenzó cuando una supuesta secretaria de Cage llamó a las oficinas del club y explicó que el actor iba a pasar unos días en Madrid promocionando su próxima película. Como su estancia coincidía con el partido de Champions, Cage solicitaba poder disfrutar del encuentro. El club accedió encantado a la petición. Enviaron un coche a recogerle (con el mismo conductor que solía llevar a Beckham) y le instalaron en el palco. En el descanso del partido, Ramón Calderón le regaló una camiseta del Real Madrid con su nombre serigrafiado a la espalda, le pidió que firmara otra para el museo del club y le hizo entrega de un carné de socio de honor. El falso Cage, recreándose en su actuación, accedió a fotografiarse con algunos directivos y con varios invitados del palco.

Al término del encuentro, en el que el Real Madrid resultó eliminado de la Champions, Calabresi estiró su broma un poco más y pidió bajar a conocer los vestuarios. Deseo también concedido. Una vez allí, el impostor logró engañar a Robinho, quien le regaló su camiseta y se fotografió con él. Instantes después atravesó el pasillo de los vestuarios Totti, jugador de la Roma que conocía a Calabresi de verlo por televisión y porque ya había realizado ese mismo episodio del falso Nicolas Cage durante un Milán-Roma, le espetó: «¿Otra vez aquí?». Aunque Calabresi le guiñó un ojo solicitando complicidad, su presencia en los vestuarios llegó a oídos de la plantilla romanista, que en ese momento celebraba la clasificación, y la broma corrió ya como la pólvora por todo el estadio. Al enterarse de la farsa, Ramón Calderón intentó justificarse diciendo que se había dado cuenta desde el primer momento, pero lo cierto es que habían picado todos sin discusión. El propio Calabresi comentaba al día siguiente, mientras saboreaba su exitosa peripecia, que «todo el mundo ha sido muy amable conmigo».Y con cierta sorna remataba: «Nunca me habían hecho tantos regalos en un palco».

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