Las mejores anécdotas del Real Madrid

Las mejores anécdotas del Real Madrid


ROBERTO CARLOS Y LOS PENDIENTES

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ROBERTO CARLOS Y LOS PENDIENTES

Llegó al Real Madrid procedente del Inter de Milán, donde la suerte le fue esquiva, pero el lateral brasileño Roberto Carlos da Silva fue idolatrado por la masa social madridista en las once temporadas (1996-2007) que jugó en el equipo blanco. La velocidad supersónica por la banda izquierda, la fina calidad técni ca, la contundente pegada, la alegría, el desenfado y su ausencia de gestos de divo fueron suficientes virtudes para que conectara con la grada de Chamartín.

Horas antes del día de su presentación como jugador del Madrid Roberto Carlos tuvo que pasar los trámites establecidos por el club: el reconocimiento médico y hacerse unas fotografías de carné para el pasaporte y las fichas, respectivamente, del Madrid y de la Federación Española.

Cuando Roberto Carlos posó para la instantánea un empleado de la entidad se dio cuenta de que el brasileño llevaba un pendiente en cada oreja y le dijo: «Por favor, quítese los pendientes. No puede salir en las fotos con ellos». El jugador accedió a la petición con sencillez y una sonrisa, se quitó los aretes y, finalizada la sesión fotográfica, se los volvió a poner.

«¡TIENE TELA! LAS DIETAS DEL MADRID SON MÁS ALTAS QUE LAS PRIMAS DEL BETIS»

Rafael Gordillo nació en el pueblo extremeño de Almendralejo, pero a los pocos días de venir al mundo sus padres se trasladaron a Sevilla. En la Ciudad de la Giralda, en las categorías inferiores del Betis, se crio futbolísticamente. Con el paso del tiempo llegó a estar considerado como un patrimonio del club verdiblanco, lo que supuso que el Real Madrid no pudiera ficharlo en su primer intento, a principios de los años ochenta. Sería en 1985 cuando Rafael Gordillo pasó a formar parte de la plantilla madridista.

En el Departamento de Fútbol se controlaba todo lo relacionado con la cantera y la plantilla profesional. Entre otras cuestiones, se preparaban las dietas que tenían establecidas los jugadores del primer equipo en los viajes. Cuando Gordillo se acercó al club y jesús García le entregó un sobre en el que iba el dinero de su primera dieta, al abrirlo y ver Gordillo la cantidad exclamó: «¡Tiene tela! Las dietas del Madrid son más altas que las primas del Betis».

«EN CADA GOL QUE MARQUES GRITARÉ: "¡VIVA ESPAÑA!"»

Había logrado el Madrid en 1917, frente al Arenas de Guecho en el campo catalán de La Industria, su quinta Copa de España. El vigente campeón confiaba en revalidar el título al año siguiente ante el Real Unión de Irún, el otro finalista. Momentos antes del encuentro, que se jugó en el campo de O'Donnell rojiblanco, el 12 de mayo de 1918, Santiago Bernabéu se dirigió a Manuel Posada, compañero de fatigas y amigo, y le dijo: «Este partido, Manolo, lo vamos a ganar». «Bueno, bueno, Santiago. No hay que fiarse de los iruneses», le respondió Posada. «Es más -añadió Bernabéu-, en cada gol que marques gritaré: "¡Viva España!"».

El vaticinio del capitán del equipo no se cumplió. Posada no marcó ningún gol y Bernabéu se quedó sin poder gritar la frase que le ilusionaba escucharan los aficionados. El Real Unión ganó por 2-0, los 2 tantos conseguidos por Lejarreta.

EL COLEGIADO PARÓ EL PARTIDO, SE PUSO UNA GABARDINA Y SIGUIÓ ARBITRANDO

En la temporada 1922-1923, en la primera jornada del otoñal 15 de octubre de 1922, durante el encuentro entre el Athletic Club y el Real Madrid, ocurrió un hecho que un cronista de la época así describió:

«El Madrid jugó su primer partido de la temporada contra el "eterno rival". Se celebró en el campo de los rojiblancos y, a la media hora de comenzar, descargó una tromba de agua que puso el terreno de juego como una hermosa piscina. Hubo un penalti para cada bando, y el primer tiempo terminó con 1-0 a favor de los blancos después de que Quesada transformara la máxima pena.

