Las mejores anécdotas del Real Madrid

Las mejores anécdotas del Real Madrid


GASPAR RUBIO SE FUGÓ DEL MADRID

Página 54 de 107

GASPAR RUBIO SE FUGÓ DEL MADRID

Gaspar Rubio Mellá nació en Serra (Valencia). Tras darse a conocer en equipos modestos de su tierra natal, sobre todo en el Levante, en 1929 fichó por el Real Madrid. Sus grandes dotes de goleador, como lo demuestran los 73 tantos que marcó en los setenta y cinco partidos que jugó en el Madrid, así como las 9 dianas que consiguió con la selección española en sólo cuatro encuentros, llevaron a Gaspar Rubio a la cima de los mejores artilleros de la década de 1930. A ese olfato de gol el valenciano unía su habilidad en el regate y su gran sentido de la colocación. Tenía, en una palabra, las condiciones de un crack.

Estas virtudes futbolísticas no eran las mismas que ofrecía Gaspar Rubio en su vida personal. Su temperamento frustró una carrera que podría haber hecho historia. Su carácter voluble le llevaba más veces de las deseables a darse de baja cuando no le apetecía jugar, aunque también es cierto que en reiteradas ocasiones afirmaba que le dolía el astrágalo, hueso del tarso que se articula con la tibia y el peroné. Por eso un periodista de la época le bautizó para siempre como «El Rey del Astrágalo». El 30 de noviembre de 1930, justo dos meses después de ser operado por el doctor Nogueras, el aventurero valenciano, acompañado de dos amigos, emprendió viaje a Cuba desde el puerto de La Coruña sin permiso del Real Madrid.

La huida del ariete madridista causó un gran impacto y fue el principal tema de conversación en bares y oficinas. Al llegar a Cuba, Gaspar Rubio se enroló en el juventud Asturiana. El Madrid denunció al jugador ante la FIFA, que le sancionó con no poder jugar en el equipo cubano. Al recibir la notificación del organismo federativo mundial el fugado se marchó a México, país que no estaba afiliado a la FIFA, por lo que pudo jugar en el España mexicano.

Su aventura terminó a primeros de abril de 1932, cuando llegó a Madrid por vía férrea procedente de Cádiz. El Madrid intentó que Gaspar Rubio retomara una brillante carrera deportiva que parecía desperdiciada, pero los compañeros le dieron la espalda. Tras jugar un partido amistoso contra el Atlético de Madrid el 10 de abril de 1932, Gaspar Rubio criticó en público a sus compañeros Luis Regueiro e Hilario. Las manifestaciones colmaron la paciencia del club y fue traspasado al eterno rival madrileño. En 1939 volvió a jugar con el Madrid en el Campeonato Regional. El carácter inestable del que hacía gala el valenciano, y el hecho de convertirse en un trotamundos, le pasaron factura tanto o más que sus genialidades futbolísticas.

«ME ALEGRO DE PASAR AL MONTÓN DE LOS INADVERTIDOS»

Gaspar Rubio hizo unas declaraciones en el semanario As el 30 de agosto de 1932 de las que entresacamos estos párrafos:

«Cuando regresé de América, con toda el alma abierta a las sanas intenciones, encontré en el seno directivo del Madrid una predisposición análoga a la mía, pero no fue la misma que hallé en mis compañeros. De esto me pude dar cuenta el mismo día que fui presentado. Unos por razones de paisanaje con el desplazado, otros por una rivalidad mal entendida, y los más por envidia que no merezco inspirar. El caso es que mis compañeros me mostraron una fría y sorda hostilidad.

»El día que jugamos contra el Deportivo de La Coruña en Chamartín, 8 de mayo de 1932, en la primera eliminatoria de la Copa de la República, fue indignante. Cogí tal rabieta que casi caigo enfermo. Nadie quería rematar los pases que enviaba a mis compañeros. Fue cuando comprendí que no podía seguir en el Madrid.

»Hoy estoy en el Athletic Club de Madrid. Ya no seré más el "Rey Gaspar" ni "el Rey del Astrágalo". No me importa perder esta realeza, pues ya vemos el fin que van teniendo todas. Antes al contrario, me alegro de pasar al montón de los inadvertidos, de los modestos».

