Las mejores anécdotas del Real Madrid

Las mejores anécdotas del Real Madrid


«O VUELVEN AL CAMPO O LOS EMPAQUETO»

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«O VUELVEN AL CAMPO O LOS EMPAQUETO»

A finales de junio de 1952 el Madrid había programado una gira por Sudamérica. En el primer partido de la excursión se enfrentó al Millonarios de Bogotá, equipo en el que jugaba Di Stéfano antes de fichar por el Real Madrid.

En uno de los lances del encuentro el madridista Pahíño y Di Stéfano se enzarzaron y el árbitro expulsó a los dos jugadores. Casi no habían llegado a los vestuarios cuando se presentaron dos policías y, tras ser requeridos por los agentes, les dijeron: «O vuelven ustedes al campo o ahora mismo los empaquetamos».

Di Stéfano y Pahíño, que al año siguiente serían compañeros en el Madrid, se miraron atónitos y sin mediar palabra regresaron al terreno de juego. «En aquellos tiempos imperaba la dictadura en Colombia. La verdad es que al ver a los dos policías portando cada uno su correspondiente metralleta, Di Stéfano y yo nos acojonamos y volvimos al terreno de juego ante el estupor del árbitro», recordó el legendario Pahíño.

«¡ESTE TÍO ES UN PETARDO!»

En 1993 Ramón Mendoza se desplazó a Sao Paulo (Brasil) con el objetivo de fichar a Cafú, el gran lateral derecho que llegó a ser capitán de la selección brasileña. Las negociaciones no culminaron y el entonces presidente del Madrid contrató a Vitor, que era reserva de Cafú. Al regresar de Sao Paulo, un directivo le dijo: «Presi, te has traído al suplente», a lo que Mendoza respondió: «Este chico tiene una gran proyección deportiva. Te lo digo yo, que entiendo bastante de fútbol».

En la primera jornada de la Liga 1993-1994 Vitor debutó en el Real Madrid frente a Osasuna en el estadio Bernabéu. El brasileño tuvo un estreno tan decepcionante que, al finalizar el partido, Ramón Mendoza afirmó: «¡Este tío es un petardo! ¡En qué hora le he fichado!».

EL HISTÓRICO PASILLO DEL BARCA EN EL BERNABÉU

Ya se sabe que los duelos Madrid-Barca tienen un componente extrafutbolístico que muchas veces supera lo que ocurre sobre el terreno de juego. La rivalidad deportiva extrema entre ambos clubes, acentuada en las últimas décadas de manera exponencial (antiguamente el derby con más sabor era el jugado frente al Atlético de Madrid), provoca una sobrecarga de pasión y tensión en todos los enfrentamientos entre blancos y azulgranas. Cualquier mínimo detalle se pondera hasta la exageración en esos partidos. Periódicos, radios y televisiones colman sus contenidos con toneladas de información sobre el clásico. Los aficionados llenan horas de debate hablando de un partido que suele paralizar a media España.

Sin embargo, pocas veces se da un hecho tan simbólico como el que aconteció el 7 de mayo de 2008, cuando el Bar celona le hizo el pasillo de campeón al Real Madrid, que acababa de proclamarse campeón de Liga en el anterior encuentro en Pamplona.Ya desde muchas semanas atrás se venía rumoreando con la morbosa posibilidad de que se produjera este desenlace y que la visita de los de Rijkaard coincidiera con el título matemático, lo que obligaría a los culés -en buena lid- a escenificar este simbólico gesto del pasillo que evidenciaría dolorosamente para ellos- la supremacía madridista. Al final las circunstancias se produjeron de la forma soñada por los más acérrimos madridistas: el Barca tenía que hacer pasillo en el Santiago Bernabéu.

A partir de ahí, se generaron numerosos y tumultuosos debates. Muchos barcelonistas abogaban por no cumplir con la tradición y no tener que soportar semejante «tortura futbolística. También sobrevoló la opción de que los azulgrana hicieran el pasillo con una camiseta blanca en apoyo a Milito, recién lesionado, para mitigar un poco el golpe de la fotografía que al día siguiente daría la vuelta al mundo. Las dudas sobre la posibilidad de si se haría y cómo se haría el homenaje al campeón perduraron hasta minutos antes del choque. Por último fue Joan Laporta quien zanjó de un plumazo cualquier opción de boicot. El presidente del Barcelona bajó al vestuario y les dijo a sus jugadores: «Tened la dignidad que os ha faltado en la Liga. Haced un pasillo como Dios manda».Y así fue. Los jugadores del Barca, vestidos con sus colores azulgranas, aguardaron la salida de los blancos en dos filas perfectamente ordenadas y aplaudieron con exquisita deportividad al campeón.

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