Las mejores anécdotas del Real Madrid

Las mejores anécdotas del Real Madrid


«¡DOCTOR, QUE ES UN OJO DE CRISTAL!»

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«¡DOCTOR, QUE ES UN OJO DE CRISTAL!»

El hecho sucedió hace años en el estadio Bernabéu. En un crudo día de invierno dos vigilantes se calentaban junto a un brasero en un pequeño cuarto del estadio. Uno de ellos parecía que se había quedado dormido, pero luego se comprobó que padecía una intoxicación por las emanaciones del carbón.

El otro vigilante, al verle en aquella situación, se fue en busca de un médico. Entró el doctor en el cuarto, miró uno de los ojos del adormilado y exclamó: «¡Está muerto! ¡Está muerto!». El guarda que había ido a avisar al galeno exclamó: «¡Qué va a estar muerto, doctor, qué va a estar muerto! ¡El ojo que usted ha visto de mi compañero es de cristal!».

«A MI HIJO LE CRECE EL PIE DE UN DÍA PARA OTRO»

A finales de la década de 1960, a primeras horas de una mañana, se presentó en la antigua Ciudad Deportiva un niño de nueve años acompañado por su padre. El chaval iba a hacer una prueba con el propósito de ingresar en la cantera madridista. Antes de entrar a uno de los vestuarios, el padre del jovencito comen tó a uno de los coordinadores de la simiente blanca que el niño no tenía botas de fútbol. «No se preocupe usted, vamos a intentar solucionar el problema», aseguró el coordinador, que mandó a un empleado ir a un almacén donde había material deportivo.

El empleado regresó con unas botas del número 39, al mismo tiempo que afirmaba: «Son las más pequeñas que he encontrado, pero creo que por los pies que le veo al chaval le van a estar grandes». El padre, al escuchar el comentario, dijo: «No se preocupen ustedes. Por favor, no se preocupen… A mi hijo le crece el pie de un día para otro».

«¿VOS CREÉS QUE ESTO ES UN CONCURSO?»

A medida que se acerca un partido, publicar las alineaciones titulares de los equipos que van a contender conlleva una inquietud en las redacciones de los medios de comunicación. A falta de dos días para que el Madrid se enfrentara al Zaragoza en La Romareda, en el encuentro correspondiente a la temporada 1982-1983, un periodista se acercó a Alfredo di Stéfano y, ni corto ni perezoso, le preguntó: «Don Alfredo, ¿me puede adelantar el once inicial que va a presentar el Madrid en el campo aragonés?». Di Stéfano miró con fijeza a los ojos del informador y le contestó con otro interrogante: «¿Vos creés que esto es un concurso y se lleva un premio quien acierte antes la alineación?». El periodista enmudeció.

«¡HOMBRE, DON PEDRO, QUE EN LA PIZARRA HAY DOCE!»

Pedro Escartín, además de árbitro y periodista, fue seleccionador nacional. En esa faceta era tan metódico que a los jugadores les daba por escrito un exhaustivo informe sobre el adversario.

En las vísperas de un partido dibujó la táctica en una pizarra, con un sistema de 4-4-3. En un momento de silencio, antes de proseguir Escartín con su charla e insistiendo en cómo había que jugar ante el rival, Di Stéfano le dijo: «Sus explicaciones son extraordinarias, «¿Pero qué?», preguntó Escartín. «Hombre, don Pedro, que nos está dando la táctica con doce jugadores en la pizarra», apostilló Alfredo.

«¡CÓMO VOY A SER PORTERO SI YO NUNCA HE JUGADO AL FÚTBOL!»

El añorado julio Casabella trabajó en el Real Madrid durante más de cuarenta años. Siendo jefe de Mantenimiento del Estadio y delegado de campo le visitó, durante la década de 1970, un familiar que se había quedado sin trabajo y pensó que su pariente podría colocarle en el club.

