Las mejores anécdotas del Real Madrid

Las mejores anécdotas del Real Madrid


«CALIENTA TÉ, CHAVAL»

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«CALIENTA TÉ, CHAVAL»

Henning Jensen ingresó en el Madrid en 1976 y causó baja en 1979. A pesar de su clase, el danés no era un futbolista de relieve internacional. Sin embargo, tuvo el honor de lograr el gol número 300 de la historia del Real Madrid en la Copa de Europa. Fue en la primera eliminatoria de la temporada 19781979. El Madrid ganó al Progrés luxemburgués por 5-0 en el estadio Bernabéu y Jensen, autor del primer tanto, consiguió la legendaria marca. Julio Casabella rememoró lo ocurrido con un empleado que trabajaba con él en los vestuarios:

«En un Madrid-Barcelona en el estadio Bernabéu a Jensen le hicieron una entrada que le produjo una herida, en la pierna derecha de unos 15 centímetros. El médico, tras desinfectarla, procedió a suturarle. Mientras el doctor hacía su trabajo, comprobé que Jensen se estaba quedando frío en el vestuario.

»Entonces, a un joven que era ayudante de los utilleros, le dije: "Calienta té, chaval". Al ver que no venía después de casi diez minutos, me fui a buscarle. Me lo encontré en el almacén donde teníamos la ropa de los jugadores, junto al vestuario, pegado a una placa encendida frotándose las manos. "Pero ¿se puede saber qué haces?". Me vio tan enfadado que me respondió: "Como me ha dicho usted `caliéntate', pues le he obedecido para que no me regañe"».

EL CAPOTE DE RAÚL

Muchos futbolistas se han caracterizado por inventar algún tipo de gesto personalísimo y peculiar con el que celebrar los goles o las victorias. Esta moda, relativamente reciente en el fútbol, ha activado la originalidad de los jugadores a la hora de dedicar o brindar dianas o triunfos. Uno de los más prolíficos en este sentido es Raúl González Blanco, que a lo largo de su inmaculada y brillantísima carrera ha inventado numerosas formas exclusivas de celebración. La más singular sin duda es la del capote, que el legendario «7» madridista convirtió en una tradición a la hora de festejar un éxito. La primera vez que Raúl sacó el capote a relucir -la primera vez que tomó la alternativa cabría decirfue en el Ámsterdam Arena, tras conquistar la séptima Copa de Europa. En plena euforia incontenible, Rulo escenificó su pasión por los toros con un capote de verdad en medio del césped. Allí, rodeado por decenas de fotógrafos y jaleado por miles de aficionados, se marcó unos pases al natural que provocaron el delirio en la grada. Con una perfecta imagen torera, bandeó el capote a izquierda y derecha, provocando un rugido ensordecedor en la grada a base de «olés» largamente sostenidos. Esta pintoresca estampa en la «plaza de toros» de Ámsterdam dio la vuelta al mundo y se convirtió a partir de ahí en algo inherente a las celebraciones del conjunto madridista.

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