Las mejores anécdotas del Real Madrid

Las mejores anécdotas del Real Madrid


«¡POR FIN DEJAREMOS DE DARNOS SOPAPOS!»

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«¡POR FIN DEJAREMOS DE DARNOS SOPAPOS!»

El guardameta menorquín Juan Bagur llegó al Madrid en 1959 procedente de la Real Sociedad. El primer día que se reunió con sus nuevos compañeros en el vestuario, Marquitos le dijo: «Chaval, piensa que te ha tocado la lotería». Sin embargo, lo que a Bagur le preocupaba eran los rifirrafes que tuvo con Alfredo di Stéfano en los partidos entre ambos equipos, sobre todo en el desaparecido campo de Atocha.

Tras saludarse en la caseta, Bagur le dijo a Di Stéfano: «¡Por fin dejaremos de darnos sopapos!». A lo que Alfredo le respondió: «Por supuesto, pero te confesaré una cosa: la semana antes de jugar contra la Real no podía conciliar el sueño por la leña que me dabas cuando íbamos a jugar a San Sebastián».

«AHORITA MISMO LA CUELO»

En la temporada 1986-1987 el Bayern Múnich eliminó al Madrid en las semifinales de la Copa de Europa. En la siguiente campaña el sorteo emparejó a los dos equipos en los cuartos de final de la competición europea. El primer partido se jugó en el Estadio Olímpico de la capital bávara. Apenas quedaban dos minutos para concluir el encuentro cuando Hugo Sánchez se disponía a lanzar un libre directo. «Hugo, no tires a puerta. Centra porque nos vamos a ir todos al área y podemos sorprenderlos con un remate de cabeza», le comentó un compañero cuando el mexicano se disponía a colocar el balón. Hugo se olvidó del comentario y con un certero disparo batió a Pfaff, el guardameta germano.

Después de felicitarle, el que le había aconsejado que centrara, le dijo: «Has visto, Hugo, cómo tenía razón. Tenías que tirar a puerta». El mexicano le respondió: «No te hice ni puñetero caso porque me dije: "Ahorita mismo la cuelo"».

«TENGA EN CUENTA QUE EMILIO ES PATRIMONIO DEL CLUB»

El 15 de marzo de 1989 recibió el Madrid al PSV Eindhoven en el estadio Bernabéu. En juego estaba la clasificación para las semifinales de la Copa de Europa. Un fuerte murmullo recorrió las gradas cuando los aficionados se enteraron, a través de la megafonía del estadio, de que Emilio Butragueño no estaba en la alineación titular. El entonces presidente, Ramón Mendoza, pidió explicaciones al entrenador, Leo Beenhakker, para saber los motivos de la suplencia del Buitre, el jugador madridista más idolatrado por aquellos tiempos.

Como la versión del técnico no convenció a Mendoza, éste le dijo: «No estoy de acuerdo con los razonamientos que me ha dado. Además, tenga en cuenta que Emilio es un patrimonio del club». Butragueño salió en el minuto 115, ya que hubo prórroga, para reemplazar a Gordillo.

«MIRO A LOS OJOS DEL RIVALY REZO UN PADRENUESTRO»

En el estadio Comunale de Turín, el 5 de noviembre de 1986, la Juventus y el Madrid se jugaban la continuidad o la despedida en la Copa de Europa. Tras el tiempo reglamentado y la prórroga, la eliminatoria se decidió en los lanzamientos de penalti. Los que tiraron Brío y Manfredonia los paró Buyo, lo que supuso la clasificación del Madrid.

Al terminar el partido, un periodista italiano le preguntó al guardameta gallego el sistema que empleaba para detener tantos penaltis. Buyo, sin titubeos, le aseguró: «Mi sistema es muy sencillo: miro a los ojos del rival y rezo un Padrenuestro».

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