Casabella le aseguró que en aquellos momentos la entidad había decidido no contratar a nadie. Visiblemente abatido, el familiar preguntó: «De verdad, julio, ¿no puedes darme trabajo de lo que sea? Sabes que puedo hacer de jardinero, de albañil… y que no te voy a defraudar». «Te podría ofrecer, si el club lo autoriza, colaborar como portero en el estadio los días que el Madrid juegue en casa», le comentó Julio. Casi enfadado, el solicitante del trabajo gritó: «¡Cómo me vas a dar un puesto de portero! ¡Si yo nunca he jugado al fútbol!».

«POR FAVOR, TRANQUILÍCESE: CON VOS NO VA NADA»

En el verano de 1965 en el último partido de la gira que el Madrid hizo por América, el equipo blanco se enfrentó al Independiente de Buenos Aires en Nueva York. En los últimos suspiros del encuentro los jugadores de ambos conjuntos se enzarzaron en una gran pelea. El más perseguido por los argentinos fue el paraguayo Agüero, que ese año debutaba en las filas madridistas.

Cuando la gresca pasó de los insultos a las agresiones, saltó al campo Araquistáin, al que había sustituido Betancort en el descanso. La espigada estatura y la corpulencia del guardameta donostiarra no pasaron inadvertidas para varios jugadores del Independiente. Se pusieron delante de Araquistáin y, con cierta preocupación, no paraban de repetirle: «Por favor, por favor, tranquilícese. Con vos no va nada. De verdad, que con vos no va nada».

«EN EL LIDO SÓLO NOS FALTÓ REZAR EL ROSARIO»

El 13 de junio de 1956, en el Parque de los Príncipes de París, el Madrid conquistó la primera Copa de Europa tras vencer al Stade de Reims por 4-3. Francisco Gento, el jugador más laureado del mundo, rememoró lo que ocurrió un par de horas después del partido:

«Cuando terminamos de cenar nos fuimos todos a celebrar el título europeo al Lido, la famosa sala de fiestas parisina. Santiago Bernabéu y su mujer, doña María, que era una santa, también se vinieron a festejar el primer éxito continental del Real Madrid, pero la fiesta resultó muy santa, muy religiosa. Al entrar al Lido sólo nos faltó rezar el rosario.

»Doña María, como ya era habitual, nos había dado a los jugadores una estampita de santa Teresa de jesús, imagen que siempre llevaba en el bolso. Al dárnosla nos decía: "Santa Teresa es amiga mía y os va a dar mucha suerte".Y la verdad es que nos daba suerte en el campo, pero en el Lido no nos comimos ni una rosca».

«SOY TU ESCLAVO: PÍDEME LO QUE QUIERAS, EXCEPTO UNA LOCALIDAD»

La final de la segunda Copa de Europa tuvo lugar en el estadio Bernabéu, en cuyo escenario el Madrid se proclamó campeón al ganar a la Florentina por 2-0. Los días previos al partido el afán de los aficionados, tanto españoles como italianos, por lograr una entrada desbordó las previsiones del club. Tan inusitada era la demanda que Antonio Mingote, el prestigioso humorista, escritor y académico, publicó una viñeta en el diario ABC en la que aparecía un genio saliendo de la lámpara con esta frase: «Soy tu esclavo: pídeme lo que quieras, excepto una localidad para la final de la Copa de Europa».

«Y EZO QUE NO HA VENÍO DI STÉFANO: ZI VIENE NOS LLENAN EL ZACO»

En el verano de 1955 el Madrid fue invitado a la reinauguración del estadio El Arcángel, donde el equipo blanco se enfrentó al Córdoba. A pesar de la calurosa tarde los dos equipos ofrecieron un sensacional espectáculo de fútbol y goles. Ganó el Madrid por 12-6 con una formación en la que no se alineó Alfredo di Stéfano.

Al finalizar el encuentro, mientras abandonaba el campo junto a un grupo de seguidores cordobeses, un aficionado gritaba con entusiasmo: «¡Y ezo que no ha venío Di Stéfano! ¡Zi viene don Alfreo, nos llenan el zaco de goles!».

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