EN 1903 EL MANIFIESTO DE CARLOS PADRÓS CAUSÓ CONMOCIÓN EN TODA ESPAÑA

El creador de los Campeonatos de España de 1902 y 1903, Carlos Padrós, presidente del Madrid entre 1904 y 1908, publicó en la revista Gran Vida, en junio de 1903, un manifiesto que causó una gran conmoción dentro y fuera de la capital de España. La arenga de Padrós, a favor de la práctica del fútbol, decía lo siguiente:

Ya era hora de que empezase a despertar entre la juventud madrileña la afición a algo más que a servir de postes en la calle en competencia con los faroles de alumbrado, estorbando el paso a los transeúntes y dedicándose a «chicolear» a las muchachas con frases las más de las veces de muy dudosa educación.

Lástima daba ver a esa generación de muchachos de complexión enclenque, hastiados de todo antes de llegar a ser hombres, sin ninguna ilusión y distrayéndoles sólo alguna juerguecita en la que, además de comprometer la escasa salud, les rebajaba, dando al traste con su dignidad.

Habituados a no hacer clase alguna de ejercicios fisicos, ha sido preciso que vinieran del extranjero una porción de muchachos educados a la moderna, con deseos de continuar desde su patria un método de vida que en otros países se inculca a la juventud como necesario complemento a la educación, para que aquí se empezasen a conocer y a apreciar las ventajas y alicientes que tienen los equipos corporales. Poco a poco fue aclimatándose esta afición, a pesar de que parientes y amigos de esos muchachos tomaban a broma y chacota todo lo que fuera molestarse, salir de sus viciadas costumbres, trabajar en una palabra.

Afortunadamente, como lo bueno siempre se impone, fue arraigando esa afición por los ejercicios atléticos y se constituyeron en Madrid varias sociedades de football, las que, a pesar del escaso o ningún apoyo del elemento oficial, progresaron mucho en poco tiempo, constituyendo un núcleo de entusiastas propagandistas que hoy se cuentan por miles los que cultivan tan interesante sport.

Todo cuanto se haga es poco para imbuir a la juventud los hábitos de trabajo; hay que alzarla del marasmo en que se hallaba hundida, convenciéndola de que esta inmovilidad nos atrofia, nos inutiliza, nos mata.

Por miles se cuentan en Francia, en Alemania e Inglaterra las sociedades que se dedican a ejercicios atléticos; hay deportes para toda clase de fortunas, edades y condiciones fisicas. Es erróneo afirmar que sólo los ricos pueden dedicarse a ejercicios necesarios a la conservación de la salud.

En España, donde desgraciadamente se trabaja tan poco, pues la mitad de los días del año los hacemos festivos, puede desarrollarse la afición a los ejercicios al aire libre como en ningún país del mundo.Ya que la producción nacional pierde con tanta fiesta un número incalculable de millones, aprovechemos para la salud y regeneración fisica lo que se nos escapa de regeneración económica.

Entre los sports que por su agradabilísimo entretenimiento han tomado carta de naturaleza entre nosotros, merece citarse el FOOTBALL. Reúne todas las condiciones apetecibles y recomendables por el higienista más exagerado. Se juega al aire libre, en pleno campo, aprovechando lo que a torrentes nos prodiga la Naturaleza para fortalecer nuestra salud: aire y luz.

Es interesante este sport porque se lucha con noble emulación por la victoria; sin haber peligro, los muchachos se acostumbran a no temerle; todos los músculos se desarrollan por igual; la inteligencia es un factor que ha de acompañar a la agilidad y fuerza muscular; reúne, en una palabra, cuanto se precisa para que este sport resulte útil y agradable.

Debiera prestarse por quien corresponda una grandísima atención a esta naciente afición y dar premios con mucha frecuencia para animar los concursos, única manera de despertar aún más el entusiasmo entre los jugadores.

Debería formar la junta directiva de estas sociedades gente sensata, si es posible que no jugase, que se ocupara únicamente de la marcha administrativa y financiera, y los padres de los muchachos inscribirse como socios protectores con pequeñísimas cuotas mensuales para, de este modo, sostener unos centros donde saben que se reúnen sus hijos con un fin higiénico.

Gracias a la bondad del duque de Sesto nos han cedido el Hipódromo diferente veces, organizando concursos a los que han acudido jugadores de Bilbao y Barcelona. Contamos ya con el apoyo de S. M. el Rey y los príncipes de Asturias, que han concedido hermosos premios, y de personajes de la aristocracia entre los que se encuentra el marqués de Argüelles. Al Ayuntamiento le corresponde que Madrid tenga un campo donde se practiquen todos los sports.

Firmado:

Ir a la siguiente página

Report Page