»De la segunda parte merece especial recuerdo el formidable goal del Madrid: un centro de Del Campo y un remate de Posada, tal como le venía la pelota, que fue imparable. Luego cayó un pequeño diluvio. Manzanedo hizo un penalti que el Athletic aprovechó para marcar su único goal, que lo hizo Pololo. Y… ¡caso extraordinario! El árbitro, señor Montero, suspendió un instante el partido en vista del agua que caía. ¿Para qué supondrán los lectores? Pues para ponerse una gabardina y… continuar el partido con los jugadores chorreando.

»En fin, el partido concluyó con los miles de espectadores calados hasta los huesos y el modesto triunfo del Madrid».

ANELKA, UN DELANTERO ENGANCHADO A SU GRAN AMIGA: LA PLAYSTATION

Eran las diez y media de la noche del 4 de agosto de 1999 cuando se desató la locura en el aeropuerto de Barajas. Acababa de aterrizar el francés Nicolás Anelka, que llegaba procedente del Arsenal y que se convirtió, hasta aquel día, en el jugador más caro en la historia del club. El fichaje le costó al Madrid 5.540 millones de pesetas, a pagar en siete plazos a la entidad inglesa.

Lorenzo Sanz, presidente del Madrid, fue a recibirle y, tras ser rodeado de decenas de periodistas, dijo: «Pagar más de 5.000 millones de pesetas por Anelka es la locura más grande que ha hecho el Real Madrid, pero es una locura encantadora». Sin embargo, la fascinación de Sanz por el futbolista galo acabó en fracaso.

Anelka era un delantero de gran zancada, que sabía aprovechar los espacios, moverse sin balón y de potente disparo, pero su compleja personalidad, tímido por naturaleza, que le llevaba a sentirse perseguido e incomprendido, fue la principal causa de su paso fugaz por el Madrid. En la única temporada que perteneció a la entidad (1999-2000),Anelka vestía como si fuera una estrella del pop, movimiento musical que la apasionaba. Normalmente llevaba un gorro en la cabeza al acudir a los entrenamientos e incluso cuando viajaba con el traje oficial del club.

Nicolás Anelka no sólo era un tipo muy especial, sino que no se adaptó a la vida de Madrid. Como aislado del mundo, sólo tenían acceso a su vida privada su hermano Didier y su primo Jean. En su casa se pasaba horas y horas, y a veces largas noches, enganchado a su gran amiga: la PlayStation, que también le acompañaba en sus desplazamientos con el equipo.

«LE HE RECORDADO SUS OBLIGACIONES Y QUE EL MADRID NO ES UN COLEGIO»

El comportamiento de Anelka colmó el vaso de la paciencia del presidente, Lorenzo Sanz, y del entrenador,Vicente del Bosque. Su introvertido carácter con los compañeros de la plantilla o el negarse a asistir a la cena de gala con motivo de la visita de Jacques Chirac, presidente de la República Francesa (a la que finalmente acudió tras imponérselo Sanz) conllevó que Del Bosque, un hombre cortés y tranquilo donde los haya, dijera públicamente: «A Nicolás Anelka le he llamado a mi vestuario y le he recordado sus obligaciones como jugador profesional del primer equipo. Le he dicho, entre otras cosas, que esto no es un colegio y que él, como figura en su contrato, se debe al Real Madrid».

El mismo día que el técnico hacía estas declaraciones, el presidente manifestaba: «Yo creo que Anelka no anda muy bien de la cabeza y tenemos que conseguir entre todos que la tenga bien. Si continúa con comportamientos que incluso dañan la imagen del club no cobrará ni un duro de su contrato».

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